Disclaimer

Los personajes no me pertecenen, son propiedad de Joss Whedon, Mutant Enemy, la W.B, UPN y FOX, solo los uso para entretenimiento. No persigo ningún fin comercial.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Humano

Resumen: Spike ahora es humano sin embargo no recuerda nada de su vida anterior. Por suerte tiene a Buffy a su lado para ayudarlo a hacerle frente a los fantasmas de su pasado.
Parejas: Spuffy
Rating: +18
Descarga: Humano.doc
Tamaño: 46 Capítulos + Epílogo + 4 Extras; Total: 43.731 palabras.

HUMANO



CAPITULO 1: “Hagámoslo juntos”

Siento que todo se derrumba a mi alrededor y al mismo tiempo puedo sentir como la vida surge dentro de mi ¿Qué es esto que arde en mi interior? No logro entenderlo así como tampoco consigo entender como he llegado hasta aquí. Por mucho que observe lo que me rodea, nada de esto tiene sentido, ni siquiera ella.
– Spike ¿estás bien?
No sé quién es ni por qué me llama Spike ¿será ese mi nombre?
– Si es una broma no tiene gracia.
La que me habla es una chica rubia que tiene unos preciosos ojos verdes.
– ¿Quién eres?
– ¿Cómo que quién soy? Soy yo, Buffy – me dice.
– ¿Buffy? – repito, la verdad es que no me suena ese nombre, creo que es la primera vez que lo oigo.
– Esto no me gusta nada. Spike ¿qué te sucede? – Intuyo que habla con algo de miedo en su voz.
Ignorando su pregunta, pues ni yo mismo sabría responderle, echo otro vistazo a lo que me rodea intentando que algo de lo que por allí hay me traiga algún recuerdo. Estamos en una bonita casa, casi no está decorada. No tiene muchos muebles pero aún así es bastante acogedora. Me alejo de la chica y me dirijo a la puerta, necesito ver que hay fuera. Dejo reposar mi mano en el pomo y me dispongo a abrirlo, sin embargo por algún motivo que desconozco me lo pienso, es como si tuviera todo el tiempo del mundo para decidirme si girarlo o no, o al menos, esa es la sensación que tengo.
– Spike… – oigo que me llama ella a mi espalda. Tiene una voz muy bonita.
¿Por qué no reacciono? ¿Por qué me cuesta tanto abrir la puerta? Cierro los ojos y lleno de aire mis pulmones como si en vez de necesitar oxígeno necesitara mi dosis diaria de decisión. Cuando ya creo que voy a seguir así eternamente, noto una mano sobre la mía, al abrir los ojos veo que es su mano, me mira y me sonríe. Lo hace de una forma… especial, como si lo hiciera solo para mí, como si no existiera nada más en el mundo, únicamente ella, yo y aquella puerta.
– Hagámoslo juntos – me dice.
No puedo explicarlo, pero oírla pronunciar aquellas palabras al mismo tiempo que su mano se aferraba la mía, me dio fuerzas. Con lentitud fuimos girando el pomo hasta que oímos el sonido que nos decía que la cerradura estaba abierta. Tiré de la puerta hacia mí y dejé que la luz del sol me bañara, nunca antes recordaba haberme sentido así. Tenía la sensación de que era la primera vez en siglos que veía el sol.
Buffy no había dejado de mirarme, podía sentirla clavando su mirada en mí. Entonces, sin previo aviso, me abrazó, me rodeó la cintura con sus delicados brazos y apoyó su cabeza en mi pecho. Así estuvo durante un buen rato, en silencio.
– No puedo creerlo.
Yo sí que estaba alucinando, ella aparentaba tener una confianza absoluta en mi y sin embargo yo no sabía nada de aquella chica, bueno, eso no es del todo cierto, dos cosas las tenía bastante claras: una, que su nombre era Buffy, y dos que estaba enamorado de ella.




CAPITULO 2: “Dawn”

– ¿De verdad que no recuerdas nada? – me pregunta terminando su abrazo.
No puedo evitar buscar su mirada, creo que está preocupada, preocupada por mi.
– Nada en absoluto – le contesto yo forzando una sonrisa.
Ella reacciona bajando la cabeza, esquivándome. Lo que he dicho no ha sido agradable de oír, soy consciente de ello, sin embargo es la verdad.
– ¿Nada? – insiste ella – ¿Ni siquiera me recuerdas a mí?
Me da la impresión de que va a empezar a llorar de un momento a otro, puedo verlo en sus ojos que ahora vuelven a mirarme.
Me gustaría decirle que sí, que me acuerdo de ella con total claridad, del día que nos conocimos, de nuestro primer beso, de todos los buenos y malos momentos que hemos pasado juntos, pero si lo hiciera estaría mintiendo.
– Lo siento, supongo que tú y yo… somos novios ¿no?
– Algo así – duda ella – sí – me confirma.
– ¡Buffy! ¡Spike! – oigo que nos llama alguien.
Me doy media vuelta y veo a un chica joven bajando las escaleras con vitalidad, sin embargo algo ha debido impresionarla porque se ha quedado a la mitad del camino boquiabierta.
– Spike… ¿Qué…? ¿Cómo? – pregunta acercándose, bajando los escalones que le faltan de forma tan lenta que pienso que nunca va a llegar al final.
– Es Dawn, mi hermana – me dice Buffy.
– Es imposible… ¿cómo ha podido pasar algo así?
– No tengo ni idea, pero lo averiguaremos.
– ¡Vaya! Deja que te vea – me dice aquella chica mientras da un par de vueltas a mi alrededor. No entiendo… ¿por qué me mira así? Ni que fuera un jodido fantasma – ¿cómo te sientes?
– ¿Cómo si acabara de nacer?
Ella coloca su mano en mi pecho, allí donde tengo el corazón.
– Eso es más o menos lo que ha sucedido ¿no? Este corazoncito ya llevaba demasiado tiempo sin latir.
¿Qué habrá querido decir con eso? Doy un paso atrás rompiendo el contacto. Por primera vez que recuerde estoy asustado, tengo miedo de lo que me acaba de decir. Buffy me coge de la mano y aprieta levemente, no sé si lo hará para transmitirme seguridad y confianza pero es lo que está sucediendo, siento como el miedo se esfuma.
– Dawn – le dice a su hermana – Spike no se acuerda de nada. No sabe ni quién es.
– ¡Oh! Entiendo.
– ¿Qué querías?
– Nada, es solo que he estado hablando con Willow por teléfono, al final sí que vienen todos esta noche a cenar.
– Bueno – suspira mientras me mira de reojo – ya sabemos cual será el tema de conversación principal ¿no?
Estaba claro que se refería a mí, no obstante sigo sin entender porqué.
– ¿Qué me ha pasado? – pregunto.
– Ven – me dice ella – tenemos que hablar.
Aún estábamos cogidos de las manos, y así me guió escaleras arriba. Detrás nuestra pude sentir como Dawn salía de la casa. Subimos en completo silencio. Ningún sonido surgió de nuestros labios hasta que llegamos a una habitación. No he podido evitar fijarme en las cajas que hay por todas partes, y en que la cama consiste simplemente en un colchón en el suelo.
– Nos estamos mudando – deduzco.
– Sí, acabamos de instalarnos en esta casa. Y esta es nuestra habitación.
– ¿Por qué están todas las cortinas echadas? Con el día tan bueno que hace ahí fuera…
– ¡Ah! Eso… verás – me explica ella mientras corre las cortinas, dejando así que el sol nos haga compañía – es por costumbre. Tenías… digamos que una especie de alergia al sol – se acerca a mi, me coge de las dos manos y tira con suavidad. Lo que quiere es que me ponga bajo los rayos del sol – hasta hoy, claro – termina de decir con una deslumbrante sonrisa.
– ¿A qué venía lo del corazón? ¿Es que estaba enfermo?
– Sí, eso es. Estabas enfermo, no podía darte la luz del sol y tu corazón no latía como debiera hacerlo. Sin embargo, te has curado milagrosamente hace un momento.
Su historia parecía extraña e incitaba a desconfiar. Nunca había oído hablar de semejante enfermedad y mucho menos de una curación milagrosa, pero lo que me estaba diciendo tenía sentido, las piezas del puzzle empezaban a encajar.



CAPITULO 3: “Quiero saber”

– Ven, siéntate” – me pide sentándose en el colchón. Yo le hago caso y me coloco junto a ella, allí, la luz da de pleno. Siento la necesidad de cerrar los ojos y me concentro en notar aquella calidez en la cara.
– Tu verdadero nombre es William – me dice – aunque todos te llamamos Spike.
Abro los ojos y la miro, de verdad que es preciosa, y su pelo brilla de forma increíble. Además huele muy bien.
– No me preguntes porqué – continua ella ajena a mis observaciones – creeme, es mejor que no lo sepas.
Doy un largo suspiro y me dejo caer haciendo que mi espalda quede apoyada sobre la cama.
– Cuéntame más – le pido mientras llevo mis manos a la nuca.
Buffy se tumba a mi lado dejando descansar su peso sobre su codo, para poder observarme mientras me habla, supongo.
– Eres inglés.
– No, quiero decir, más sobre nosotros.
– ¿Qué quieres saber?
– ¿Cuánto tiempo llevamos juntos?
Sospecho, por la forma de mirarme, que la pregunta le resulta divertida.
– Es complicado – me contesta – no sabría decirte. No sé desde cuando empezar a contar.
– Desde la primera vez que nos besamos, por ejemplo.
Observo que ella me mira pensativa, imagino que debe estar recordándolo, visualizándolo en su mente.
– Fue como de película, alucinante – confiesa – técnicamente no fue el primero pero a mi me gusta pensar que sí ya que fue el primero en el que ambos realmente deseábamos hacerlo. Y de eso hace ya… unos tres años más o menos.
– ¿Fue en nuestra primera cita? – le pregunto. Empiezo a sentir curiosidad y parece que a ella le cuesta hablar de esas cosas, tengo que sacarle la información como puedo.
– ¡Oh no! – me sonríe – nuestra primera cita oficial fue tan solo hace un mes. Ojalá pudieras recordarla – me dice terminándose de tumbar. Ahora me habla mirando al techo. Se queda callada pero intuyo que va a seguir hablando así que le doy algo de tiempo.
– Al principio – continúa – tú te oponías, pensabas que era una tontería, pero a mi me hacía ilusión así que accediste. Fue una cita en toda regla, fuimos a cenar y luego dimos un paseo… lo pasamos bien. No te lo dije entonces pero estuve bastante nerviosa, creo que tardé como dos horas en decidir que ropa me iba a poner, quería estar guapa para ti.
– Y seguro que lo conseguiste ¿no tienes fotos? Puede que eso me ayude a recordar – le digo.
Lo que me cuenta parece tan maravilloso que siento rabia por haberlo olvidado.
– Si te soy sincera no, no tenemos ninguna foto. No lo había pensado hasta ahora, pero así es, no tenemos ni una sola foto juntos.
– ¿En dos años no nos hemos hecho ninguna foto?
– Nuestra relación nunca ha sido fácil Spike, si supieras por lo que hemos pasado… es ahora cuando todo empezaba a ir bien de verdad.
Debo creer que me dice la verdad, no tengo motivos para lo contrario. No sé quien soy ni quien fui, pero una cosa es segura: soy feliz. Debo serlo si ella forma parte de mi vida.


CAPITULO 4 “Un poco más”

Pasamos el resto de la mañana hablando en aquella habitación, fue así como supe un poco más sobre mi vida y sobre nuestra relación. Buffy no quiso entrar en detalles aunque sí me contó que cuando nos conocimos no nos llevábamos muy bien, sus palabras exactas fueron que nos odiábamos y que solo pensábamos en matarnos el uno al otro, supongo que hablaba en sentido figurado. También me dijo que fui yo el primero en reconocer lo que sentía y que tuvo que pasar mucho tiempo y demasiadas cosas hasta que ella comprendió que no podía vivir sin mi.
En cuanto a mi, no es demasiado lo que me ha contado ya que según Buffy yo no suelo hablar mucho de mi pasado. Sólo sé que me llamo William y soy inglés. Mis padres están muertos y no tengo hermanos así que…ella es mi única familia.
Ahora estamos los dos sentados en el comedor. Buffy ha preparado la comida, no es nada del otro mundo, un simple plato de pasta, está algo salado pero no quiero decirle nada, sé que se ha esmerado mucho y la verdad es que aún así, está delicioso. Creo que nunca antes había comido algo tan bueno, aunque claro, es fácil decirlo cuando has perdido la memoria.
– ¿te gusta?
– Mucho, está estupendo – le contesto siendo lo más educado posible.
– Pienso que tiene demasiada sal ¿no crees? – me dice – vamos, puedes decírmelo, sueles meterte conmigo por cosas como estas.
No puedo evitar sonreír. Es un encanto de chica.
– ¿Y tu hermana? ¿No come con nosotros?
– No, hoy es jueves y los jueves normalmente come en la facultad. Vendrá por la noche.
– Así que estamos solos todo el día ¿eh?
– Lo siento Spike, pero debo irme en cuanto acabe de comer, tengo un trabajo de media jornada en una pequeña tienda del centro. No es gran cosa pero nos hace falta el dinero así que…
– ¿Y yo? ¿no trabajo?
– ¿Tú? ¿Trabajando? – me dice como si que yo trabajara fuera lo el hecho más extraño del mundo – pues no, la verdad es que no, aunque no hace mucho que estás en la ciudad.
– ¿Dónde estamos? – pregunto, pues acabo de caer que no se el nombre de la cuidad donde vivo.
– Cleveland.
– No sé para que pregunto, me he quedado igual…
Ella sonríe ante mi comentario ¿Cómo puede ser que una simple sonrisa consiga que me de un vuelco el corazón?
– Come y calla, anda. Que ya hemos hablado mucho por hoy.



CAPITULO 5 “Reunión e intimidad”

He pasado toda la tarde solo, solo y aburrido, pero a estas horas de la noche todo es distinto. Hace un par de horas que llegaron todos. Buffy me los ha presentado como si realmente no los conociera, aunque de sobra sé que no es así. Hemos terminado de cenar y me he ofrecido a lavar los platos. Lo he hecho porque necesitaba un poco de intimidad, los chicos son simpáticos pero pueden llegar a ser abrumadores.
Así que aquí estoy, en la cocina. Está junto al comedor por lo que en mi soledad debería escuchar lo que los demás hablan. Sin embargo deben haber bajado el volumen para que no los oiga. Seguramente estarán hablando de mi. Me puede la curiosidad y me acerco a la puerta, dejo el grifo abierto para que crean que sigo con mi tarea. Agudizo el oído y procuro que no me vean.
– ¿Veis a lo que me refería? – oigo que susurra Buffy – no es el mismo, ha cambiado.
– Pero Buff – le dice la chica pelirroja, Willow creo recordar que se llama – ¡Spike ahora es humano! ¡Es genial!
– Shhh! – manda callar alguien.
– Bajad la voz – pide Buffy – no quiero que se entere de nada, sería demasiado para él.
– Giles… ¿usted sabe como ha podido suceder algo así? – pregunta Xander.
– Andrew tiene una teoría ¿Verdad? – la que habla ahora es Dawn.
– ¿Habéis oído hablar del shanshu? – hay un silencio, supongo que es porque el chico está esperando a que le contesten o puede que estén respondiéndole con gestos – es una profecía, supe de ella cuando estuve de visita en L.A.
Algún plato ha tapado el desagüe del fregadero y el agua empieza a rebosar, así que muy a mi pesar debo alejarme de la pared. Corro hacia el grifo y lo cierro. ¡Vaya desastre! Voy a por la fregona e intento arreglarlo sin embargo no es en el suelo mojado en lo que estoy pensando. He oído dos cosas que me han impactado más, la primera que no soy el mismo del que Buffy se enamoró, no lo ha dicho así pero tampoco hacía falta, en su voz… he notado decepción. Y segundo ¿Qué era eso de que ahora soy humano? ¿Es que antes no lo era? Quizás haya oído mal aunque lo dudo.
Termino de fregar los platos en silencio, estoy tan concentrado que no me he dado cuenta de que ella está detrás de mí.
– ¿Spike?
– Hola – le digo mientras me seco las manos en el trapo.
– Los chicos ya se van – me dice, por lo que intuyo que quiere que vaya a despedirme de ellos. Voy a hacerlo, pero antes… antes tengo que decírselo, no puedo callarlo por más tiempo.
– te quiero.
– ¿qué? – me pregunta como si no me hubiera oído o como si no pudiera creer lo que le digo.
– quiero que lo sepas, sigo sin acordarme de nada pero sé que te quiero. No necesito mis recuerdos para saber eso.
– ¡Oh Spike! – dice ella emocionada mientras se refugia en mi pecho – yo también te quiero.
Le acaricio suavemente el pelo, es nuestro contacto más íntimo que pueda recordar y me gusta, me gusta mucho tenerla entre mis brazos.
– Volverás a acordarte de todo. Willow va a ayudarte a recordar.
– ¿Qué? – le digo asombrado mientras la agarro por los brazos y la separo de mí.
Ella se limita a asentir.
– Me ha dicho que volverá mañana con todo lo necesario.
– Eso es… estupendo – es lo único que se me ocurre decir.
– Lo es.
– pero… ¿cómo va a…
– Shhh – me dice ella haciéndome callar. Ha puesto su dedo sobre mis labios y yo me he callado, pero no porque me lo haya pedido, sino porque me he quedado sin habla al pensar en lo que va a pasar ahora.
– Bésame.
Exacto, ella tenía el mismo pensamiento que yo.
– No hacía falta que me lo pidieras, pensaba hacerlo de todas formas.


CAPITULO 6 “Hasta el final”

Dawn ya está durmiendo en su habitación y nosotros seguimos aquí abajo, sentados en el sofá. Creo que no se atreve a pedirme que duerma con ella, o eso, o que no sabe como decirme que duerma en el sofá. A veces es difícil saber lo que piensa.
– ¿No tienes sueño? Porque yo estoy agotada.
– Un poco sí, si quieres puedo dormir aquí – le digo apostando por la opción más prudente.
– Preferiría que… que vinieras conmigo, pero si tú quieres quedarte aquí, lo entiendo.
– No, por mi no me separaría de ti ni un solo instante. Eres lo único que ahora mismo tiene sentido en mi vida.
Ella me mira sonriente.
– ¿qué? ¿Por qué me miras así?
– Nada, es solo que… ¡dios! ¡Qué tonta he sido!
– ¿por qué dices eso? Tú no eres tonta, o al menos – recapacito – eso quiero creer.
– Pensaba que… que al perder la memoria, ya no sentías lo mismo por mi – confiesa.
– Puede ser… sin embargo, fue solo mirarte y ya sabía que te quería. Siento no habértelo dicho antes.
– Ya da igual. Lo que importa es que estamos juntos, nos queremos y que pronto volverás a tener tus recuerdos. Y entonces todo será como antes.
– Eso suena bien.
Sonaba más que bien, estaba deseando que llegara mañana para que Willow empezara con su terapia, no sé en que consistiría, pues Buffy no quiso hablar más del tema. No tuve valor para preguntarle sobre la conversación que habían tenido mientras yo estaba en la cocina.
– ¿Entonces qué? ¿Vamos a la cama? – me dice ella poniéndose en pie de un salto.
– No se te ve muy cansada, luv – digo yo mientras me levanto.
Buffy me mira y no puedo saber qué es lo que está pensando, puede que le haya molestado esa forma de referirme a ella.
– Lo siento, te ha molestado que te llame así ¿no?
Pero ella no contesta, se queda observándome y no hace otra cosa.
– Buffy…
Entonces es cuando reacciona, viene hacia mí, empiezo a ponerme nervioso porque sinceramente tenerla cerca hace que mi cuerpo entre en ese estado, se me acelera el corazón y siento que me cuesta trabajo respirar. Cuando me quise dar cuenta estaba besándome… ¡dios! Qué manera de besar. Este beso no tenía nada que ver con el anterior, el que nos dimos en la cocina fue un beso tierno, inocente… en el que ninguno de los dos tuvimos el valor de ponerlo todo. Pero este… me nubla el juicio, no me deja pensar con claridad. No sé si nuestro primer beso fue mejor que este pero de ser así… por favor, quiero mis recuerdos ya. Sin dejar de besarnos subimos las escaleras, creo que ella pretende llegar hasta el final. Yo lo estoy deseando, pero no sé si estoy preparado… bajo el ritmo de nuestras caricias, quiero poner fin al beso, imagino que Buffy lo ha notado porque finalmente ha sido ella la que le ha terminado por poner distancia entre nosotros. Estamos ya junto a la puerta de la habitación, esperando a ver que hacemos…
– Spike… – me dice con la respiración agitada por la excitación.
Oírla hablar de esa manera ha provocado mi erección, así que…
¡Qué diablos! ¡Por supuesto que estoy preparado! No tengo ni idea de si pretendía continuar hablando o no, no le he dejado la oportunidad de seguir, he vuelto a engancharme en sus labios, me la comería a besos si pudiera.



CAPITULO 7 “Despertares”

Me he despertado al sentir la luz en mis párpados, así que imagino que ya debe ser de día. Me desperezo y me estiro mientras abro los ojos. La de anoche fue la mejor noche de mi nueva vida y todo se lo debía a ella, a Buffy. Con su sonrisa, sus ojos, su forma de hablar y de moverse, por como gemía anoche mientras la hacía mía, por sus besos y sus abrazos, por ser ella y estar a mi lado.
Creo que estaba dormida pero la he despertado con mi despertar. Le aparto el pelo de la cara para poder verla mejor y ella abre los ojos, esos ojos que tanto me fascinan.
– Bueno días, love – le digo justo antes de besarla en la frente.
– Hola… – me dice ella con voz de dormida.
– ¿Cómo te encuentras?
– De maravilla – dice mientras me alborota el pelo – te sienta muy bien el sol.
– No tanto como a ti – digo devolviéndole el cumplido.
– No, en serio, Spike… ya eras guapo antes pero ahora…
Buffy no termina de decir lo que tiene en mente, deja que mi imaginación juegue con el final de la frase. Se pone de rodillas en la cama y se queda mirándome. Aún está desnuda y no se preocupa por taparse, me gusta que sea así, que no tenga ningún pudor.
– ¿pero tú te has visto en el espejo? – me dice orgullosa de mi aspecto.
Agarra mi cara entre sus manos con efusividad y me besa. Podría acostumbrarme a estos despertares.
– Ahora que lo dices…
– ¿qué? ¿En serio? ¿No te ha picado la curiosidad?
– Estuve buscando un espejo ayer… pero no hay ni uno solo en esta maldita casa.
– ¡Eh! No te consiento que hables así de nuestra casa… un poco de respeto, por favor – me dice ella simulando estar enfadada. Sé que lo dice en serio pero pretende que parezca que está jugando.
– ¿qué te ha molestado? ¿lo de maldita casa? – repito sabiendo que así voy a fastidiarla.
– Spike… – refunfuña ella.
¡Dios! No conocía esa expresión suya… ha arrugado los labios, poniendo pucheritos y no he podido evitar lanzarme sobre ella. La quiero, estoy enamorado de ella de tal manera que si me faltara… creo que mi corazón dejaría de latir… La he tumbado sobre la cama y me he sentado sobre ella, sujetándola por los brazos. Nos miramos como lo que somos, dos tontos enamorados… por como me mira sospecho que quiere que repitamos lo de anoche… sin embargo ahora, a mi me apetece jugar. Me aproximo a ella y le mordisqueo la oreja, sé que le gusta, agarro uno de sus pechos con mi mano y lo estrujo con suavidad. Puedo notar como su aliento se acelera, se está excitando.
– ¿te gusta? – le susurro al oído mientras le pellizco el pezón.
Ella no contesta, no hace falta que lo haga, ya me demuestra cuanto placer siente con sus movimientos. Libero su pecho de mis caricias y me quedo observándola, había cerrado los ojos y ahora los ha vuelto a abrir.
– ¿qué? – pregunta ella confundida.
– No me has contestado.
– Sí – dice con la voz llena de excitación – me gusta.
– ¿quieres que siga?
Una sonrisa se dibuja en su cara, es su manera de decirme que claro que quiere que continúe.
– por favor…
– ¿de verdad quieres que siga en este maldito colchón que está en esta maldita casa? – le pregunto, siento curiosidad por saber cual va a ser su reacción.
– Serás…
Ella se alza buscando mis labios, pero yo me echo para atrás, quiero que esto dure un poco más.
– maldita casa – repito en un susurro lo que provoca que ella suelte una carcajada.
Estoy aprendiendo muchas cosas estos días… la última, que el amor puede ser, entre otras cosas, divertido.
– Ya no me apetece – dice, no obstante sé que no es así, diría que ahora lo desea más aún.
Buffy se apoya en mi pecho y entre risas hace fuerzas para que me aleje. No puedo creerlo, es muy fuerte, demasiado… ha conseguido que acabe en el suelo, junto al colchón.
– Lo siento… – me dice alterada – no quería… no estoy acostumbrada a… ¿estás bien?
Me levanto con cautela, no es normal que tenga tanta fuerza.
Se acerca a mi, intuyo que ha debido ver en mi cara la desconfianza.
– Podría explicártelo – me dice – pero no me creerías.
– Inténtalo.
– pero Will vendrá esta noche y entonces lo recordarás todo…
Está asustada, no sé que es lo que oculta pero sé que esta situación la está poniendo nerviosa. Puedo notarlo en su voz, que tiembla cuando me habla y en que evita mirarme a los ojos.
– Spike… por favor…dame hasta esta noche – me pide, no, no solo me lo está pidiendo, casi está suplicando. La tomo por el mentón, quiero mirarla a los ojos, entonces me doy cuenta de que los tiene húmedos.
– Me parece bien – le digo, es lo mínimo que puedo hacer por ella.
– Si esta noche no eres capaz de recordarlo por ti mismo… te lo contaré todo, te lo prometo.
Me entretengo en limpiarle las lágrimas que lentamente bajan por su mejilla. No quiero que llore, no quiero ser yo el que causante de su malestar.
– ¿sabes? –digo para cambiar de tema – al final tuve que conformarme con ver mi reflejo en la ventana, deberíamos comprar un espejo.
– Si… ya lo había pensado… – me dice esbozando una sonrisa – ¿qué te parece si vamos ahora?
Parece que he conseguido animarla un poco. Esta chica es un misterio para mi, pero es mi chica y estoy loco por ella, sería un imbécil si lo estropeara por no darle lo que me pide… después de todo solo es tiempo.



CAPITULO 8 “Haciendo boquetes”

– Sube un poco de ese lado – le digo a Buffy que está queriendo colgar nuestro nuevo espejo en la pared.
– ¿Así?
– No, ese lado no, el otro.
Creo que por fin está derecho.
– Ahí, no lo muevas.
Me acerco con el lápiz y hago una marca en la pared, allí donde tendremos que taladrar. Pero al hacerlo me aproximo demasiado a ella y siento deseos de cogerla entre mis brazos, olvidarme del espejo y hacerla mía allí mismo. Sospecho que ella está pensando en lo mismo, sólo hay que ver como me mira.
– Ya está – le digo para que pueda soltar el espejo. Y así lo hace, lo deja en el suelo, apoyado en la pared. Dudábamos si comprarlo tan grande o no, sin embargo Buffy puede llegar a ser muy convincente cuando quiere, y terminamos con uno en el que podíamos vernos los dos de cuerpo entero sin ningún problema.
– Es perfecto – comenta ella.
– Tú sí que eres perfecta – le digo, sé que es una cursilada pero no me importa. Me mira agradecida y me da un casto beso en la mejilla.
– Ahora mismo vuelvo.
No me ha dicho donde va pero tengo la impresión que va a por el taladro. Mientras la espero observo mi reflejo, al parecer me gusta de vestir de negro, no encontré ropa de otro color en el armario cuando la busqué. Y la verdad no entiendo porqué, esta mañana he pasado un calor impresionante, el sol pegaba fuerte y mi ropa negra absorbía toda la radiación. A partir de ahora voy a tener que renovar mi vestuario.
No hemos vuelto a hablar de lo que pasó esta mañana en la cama, pero ella ya no oculta que es más fuerte que el resto de las chicas, hace un momento, por ejemplo, con el espejo, lo ha levantado como si nada.
Por fin está de vuelta y efectivamente yo tenía razón, trae el taladro con ella.
– ¿Sabes como funciona? – le pregunto.
– Por supuesto ¿qué te crees? Soy una experta haciendo boquetes.
– Adelante, demuéstralo – la desafío.
Coge el taburete y se sube a él con el taladro en la mano, ahora veré de lo que es capaz. El primer agujero lo hace sin ningún problema. Veo que se asegura de que está perfecto antes de volverse y sacarme la lengua, burlándose de mí. Estas tontas muecas hacen que la quiera aún más. Aún falta otro boquete que taladrar. Esta vez el resultado no ha sido tan bueno, parece que le ha costado un poco más, pero servirá.
– ¿ves? Están perfectos – dice de forma engreída mientras baja del taburete de un salto.
– Bueno… ese te ha quedado un poco más arriba de la cuenta ¿no? – le digo yo para bajarle los humos.
– ¡Oye! Haberlo hecho tú.
– Pero si tú eres la experta, luv.
Me gusta este juego, discutir con ella por cosas sin importancia es divertido.
Además nunca se sabe quien va a ganar.
– Recuerda quién tiene el arma – dice apuntándome con el taladro.
– ¡Eh! Vamos, ten cuidado con eso.
Agarro el aparato y ella me deja que se lo quite. Lo dejo en el suelo y cuando vuelvo a encontrarme con su mirada… mi instinto me obliga a besarla. No puedo remediarlo, es como un imán para mí.
He llegado a la conclusión que lo mejor de este tipo de juegos es cuando acabamos en empate.
Terminamos de colocar el espejo entre los dos, damos unos pasos atrás para poder vernos enteros y nos quedamos observando nuestros reflejos, la rodeo por la cintura sin perderme detalle de sus expresiones. Realmente creo que hacemos buena pareja, ahora me alegro que compráramos uno de estas dimensiones.


CAPITULO 9 “Hacia atrás”

Dawn y yo estábamos viendo la tele cuando sentí que la puerta se abría, debía ser Buffy.
– ¡Hola! ¡Ya estoy en casa!
– ¡Aquí! – dice Dawn para que ella venga a nosotros.
He pasado una tarde muy agradable con ella, es una chica muy jovial y divertida, está estudiando algo que tiene que ver con los idiomas.
– ¿Cómo estáis? – pregunta al llegar junto a nosotros. Antes de que podamos contestarle se deja caer en el sillón que está junto al sofá.
– Yo estoy muerta, he tenido una tarde horrible – dice exagerando su cansancio, deja caer la cabeza hacia atrás e interpreta su papel a la perfección. Son tonterías, detalles que no deberían tener importancia, pero sí que son significativos, lo son cuando Buffy forma parte de ellos. Aún no puedo creer la suerte que tengo de tenerla a mi lado.
– Te hemos echado de menos ¿verdad? Sobre todo Spike – dice Dawn, seguro que ha visto mi cara de atontado, pero no puedo evitarlo, cada gesto que Buffy hace provoca sobrecogedoras reacciones en mi interior.
– ¿Ah si? – dice con voz melosa mientras levanta la cabeza para verme.
– Por supuesto, pet. Esto no es lo mismo sin ti.
Me levanto y me siento junto a ella, en el brazo del sillón.
– Estaré en mi cuarto si me necesitáis – dice Dawn. Todos sabemos que es una excusa para dejarnos solos pero ninguno dice nada al respecto.
Buffy sube las piernas al sofá y se acurruca.
– ¿qué estabais viendo? – pregunta.
– Una reposición de una antigua serie, Pasiones, creo que se llama. Dice tu hermana que yo solía verla.
– ¿Solías verla? – me mira ella divertida – no pensabas en otra cosa, aún recuerdo el día que tuvimos que atarte a la bañera…
Buffy se calló de golpe, había empezado a decir algo que no quería que yo supiera… ¿atarme a la bañera? Tenía que saber de qué estaba hablando.
– ¿Qué ibas a decir? – pregunto.
– Nada, olvídalo.
– Por si no te has dado cuenta, ya lo he olvidado, ese es el problema – le contesto levantándome. No puedo creer que me hicieran eso… atarme a la bañera ¿por qué haría alguien algo así?
– Spike, espera – me pide ella, pero con toda sinceridad, no me apetece seguir hablando de cosas que no recuerdo, y menos cuando son hechos tan extraños.
– Voy a dar una vuelta – le digo sin mirarla mientras cojo mi abrigo – estaré aquí para cuando Willow llegue.
Quizás no debería haberme ido así, sé que no he actuado con madurez, pero empiezo a estar cansado de tanto misterio a mi alrededor, son muchas las cosas que no encajan. Cada vez que sucede algo así, tengo la sensación de que voy hacia atrás, me encuentro más perdido aún que antes, realmente hay muchas cosas de mi pasado que aún desconozco y empiezo a tener miedo de saber de que se tratan, sé que no puede tratarse de nada bueno.

CAPITULO 10 “La magia existe”

Después de estar una media hora caminando sin dirección alguna, decidí poner rumbo a la casa, acababa de llegar pero no me atrevía a llamar a la puerta. Aún no sé como disculparme por marcharme de esa forma, además la pelirroja ya debe estar en la casa. Me lo pensé mucho y al final tomé la decisión de entrar por la puerta de atrás, solía estar abierta así que no tendría que enfrentarme a Buffy ya que seguramente sería la que iría a abrir.
Sin embargo, es por todos sabidos que cuando más planeas algo… menos probabilidad tienes de que te salga como lo planeaste. Fui a abrir la puerta de atrás pero no llegué a hacerlo pues al otro lado oía a Buffy hablar con su amiga.
– Espero que funcione Will, porque si no… creo que voy a perderlo.
– No digas tonterías, Spike te quiere, todos lo sabemos. No vas a perderlo aunque el conjuro no funcione.
– ¿Tú crees?
– Claro que sí.
– Es solo que… estoy cansada de tener que mentirle…
Oírlas hablar de conjuros ha hecho que me ponga nervioso ¿qué diablos iban a hacer conmigo? Necesito salir de allí, tomar el aire o lo que sea que se hace en estas situaciones. Pero al girarme tropiezo con una maceta que hay en el suelo, lo que provoca un ruido. Antes de que pueda reaccionar las tengo a las dos observándome.
– Spike – Buffy pronuncia mi nombre, intuyo que quiere saber cuanto tiempo llevo allí.
– Yo… siento interrumpir, yo ya me iba.
Me alejo de la casa, pero solo puedo dar unos pasos pues la voz insegura de Buffy hace que me detenga.
– Spike espera… ¿No quieres recordar?
– No lo sé – le digo siendo totalmente sincero con ella – estos dos días he oído cosas muy raras… soy feliz como soy ahora… ¿y si no me gusta mi pasado?
– Por favor…
Soy imbécil, lo sé, tengo que admitir que por un momento lo hecho todo a perder, pero gracias a dios he reconsiderado la situación. Ella me ha hecho recapacitar y solo ha tenido que pedírmelo por favor. No puedo negarle nada. Me da igual todo si estoy a su lado… Buffy es especial, la mujer más increíble que podría encontrar… la quiero, y quiero pasar el resto de mi vida con ella, no me importa nada más. Me acerco a ella y lo hago porque no puedo abrazarla si estamos separados.
– No vas a perderme – le digo sin que haya acabado aún nuestro abrazo.
– ¿qué? ¿nos has oído?
– Sí – confieso – sé que estáis planeando hacer un conjuro… ¿de verdad crees en la magia?
– Claro que cree – responde Willow – cree porque existe, vamos, acabemos con esto cuanto antes.
Le hacemos caso y entramos en la casa. Cruzamos la cocina y llegamos al salón.
– Siéntate – me pide la pelirroja. Se la ve muy segura de lo que va a hacer… no sé porqué pero quiero creer en lo que me dicen, tengo que hacerlo porque si no lo hago… es que están locas. Me siento donde me ha dicho y espero sus indicaciones.
– Ahora voy a explicarte en que consiste lo que vamos a hacer.
Trago saliva y miro a Buffy de reojo, se la ve preocupada. Solo espero que todo esto sirva para algo.

CAPITULO 11 “Bruja”

Willow me lo ha explicado todo con mucha claridad sin embargo yo aún albergo ciertas dudas al respecto, me ha dicho que tiene que preparar mi mente, predisponerla, para que el conjuro que va a hacer tenga resultado. También me ha contado que nunca antes ha hecho algo así, pero que es una bruja muy poderosa y no tengo que tener miedo de que vaya a salir mal. No sé… ¿bruja? y lo dice así, como si nada. Ahora está mezclando unas hierbas mientras la oigo hablar en un idioma antiguo, supongo que es latín. La situación es más que espeluznante. Cuando termine voy a tener que beber ese brebaje, ya creo que está terminando pero me parece a mi que voy a echarme para atrás. Buffy no se ha apartado de mi lado en todo el tiempo, giro la cabeza para verla, está observando a Willow con atención, ha debido de notar que la estaba observando porque me ha devuelto la mirada dedicándome una sonrisa de complicidad. No puedo irme ahora, no puedo hacerle eso. Ella realmente tiene esperanzas en que esto funcione.
– Ya está – dice la bruja.
Se acerca y me da el cuenco con aquella extraña mezcla.
– Ya sabes lo que tienes que hacer.
Y así era, le quito el brebaje y sin pensarlo me lo llevo a la boca, ya no hay vuelta atrás.
No parece que esto haga nada, lo único que de momento parece provocar son arcadas, está asqueroso.
– ¿Y ahora? – pregunta Buffy impaciente.
– Ahora viene lo más complicado, son muchos años de recuerdos perdidos… normalmente con una sesión tendría que bastar pero en este caso, sería demasiado para él, su mente no podría soportarlo.
– Willow – la amonesta Buffy – tenías que habernos dicho eso antes.
– Tranquila, está todo controlado, lo he preparado para que haga dos sesiones diarias. Así irá recobrando la memoria poco a poco y no tendremos de qué preocuparnos.
Siento que todo a mi alrededor empieza a moverse, debe ser el efecto de la poción que me ha dado. Puedo oír como continúan hablando pero no logro entender lo que dicen… la cabeza ¡dios! ¡como me duele!
– Buffy…
Solo tengo fuerzas para decir su nombre… no consigo hablar nada más. Siento que me estoy desvaneciendo… ¿qué me ha hecho esa bruja? La vista se nubla, no puedo ver nada, pero sigo consciente. Puedo sentir que Buffy me coge de la mano.
– Spike... estoy aquí.
Y luego fue todo oscuridad. Perdí la noción del tiempo así que no sé cuanto tiempo estuve inconsciente, segundos tal vez, o puede que horas. No sabría decirlo con exactitud.
– Ya está, ya vuelve en sí.
Abro los ojos y pese a todo lo que hay a mi alrededor solo puedo fijarme en un detalle, en ella. Ha estado llorando. Me mira llena de felicidad pero sus ojos la delatan. Consigo incorporarme y llevo mi mano a su cara, necesito acariciarla, quiero que sepa que estoy bien y que ya no tiene nada de que preocuparse.
– Vaya susto me has dado – me dice al comprobar que estoy perfectamente.
La pelirroja se acerca y me pone la mano en la cabeza. Vuelve a hablar en latín. Me gustaría saber qué está diciendo.
– Spike – me dice cuando termina su ritual – todo ha ido bien. Ahora deberás tomarte esta otra poción. Es la que te hará recordar.
Me da una botellita con un líquido azul en su interior.
– Debes tomarte una cucharadita cada vez ¿vale? – Yo asiento para que sepa que la estoy entendiendo. – Una al amanecer y otra cuando anochezca, son los únicos momentos del día que en hacen efecto.
– Entonces… la primera ya me la tomo mañana ¿no?
– Así es – me confirma.
– ¿Crees que podrás esperar hasta mañana? – me pregunta Buffy.
Sé perfectamente a lo que ella se está refiriendo, he tenido muchas preguntas y a ninguna ha querido responderme. Pero creo que esperaré, siento curiosidad por saber qué es lo primero que voy a recordar.
– Por supuesto.
CAPITULO 12 “Creer”

Buffy y yo estamos abrazados, ninguno de los dos está dormido. Me siento bien así, mejor que bien. No sé como explicarlo, simplemente es como si fuera la mejor noche de mi vida. Ella reposa su cabeza sobre mi brazo y nos miramos sin decirnos nada. Está tan cerca que puedo notar su respiración, podría besarla si quisiera, pero no es el momento, no quiero que piense que estoy esta noche aquí solo porque pretendo un mayor acercamiento entre nosotros. Además, ha sido una noche difícil para ella y quiero que tenga claro que siempre podrá contar conmigo, pase lo que pase, siempre estaré a su lado, apoyándola… sin importarme si ella siente o no lo mismo que yo. No le estoy pidiendo nada, simplemente que me deje formar parte de su vida. Me mira agradecida por estar ahí.
Al final el sueño ha podido con ella, yo empiezo a estar cansado pero no quiero dormir… no quiero perder la conciencia en un momento como este. Se ha dormido descansando su cabeza sobre mi hombro, yo le acaricio suavemente el pelo, pues no quiero despertarla. No puedo evitarlo y le doy un beso en la cabeza… me encanta su olor. Podría estar así durante toda la eternidad, observando como duerme… ¿he dicho ya que es la mejor noche de mi vida? Ese es mi primer recuerdo ¿no es maravilloso?

Me tomé la poción nada más amanecer, estaba sentado en el sofá y Buffy estaba a mi lado, de pie, esperando a ver que sucedía, parecía inquieta. Willow me advirtió que nada más tomarla me tumbara pues perdería el conocimiento para que los recuerdos pudieran volver a mi mente.
Ahora acabo de abrir los ojos, después de haber tenido ese fantástico recuerdo.
– ¿Ha funcionado? – me pregunta ella.
– Sí – le contesto mientras me siento.
– ¿Y bien?
Buffy se sienta a mi lado, supongo que quiere que le explique lo que he visto así que es lo que hago, le cuento con detalle cual ha sido mi recuerdo. Ha sido fabuloso pero no me ha aclarado ninguna de mis dudas, solo me ha confirmado algo que ya sabía… que estoy locamente enamorado de esta chica.
– Me dijo Willow que lo más probable es que recordaras primero los momentos que fueron más importantes para ti.
– Pues estaba en lo cierto, porque he recordado la que fue la mejor noche de mi vida.
– Spike… yo… bueno, debería contarte algo – me dice insegura, creo que por fin voy a enterarme de qué es lo que me ha estado ocultando.
– Te escucho.
– Pero tienes que creerme, por extraño que te parezca tienes que hacerlo. Ya has comprobado que lo del conjuro sí que funciona, que la magia existe.
– Sí, tenía mis dudas, pero después de esto…
– Bien, pues… existen otras cosas de las que no sabes nada.
Empieza a asustarme con tanto rodeo, lo que sea que tiene que decirme, que lo diga de una vez.
– ¿Cómo tu superfuerza? – pregunto, a ver si así consigo que arranque.
– Sí, yo… como ya te has dado cuenta, no soy una chica normal… soy lo que se dice… ¿vas a creerme, verdad? – pregunta en el último momento. Me imagino que quiere asegurarse de que no voy a dudar de ella antes de contarme lo que oculta.
– Que sí, vamos Buffy… cuéntamelo, sea lo que sea te creeré.
– Soy una cazadora, una cazavampiros.
– Espera… ¿he oído bien?
– Sabía que no ibas a creerme – me dice levantándose. Yo la sigo y la agarro por el brazo para detenerla.
– ¿Existen de verdad? –pregunto – los vampiros, quiero decir… ¿existen?
Ella se gira, la verdad es que lo que me ha dicho es alucinante, pero hasta ahora no me ha dado motivos para desconfiar de ella, se merece al menos, el beneficio de la duda.
– Sí, existen – me dice mirando al suelo – y yo… yo soy una de las elegidas para acabar con ellos. Por eso soy tan fuerte.
– Entiendo… entonces… eres algo así como una superheroína ¿no?
– No me crees ¿verdad? Pues esta noche saldremos de patrulla y te lo demostraré.
Parece demasiado convencida como para que me esté mintiendo, así que tengo que pensar que lo que me cuenta es verdad.
– Ya creo en las brujas – le digo con una sonrisa – ¿porqué no iba a creer que existen las cazadoras?

CAPITULO 13 “Heridas”

Hemos pasado el día liados con la mudanza, hoy es su día libre así que no tiene que irse esta tarde, mejor, porque de esa forma podré pasar más tiempo con ella. No he vuelto a sacar el tema de los vampiros, las cazadoras y demás. Estamos montando entre los dos los hierros de la cama, vamos a dejar de dormir en el suelo. No es que me importe, en serio, me da igual cómo sea el sitio donde duerma, mientras pueda despertarme junto a Buffy. Anoche, después de que se fuera Willow, decidí que pasaría la noche en el salón, aún estaba confuso con todo lo que me había pasado y necesitaba un tiempo para mi, ahora sé que hice mal. A partir de ahora no habrá ni una sola noche que no me quede dormido abrazándola.
– Acércame esa pata, pet – le digo señalando la pata de la cama que aún falta por poner. Ella está en el suelo, terminando de apretar el tornillo que sujeta la pata al hierro.
– ¡Mierda! – exclama.
– ¿qué pasa?
– me he cogido un pellizco… – dice llevándose el dedo a la boca, como si así fuera a sanar antes.
Me acerco a ella a gatas, rodeando la cama, pues yo también estaba sentado en el suelo.
– Déjame ver – digo sentándome a su lado.
– No es nada Spike… peores heridas me he hecho, creeme.
Ignorando su comentario la agarro por la muñeca, no es que esté realmente preocupado, es que me parece una muy buena excusa para tener un contacto más intimo con ella.
Me acerco su mano a mis labios y la beso en la punta del dedo, ella se deja hacer, observándome con atención, deduzco que ha adivinado mis intenciones.
– ¿mejor? – pregunto.
– Si haces eso cada vez que me haga daño… voy a empezar a aficionarme a las heridas – me dice rodeándome el cuello con sus brazos.
Se queda mirándome fijamente, ojalá pudiera saber qué está pensando. Comienza a acariciarme la cara con dulzura, casi me hace cosquillas, me pasa el dedo índice por los labios y luego sube por la nariz. Yo no puedo creerme que esto sea cierto, debe tratarse de un sueño, porque tanta felicidad no es normal. Sin previo aviso me besa la punta de la nariz, lo que provoca que algo se mueva en mi interior, un cosquilleo que me recuerda lo enamorado que estoy de ella.
Ella sigue su recorrido, ahora se entretiene con las cejas. Creo que voy a besarla en cualquier momento. Entonces pasa su dedo por una cicatriz que tengo en la ceja… ¿cómo me la haría?
– Buff… ¿cómo me hice esa cicatriz? – le pregunto, espero que a esto sí pueda responderme y no tenga que esperar a recordarlo para saber lo que pasó.
– Creo que fue en una pelea – me dice volviendo a su tarea – ya la tenías cuando te conocí.
No puedo estar seguro de que me esté contando la verdad, puede que no quiera entrar en detalles, esta incertidumbre me hace pensar lo peor…
Cada detalle de mi pasado que ella no quiere aclararme provoca que piense que algo horrible debió pasar, algo de lo que ella no quiere hablar, como si fuera una herida abierta que no quiere cicatrizar.


CAPITULO 14 “Entre nosotros”

Ambas hermanas están sacando objetos de una caja que tienen sobre la mesa. Yo me siento perdido, la verdad es que ninguna de estas cosas tiene sentido para mi así que me limito a observarlas, parece que se llevan muy bien, según me ha contado Buffy, están muy unidas. Ella tuvo que hacerse cargo de su hermana cuando su madre murió, al principio no fue fácil, pero ahora, la situación es diferente, hay más complicidad entre ellas.
– ¿Dónde está mi pisapapeles? – pregunta Dawn – tenía la esperanza de que estuviera en esta caja.
– ¿Has mirado bien?
– Sí, y no está.
– ¿Cómo es? – pregunto, me puede la curiosidad.
– Es como una luna cortada por la mitad. Me encantaba ese pisapapeles.
– Lo siento Dawnie, pero esta es la última caja y aquí no está.
Muchas de las cosas que han sacado son simples adornos, han terminado de colocarlos. Buffy ha doblado la caja y la ha puesto junto a la entrada con el resto de cajas que hemos vaciado durante el día.
– Ya está, mudanza oficialmente concluida – dice sacudiéndose las manos.
– Voy a ver si lo tengo arriba – comenta Dawn que sigue pensando en su pisapapeles.
– ¿Puedo hacerte una pregunta?
– Claro, pregunta lo que quieras.
– ¿Cuánto tiempo llevamos aquí?
– Mañana hace una semana.
– ¡Vaya! Es muy poco tiempo.
– Una semana en esta casa, en Cleveland, unos tres meses.
– ¿Y antes? ¿Dónde vivíamos?
Buffy suspira, no creo que la pregunta sea para tanto.
– Espero que no sea otra de esas preguntas a las que no me puedes responder – le digo con sinceridad.
– No, no es eso… es que antes de venir a Cleveland no vivíamos juntos. Dawn y yo estuvimos viviendo un año en Roma, y tú… tú estabas en L.A.
Yo ya sabía que ellas habían pasado algún tiempo en Roma, su hermana me lo dijo la tarde que pasamos hablando, incluso me mostró donde estaba en un mapamundi, pero no tenía ni idea de que fuera todo un año y menos aún de que hubiese sido hace tan poco tiempo.
– Buffy… ¿qué fue lo que pasó? – le pregunto.
– ¿A qué te refieres?
– Entre nosotros… no se me ocurre ninguna razón por la que podría estar alejado de ti tanto tiempo, así que sospecho que sucedió algo ¿me equivoco?
– Después de estar un tiempo juntos, tú y yo rompimos – me dice ella sentándose en el sofá – Durante un tiempo no supe nada de ti, pero un día apareciste de la nada, y poco a poco fuimos recuperando lo hubo entre nosotros, más que recuperando… superando. –me habla sin mirarme, manteniendo la vista fija en el suelo, supongo que así será más fácil para ella hablar de esto – Nuestra relación empezaba a estar a otro nivel. Pero yo… yo no me atrevía a dar el paso, tenía que estar segura de que esta vez saldría bien – hace un pausa y coge aire, me mira y me sonríe – es raro hablar contigo de esto ¿sabes?
Me siento a su lado y le paso un brazo por el hombro.
– Necesito saber qué pasó – le digo besándola en la sien – porque creo que me estoy volviendo paranoico.
– Entonces tú… tuviste un accidente – continua ella como si no me hubiese oído – te dieron por muerto y yo… creí que me moría. Fue cuando supe que hice mal en esperar tanto… – se gira, sentándose de lado en el sofá y me mira directamente a los ojos – te quiero Spike, nunca he sentido algo tan profundo por nadie –llevo mi mano hasta su mejilla, demostrándole así que yo siento algo muy parecido por ella.
– He pasado momentos horribles en mi vida – confiesa bajando la cabeza – muchas veces me he sentido desgraciada, pero nunca tanto como cuando creí que te había perdido para siempre, tú nunca me habías fallado, siempre estabas a mi lado… hasta que te fuiste, te fuiste y me dejaste sola en este mundo.

Quizás le he pedido demasiado al decirle que me lo cuente todo, debió pasarlo realmente mal porque solo con recordarlo se ha puesto a llorar.
– Está bien, love – le digo intentando consolarla – no llores.
– No puedo evitarlo – me dice medio llorando y medio riendo.
La rodeo con mis brazos y la acuno, sintiendo cada fibra de su ser. Juego con su pelo, acariciándolo.
– Estoy aquí ¿no? Así que no me morí.
Ella se aparta lo justo de mi como para que yo pueda ver su sonrisa.
– Por eso me fui a Roma – continua – necesitaba cambiar de aires, empezar de cero. –Se pone en pie y sigue hablando dándome la espalda – Uno de los días en que Andrew vino a casa, me dijo que te había visto en L.A. y que estabas vivo… – se gira y busca mi mirada – ¿sabes como me sentí? – pregunta, pero la verdad no creo que quiera que le responda, intuyo que ella misma va a darme la respuesta, así que me limito a encogerme de hombros – Feliz y triste al mismo tiempo – dice – Ilusionada y decepcionada. Si habías sobrevivido al accidente… ¿por qué no habías venido a buscarme? Pensé que ya no me querías, que no querías saber nada de mi. Pero antes de pasar página necesitaba oírtelo decir, si me confirmabas mis sospechas, me olvidaría de ti para siempre. Regresé a L.A. para hablar contigo. Y por suerte yo estaba equivocada, tú me seguías queriendo como siempre lo habías hecho, así que decidimos darnos otra oportunidad, aquí, en Cleveland. Eso es más o menos lo que pasó.
Me levanto y la rodeo por la cintura con mis brazos. Le aparto el pelo de la cara y la observo con atención. Ella me mira, sospecho que quiere saber que es lo que estoy pensando.
– Gracias, ahora yo lo tengo todo algo más claro… – y era cierto, todos mis fantasmas se habían esfumado, ahora podría amarla sin miedo alguno a lo que sucedió en el pasado, pero aún tenía una duda – ¿Porqué no fui a buscarte?
– Si consigues acordarte de eso… házmelo saber – me dice – porque aunque me lo explicaste… aún hoy sigo sin entenderlo del todo.
– ¿Por qué no me has contado todo esto antes? – es mi siguiente pregunta.
– Spike… ya te dije que lo nuestro nunca fue fácil. No sabía como ibas a reaccionar.
Pensé en contestarle a lo que me había dicho con alguna frase sugerente… pero al final opté por una opción en la que ambos disfrutaríamos más, la besé. Nos besamos. Me besó y durante el tiempo que estuvimos enlazados el mundo se paró a nuestro alrededor.


CAPITULO 15 “Monstruo”

He tenido que salir de allí, no puedo volver a mirarla a los ojos. No después de saber lo que hice… ya intuía yo que algo grave había tenido que ocurrir, así que fue por eso, por eso me alejé de ella, la violé. Bueno, no llegué a hacerlo, pero solo porque Buffy es más fuerte que yo, lo que importa es que lo intenté, quise forzarla a pesar de que ella no quería. ¡Dios! ¡Soy un monstruo! No puedo quitarme esa imagen de mi cabeza… en ese cuarto de baño. Soy horrible y debería estar ardiendo en el infierno por lo que hice. Ni siquiera le he explicado porque me he ido, ella no sabe qué es lo que he recordado esta vez. Cuando desperté del estado de inconciencia sólo quería una cosa, alejarme de Buffy y de todo lo que le rodea, no quiero hacerle daño. No la merezco, no sé como ella puede dirigirme la palabra. Lo mejor es que me aparte de su vida, puede que ahora sea difícil para los dos, pero a la larga será lo mejor. Permanecer a su lado ahora me es imposible, porque sólo me recuerda lo mal que me porté con ella. Se quedó muy confundida cuando me vio salir así de la casa, al menos debí explicárselo… pero no podía, la miro y solo puedo verla suplicando para que pare, para que no lo haga… Ojalá pudiera volver a olvidarlo todo.
Así que aquí estoy en un parque que no hay muy lejos de la casa, no sé que hacer ni donde ir. Me he sentado en un banco y he encendido un cigarro, que recuerde, es el primero que me fumo. Encontré un paquete en el bolsillo de mi chaqueta pero no lo había usado hasta ahora.
Estoy tan metido en mis pensamientos que no me doy cuenta de que tengo a una joven bastante guapa observándome… ¿por qué me mira así?
– ¿Qué quieres? – les pregunto de malas maneras, no estoy muy sociable precisamente.
– A ti – me contesta.
– Lo siento, pet. Pero no tengo ganas de fiesta.
Lo que ocurrió a continuación lo tengo algo confuso, aquella mujer cambió su rostro a uno terrorífico, monstruoso. Yo seguía sentado en el banco, perplejo ante lo que mis ojos veían. Con una velocidad increíble me agarró por el cuello, me levantó y apretó, apretaba tanto que creía que me iba a asfixiar.
– Bonito cuello – la oí decir.
Creo que fue entonces cuando comprendí lo que pasaba. Aquella chica era un vampiro, uno de esos de los que Buffy me había hablado. Y lo supe porque hincó sus dientes en mi yugular. En ese momento creía que me había llegado mi final, un final que ahora merecía. Era un monstruo y moriría a manos de otro.


CAPITULO 16 “Indefenso”

– Suéltalo.
Puedo sentir como saca sus colmillos de mi, me libera de su beso mortal. Caigo al suelo, confuso… juraría haber oído a Buffy hablar.
– ¿lo quieres? – pregunta el monstruo – tendrás que luchar por él.
– Si es lo que quieres…
Sí, es Buffy, ha debido seguirme. Ahora puedo verla, cuando la vampiresa se aleja de mi directa hacia ella. Me quedo observándola, Buffy se ve muy segura y decidida. Lleva una estaca en la mano y mira al monstruo con rencor. Siento una punzada de dolor en mi cuello, por lo que me llevo la mano hasta la herida. Necesito comprobar los daños así que vuelvo a poner la mano en mi campo de visión, está completamente cubierta de sangre. Puedo oír como Buffy habla con la vampiresa pero mi cerebro no era capaz de procesar lo que dicen… sólo estaba pendiente de una cosa… mi mano ensangrentada. No puedo apartar la vista de la jodida mano. Finalmente fue el comienzo de la lucha lo que hizo que pudiera desviar mi atención. Buffy estaba dándole su merecido a ese monstruo.
– Buffy… – solo pronuncio su nombre pero quiero decirle mucho más, quería que supiera cuanto siento lo que hice… quería decirle que tuviera cuidado, no podría soportar que le pasase nada. También pretendía informarle de la gravedad de mi estado… y por supuesto, que se cargara a esa zorra por haberme mordido. Sé que puede, es fuerte y por lo que veo bastante ágil. Esquiva los golpes con facilidad y no parece importarle recibir algunos, es más, diría que lo está disfrutando. Cuando ya creía que no podía ver nada más asombroso, ella le ha clavado la estaca a ese ser demoníaco y se ha convertido en polvo. Es increíble.
– Spike… – dice ella acercándose a mi.
No quiero que tenga que ayudarme.
Intento levantarme, quiero hacerlo antes de que ella llegue, pero cuando lo consigo, la vista se me nubla, debe ser por la falta de riego sanguíneo.
Lo siguiente que recuerdo es estar abriendo los ojos y encontrarme tumbado en la cama. Buffy descansa a mi lado pero no está dormida ¿Cómo puede confiar tanto en mi después de lo que pasó?
– Al fin despiertas – me dice.
Intento pensar… saber cómo he llegado hasta aquí, pero todo me da vueltas. Ella me salvó, arriesgó su vida por mi. Me llevo la mano al cuello y noto que tengo una gasa en la herida.
– Tranquilo, te pondrás bien – me dice con cariño.
Yo me giro hacia el otro lado de la cama, buscando la pared, no quiero verla, no puedo.
– Deberías haber dejado que me matara – le digo. Realmente es lo que siento.
– ¿Por qué dices eso? – pregunta ella dejando caer su mano sobre mi brazo.
– porque soy un monstruo y pareces que te has olvidado de eso.
Espero a que ella me diga algo, cualquier cosa. Pero no dice nada. Siento que se levanta. Tengo razón y lo sabe por eso se va a marchar. No puedo creer como un recuerdo ha podido cambiar tanto nuestras vidas. Ayer rebosábamos felicidad y hoy… hoy no veo que tengamos un futuro juntos, pero por lo visto… ella sí.
La tengo frente a mi, agachada. Gracias a dios no se ha ido.
– Spike… – me habla con suavidad mientras me acaricia la mejilla – tú no eres ningún monstruo.
¿Por qué no puedo contenerlas? Las lágrimas… ¿por qué no puedo hacer que dejen de salir? Me siento indefenso. Me acurruco rodeándome mis piernas con los brazos.
– Cariño… no llores – me dice ella limpiándome las lágrimas.
Buffy intenta consolarme pero no sirve de mucho, ahora lloro con más intensidad. No la merezco, no merezco que me trate así.
– No sé que fue lo que recordaste – me dice ahora con paciencia – pero creo que ya va siendo hora de que sepas toda la verdad.


CAPITULO 17 “Pasado”

Lo que Buffy me ha contado no puede ser cierto, yo… yo era uno de ellos, un vampiro. Ya sé toda la verdad, hemos estado hablando durante horas sobre el pasado, en realidad ella hablaba mientras yo escuchaba. Entre otras cosas me ha dicho lo del chip, que gracias a él tuve ese acercamiento al lado del bien… también me ha contado que recuperé mi alma por ella… vaya, eso no me extrañó en lo más mínimo, haría cualquier cosa por Buffy. Incluso me ha dicho el porqué me llaman Spike, es horrible, no entiendo porqué aún conservo ese nombre, después de todo William tampoco está tan mal. Ahora todo encaja… lo que dijo Willow, mi extraña enfermedad, el que me ataran a la bañera… Lo único que no ha podido explicarme es como de repente me he vuelto humano, supongo que yo soy el único que sé la respuesta… y hasta que no recupere mis recuerdos no hay nada que hacer.

Cuando ha terminado de contarme esta extraña historia, se ha ido. Me ha dicho que estará esperándome abajo… que cuando esté preparado vaya a verla. Aún sigo tumbado en la cama pensando qué debo hacer… Buffy ya sabe qué fue lo que recordé, conseguí encontrar la manera de decírselo. Me ha dicho que no me guarda rencor por lo que pasó, y que eso es algo que ya ambos habíamos superado, pero es difícil para mí pasar página. Oigo unos golpes en la puerta y siento como ésta se abre.
– ¿Spike? – es Dawn la que habla de forma prudente.
Me incorporo para verla. Está muy guapa, creo que acaba de llegar de estar de fiesta... no sabía que fuera tan tarde ¿cuánto tiempo llevo aquí?
– ¿si?
– No quería molestarte pero… – dice sin pasar – estoy preocupada por Buffy.
– ¿Buffy? – me preocupo – ¿qué le pasa?
– Hace ya un buen rato que he llegado y desde entonces no ha parado de llorar, no quiere hablar conmigo… ¿habéis discutido?
Me siento en la cama y la observo. Está intranquila por su hermana, es normal.
– Habéis discutido ¿verdad? – me dice aproximándose.
– Es complicado enana – digo encogiéndome de hombros, la verdad es que no sé que decirle.
Me sonríe y se sienta a mi lado.
– Hacía bastante tiempo que no me llamabas así.
– Si te molesta… no volveré a hacerlo.
– Da igual Spike… mira – me dice volviendo al tema que la ha traído hasta aquí – no sé qué es lo que ha pasado entre vosotros pero tienes que arreglarlo.
– Me lo ha contado todo – digo sincerándome con ella.
– ¿todo?
– Sí, ahora ya sé que antes era un vampiro y todo lo demás.
– ¿Y?
– Cómo que… ¿y? Qué no sé que hacer… he hecho cosas terribles...
– ¿De verdad te importa lo que fuiste? ¿Vas a dejar que tu pasado destruya lo que Buffy y tú tenéis?
Me quedo callado, pensando… la enana tiene razón, qué más da lo que fui… lo que importa es el presente ¿no? La quiero, ahora más que nunca… pues después de todo lo que hemos pasado es un milagro que estemos juntos. Además, no puedo perderla, no podría seguir viviendo sin ella… Buffy es la que le da sentido a mi vida, sin ella… ¿qué me queda?
– Voy a hablar con ella – le digo justo antes de salir de allí.
Bajo las escaleras en silencio, sé que Buffy está en el salón, puedo oírla gimotear. Acelero el paso, quiero tenerla entre mis brazos cuanto antes. Pero cuando llego a su lado me quedo quieto sin saber muy bien qué hacer.
– Buffy.
Al oír su nombre ha alzado la vista… y me he sentido terriblemente mal, por como tiene los ojos debe llevar un buen rato llorando.
– Ya… ya creí que no ibas a bajar – me dice intentando calmarse.
Está sentada en el sofá así que me arrodillo para estar a su altura, no sé como decírselo, no sé por donde empezar, solo se me ocurre algo que hacer. La abrazo.
– Vaya día que llevamos – le susurro al oído – entre los dos podríamos inundar la ciudad.
Entre sollozos ella deja escapar unas risas.
Siento haber tardado tanto en darme cuenta… debí haber bajado hace mucho, no… ni siquiera debí haber dejado que se fuera de la habitación.
– Lo siento…
Intento liberarla de mi abrazo pero ella no me lo permite, me rodea con sus brazos.
– No te vayas – me dice para que no la deje, pero no me queda claro si se está refiriendo a este momento o en un sentido más amplio.
– No voy a irme, luv. –le digo sentándome a su lado – Ni ahora ni nunca.
Vuelvo a rodearla con mis brazos haciendo que descanse su cabeza en mi pecho – ¿Aún no te has dado cuenta?
Ella levanta la cabeza buscando mi mirada, creo que no ha entendido la pregunta, perfecto, es lo que quería, desconcertarla.
– ¿De qué?
En vez de contestarle con palabras prefiero hacerlo con hechos. Le acaricio suavemente la mejilla, aún está húmeda por las lágrimas que ha dejado escapar, intento secarla con mi pulgar. La agarro por la nuca y la beso en la frente. Quiero que tenga claro cuanto significa ella para mi.
– Sin ti no sería lo que soy ahora.
Intuyo que ella tiene intención de hablar pero me adelanto y me lanzo a sus labios, juego con ellos, los saboreo, los hago míos.
– Te quiero demasiado – le digo dejando descansar mi frente en la suya.


CAPITULO 18 “Decisión”

Anoche debimos quedarnos dormidos en el sofá porque me he despertado sintiendo a Buffy entre mis brazos. Creo que estaba despierta antes que yo.
– Buenos días – me dice.
Noto como me da un beso en un párpado y luego en el otro, pues aún sigo con los ojos cerrados.
– Abre esos bonitos ojos azules, anda… – me pide ella, y yo como no puedo negarme a nada de lo que me pide le hago caso.
– ¿Qué hora es? – pregunto pues por el sol me he dado cuenta de que se me ha pasado la hora del amanecer así que esta mañana no habrá nada nuevo que recordar. Mejor, porque no creo que tenga fuerzas suficientes para soportar otro mal recuerdo.
– Son más de las 10.
– Entonces… hasta esta noche no tengo que tomarme la poción.
Mi cuerpo necesita estirarse para terminar de despertar. Lo hago y es entonces cuando la observo con atención, aún tiene los ojos hinchados de lo que lloró anoche.
– Spike… si no quieres tomártela más… lo entenderé.
No sé que decirle, no me esperaba esto. Pensaba que ella quería a toda costa que recuperara mis recuerdos.
– ¿Tú que quieres que haga?
– Eres tú el que debe tomar la decisión.
Me parece que lo dice porque no quiere presionarme… ella me quiere, me lo ha dicho y me lo ha demostrado. Sin embargo, después de conocer por todo lo que hemos pasado, tengo la impresión de que ella no está enamorada de lo que soy ahora si no de lo que he llegado a ser, lo nuestro no puede seguir avanzando sin mis recuerdos. Sé que no me espera un camino nada fácil que recorrer, seguramente hice muchas cosas horribles en mi pasado y tendré que revivirlas todas ellas… pero también recuperaré los momentos que Buffy y yo hemos compartido, los buenos momentos… además, tengo que hacerlo, porque si no lo hago sé que la voy a perder.
– Lo haré. Quiero recordar quien soy – ella sonríe ante mi respuesta, es lo que esperaba oír – pero antes… vamos a bajarte esa hinchazón.
– ¿qué?
– Tus ojos, luv…
Ella se levanta y se va hacia el espejo.
– ¡Oh dios! ¡Estoy horrible!
– Bobadas – le digo acercándome a ella. La agarro por la cintura desde atrás y dejo descasar mi cabeza sobre su hombro – tú siempre estás preciosa, y lo de los ojos lo arreglo yo con un poco de manzanilla.
La beso en el cuello sintiendo su sabor, ella se ríe, parece que le hago cosquillas.
– ¿Cómo sabes eso? – me pregunta buscando mi mirada en el espejo.
– Crecí viendo a mi madre hacerlo prácticamente cada día – mientras le contesto no paro de besarla por el cuello, me encanta su cuello, es perfecto – Cuando mi padre nos abandonó se quedaba dormida llorando y… ¿cómo puedo acordarme de eso? – le pregunto soltándola.
Ella se gira y me mira asombrada, pero más asombrado estoy yo…
– Spike… – me dice ella, intuyo que quiere una explicación, una respuesta a la pregunta que yo mismo he formulado.
– No sé – le digo – no tengo ni idea, solo sé que me acuerdo de mi madre, de mi infancia… ¿seguro que no me he tomado la poción esta mañana?
– Que yo sepa no, es raro… creo que Willow no dijo nada acerca de esto, se suponía que irías recobrando tu memoria poco a poco, con la poción ¿Qué más recuerdas?
– Creo que nada más.
– Ya tenemos planes para hoy – me dice convencida – iremos a ver a Willow.
– Como quieras, pero antes… tenemos que ponerte guapa, pet – digo cogiéndola de la mano y llevándola hacia la cocina.
– ¡Eh! – protesta ella mientras se detiene a mitad de camino – ¿No acabas de decir que yo siempre estoy bien?
Ya empezamos con los piques… ¡dios! ¡Cómo lo disfruto!
– ¿Y me creíste?
Buffy me mira frunciendo el ceño y llevándose las manos a la cintura, simulando estar molesta. Está adorable. La agarro por la muñeca y la atraigo hacia mi con decisión, de forma tan rápida que no le doy tiempo a que reaccione. La tomo por la cintura y la pego a mi cuerpo, sintiendo cada detalle de sus curvas. Giro sobre mí mismo haciendo que ella pegue la espalda al marco de la puerta, acorralándola.
– Mi opinión no es muy objetiva que digamos – le digo al oído – ten en cuenta que estoy loco por ti.
He intentado ser lo más seductor posible, quiero que tenga claro cuales son mis intenciones en este momento, y parece que lo he conseguido porque tengo a Buffy desabrochándome la camisa.
– Tú si que me vuelves loca a mi – me dice... ¿no es encantadora?
Siento sus labios en los míos y me dejo llevar.
Dawn tose para llamar nuestra atención ya que estamos entorpeciendo el paso.
– Ya veo que seguiste mi consejo, Spike.
Suelto a Buffy que se aleja de mí, incómoda por la situación.
Yo, con un simple gesto pretendo agradecerle a Dawn lo que hizo anoche por nosotros. Espero que lo entienda así. Creo que sí porque me ha guiñado un ojo en señal de complicidad.
– Dawn… yo… – intenta excusarse Buffy mientras su hermana entra en la cocina.
– Por mi no paréis ¿eh? – dice cogiendo una manzana del frutero – que yo ya me iba.
Y es cierto, se marcha con la misma vitalidad con la que ha llegado, dejándonos a Buffy y a mí descolocados.
– ¿cómo dices qué es ese remedio con manzanilla?
Vale, lo he pillado, diversión interrumpida y aplazada. Voy a matar a esa enana cuando vuelva.




CAPITULO 19 “Visita”

De Willow solo sé lo que Buffy me ha contado, la pelirroja llegó a Cleveland hará cosa de un mes. Antes de eso estuvo viviendo en Brasil con una chica, Kennedy creo que se llamaba, pero por lo visto la relación entre ellas se deterioró y cuando rompieron Willow se vino para acá, porque aquí es donde estábamos todos.
Ahora ya sé qué es lo que hacemos aquí exactamente, algunas cosas simplemente las sé, otras ha sido Buffy la que me ha ayudado a recordarlas.
En esta ciudad hay lo que se llama una boca del infierno, como la que había en Sunnydale, no sé muy bien qué será, pero solo con el nombre… ya da escalofríos.
Antes de la batalla contra El Primero, en la cual ocurrió mi supuesto accidente, solo había una cazadora, era la elegida, y esa chica era Buffy. Todo el peso del mundo recaía sobre ella, así es como me lo dijo. Su vida no ha sido nada fácil, me ha dicho que ser la cazadora la cambió, demasiadas responsabilidades, demasiada soledad… y que solo yo, con mi obstinación, conseguí romper el muro que había levantado a su alrededor, eso es lo que dice. Es una mujer maravillosa.
En aquella batalla Willow hizo una especie de conjuro y ahora todas las que tienen el potencial para ser cazadoras, lo son. Son muchas chicas, en teoría cada una de ellas debería disponer de un vigilante, así como Giles fue el vigilante de Buffy durante algún tiempo, pero como ya he dicho, son muchas chicas y cada día son más. Por eso tomaron la decisión de abrir algo así como una escuela de cazadoras, y como no, tenía que ser aquí, en Cleveland, junto a la boca del infierno.
Acabamos de llegar a dicha escuela, aquí es donde Willow se aloja, nosotros también estuvimos viviendo en este lugar durante un tiempo, pero pensamos en mudarnos, tener nuestra propia casa para así disponer de un poco de intimidad. Se trata de un edificio antiguo, situado en las afueras de la ciudad, junto a la costa del lago Erie.
Estamos en la entrada, es enorme, esperando a que la bruja se presente ante nosotros, cuando veo que una chica se acerca, por como se dirige hacia aquí creo que la conocemos.
– ¡Ey B! Al fin te dignas a hacernos una visita ¿eh? –dice con mucha confianza.
– Hola Faith.
– Ya me he enterado de lo tuyo – me dice ahora a mi – ¿Cómo lo llevas Big Bad?
– Bien – respondo, no se me ocurre que otra cosa puedo decirle… ¿qué es eso de Big Bad?
– Está muy sosillo ¿no? – le dice a Buffy intentando parecer que quiere que yo no me entere, pero de sobra debe saber que sí la he oído.
– Es que no recuerda mucho de antes de… – intenta explicarle Buffy, pero Faith no la deja terminar.
– Eh! Que a mi no tienes porqué darme explicaciones… además ahora no puedo perder el tiempo, tengo un grupo de chicas esperándome – dice de forma descarada mientras se aleja de nosotros – nos vemos luego si aún estáis por aquí.
– ¿B? – pregunto, es la primera vez que oigo a alguien referirse a Buffy así.
– Es típico de Faith – me dice ella – también es una cazadora.
Me quedo observando como se aleja de nosotros, cuando veo a Willow aparecer por la puerta hablando con otra chica, a la cual o desconozco o no me acuerdo de ella. Se despiden y la pelirroja se acerca a nosotros.
– ¡Hola chicos! ¿Cómo os va todo?
– Will, tenemos que hablar, Spike está recordando cosas sin tomarse la poción ¿verdad? – dice para que yo le confirme lo que está diciendo.
– Sí, pero no son recuerdos como los que tengo cuando me tomo ese brebaje, estos simplemente están ahí, como si nunca se hubieran ido.
Willow se nos queda mirando, como si lo que le estuviésemos diciendo no fuera realmente importante.
– ¿Y? Ya te dije que algo así pasaría ¿no?
Buffy y yo nos miramos, ninguno de los dos estaba al tanto de eso.
– No – contesta Buffy.
– Me acuerdo perfectamente que te lo conté, mientras esperábamos a que Spike despertara. Te dije que después de que empezara a tomar la poción él iría recuperando recuerdos siguiendo una curva que se rige por una función exponencial que tiene una asíntota en el momento en que perdió la memoria.
– Si lo dijiste así, entonces normal que no me enterara – le dice – entre que estaba preocupada por Spike y tú que parece que hablas en chino…
Uff, menos mal, no soy el único que no se ha enterado de nada. Porque no he entendido ni una palabra de lo que Willow ha dicho…
– Buff, es normal que Spike vaya adquiriendo recuerdos por su cuenta, y cada día que pasa recordará aún más. En unos días o una semana como mucho ya lo recordará todo.
– Entonces… ¿no tenemos de qué preocuparnos? – quiere asegurarse Buffy.
– A menos que haya algo que no quieras que Spike recuerde…
– Nada en absoluto.
– ¿Por qué no os quedáis a comer con nosotros?
Buffy me mira, creo que para saber mi opinión. Sinceramente no me apetece mucho la idea, desde esta mañana no he dejado de pensar en lo que voy a hacerle en cuanto nos quedemos solos… no quiero retrasarlo más. Pero la conozco, demasiado bien, y sé que a ella le gustaría mucho quedarse, así que asiento, dando mi aprobación.
– Genial – exclama la bruja – Ahora tengo que dar una clase, nos vemos luego.



CAPITULO 20 “Indeseable”

– Este sitio es genial – le comento a Buffy que camina a mi lado. Y es cierto, estamos fuera en la parte de atrás, frente al lago. Ya hemos terminado de comer y hemos decidido dar un paseo, bueno, la verdad es que ha sido idea mía.
– Sí – dice ella de forma nostálgica mientras se agarra a mi brazo – hemos pasado muy buenos momentos aquí.
– ¿Cómo aquella vez que acabamos en remojo? – pregunto señalando al lago con la vista.
– ¿Te acuerdas de eso? – pregunta ella entre asombrada y escandalizada.
– El agua estaba helada – exagero, pues aunque estaba algo fría tampoco era para tanto.
– Sí, es verdad – dice ella antes de echarse a reír. Se calla de golpe y me mira insinuándose – pero mereció la pena ¿eh?
– Ya lo creo – le contesto tirando de ella hacia un árbol. Quiero que dejen de mirarnos. Hay mucha gente a nuestro alrededor, hace un día bastante bueno y muchas de las chicas aprovechan su descanso para tomar un poco el aire.
– Me gustaría terminar lo que empezamos esta mañana – confieso mientras la beso en el cuello con delicadeza.
– Spike…
– Pero con tanta cazadora suelta es imposible – Abro la boca y le doy un leve mordisco, como recuerdo que hice la otra vez que estuvimos aquí.
– Para…
Le hago caso, si ella no quiere no voy a continuar. Me quedo observándola y comprendo a qué viene su negación, pues aunque estamos algo apartados, aún pueden vernos, es por eso por lo que está preocupada, por lo que no quiere que siga.
– Además – le digo sin dejar de mirar sus ojos, no me canso me mirarlos nunca – me vendría bien recordar qué fue lo que pasó exactamente la otra vez.
– Ahora no – dice señalando con la cabeza hacia la costa del lago, allí es donde está la mayoría de la gente – No es el momento.
Ignoro lo que me dice pues siento la necesidad de besarla. Me gusta sentir sus labios en los míos, el cambio de actitud de ella, de resistirse al beso a pasar a la acción.
– Spike… – consigue decir ella con la respiración entrecortada los pocos segundos que logramos estar separados.
Sospecho que Buffy quiere hablar así que detengo nuestro beso, pero ahora ella quiere todo lo contrario, me agarra por la nuca y me obliga a acercarme, volviendo a atraparme con sus labios. De seguir así, soy capaz de tumbarla aquí mismo y hacerla mía sin importarme quien mire o deje de mirar. Menos mal que se detiene.
– Sé el sitio perfecto – susurra mientras descansa su frente en la mía – para hacer lo que estás pensando.
– ¿Y qué hacemos aquí? – pregunto con impaciencia.
Buffy me coge de la mano y tira de mi, guiándome. No sé donde me lleva pero que lleguemos pronto, por favor, porque la necesito más que aire para respirar. Lo mismo debe pasarle a ella porque se ha girado bruscamente para volver a besarme, un beso rápido y breve pero no por eso menos intenso. Luego ha vuelto a tirar de mi. Tenemos que cruzar el inmenso jardín para llegar a la puerta, sea donde sea que me lleva está en el interior.
– ¡Buffy!
Es Xander el que la llama desde lo lejos, nos ha visto y se dirige hacia nosotros corriendo.
– ¡Buffy! – repite recuperando el aliento – os estaba buscando, tenemos que hablar.
Buffy me mira y vuelve a mirar a su amigo. Creo que está pensándoselo.
– Ahora no Xander – dice con una sonrisa volviendo a tirar de mi de forma tan imprevista que no casi no me da tiempo a seguirla.
– Pero Buff! – insiste – es importante.
Ella se detiene. No puedo creerlo. ¿Es que están todos empeñados en no dejarnos solos?
– Lo siento – me dice ella al oído – tendremos que dejarlo para luego.
Me da un beso en la mejilla y se dirige hacia Xander. Suspiro, cómo si un simple beso pudiera servir para calmar lo que siento…
– Espero que sea algo de vida o muerte – dice ella muy seria cuando está frente a su amigo.
– Es por El Inmortal.
– ¿Qué?
– ¿El Inmortal? – pregunto – ¿Quién diablos es ese?
– Un indeseable – responde ella de forma brusca.
– Acabo de llegar de L.A. y… ¿a qué no sabes quién está removiendo cielo y tierra para encontrarte?
– ¡Es increíble! – suspira – Creí haberle dejado bien claro que no podía haber nada entre nosotros.
Vale, esa última parte no me ha gustado nada… y creo que ella se ha dado cuenta porque ahora me habla a mí con autoridad – y tú no empieces con tus paranoias que te veo venir.


CAPITULO 21 “Información”

Xander ha querido que nos reunamos todos antes de contarnos exactamente qué es lo que pasa con ese tipo que se hace llamar El Inmortal. A mí todo esto me da muy mala espina. Estamos en una especie de sala de reuniones. Hay una gran mesa ovalada en el centro, Xander y Giles están sentados en ella, hablando de no sé que cosa. Buffy y yo estamos de pie, en el otro extremo, junto a la ventana, deseando que lleguen Willow y Faith para que Xander abra la boca.
– ¿Qué sucede Buffy? – pregunto, pues estoy intranquilo, nadie quiere aclararme a que viene tanta preocupación.
– Seguro que no es nada.
No quiere hablar de ello ¡genial! Me doy media vuelta y me quedo observando el paisaje. Estamos en una segunda planta, puedo ver el jardín y más allá está el lago. Hay un grupo de chicas entrenando abajo.
– Spike… – oigo que me llama Buffy, pero prefiero ignorarla… entonces siento que me da un leve empujón con su hombro. Es Buffy que intenta llamar mi atención y no sabe cómo – entre El Inmortal y yo no hubo nada – confiesa, eso sí que me parece interesante, me giro para verla esperando que continúe, intuyo que hay más.
– Se trata de un vampiro – me dice – un vampiro muy antiguo y sofisticado. Lo conocí cuando estuve en Italia, cuando pensaba que estabas… muerto.
– Y estaba interesado en ti, supongo – le digo recordando el comentario que le hizo antes a su amigo. Ella asiente, como si se avergonzara de ello, lo cual me lleva a hacerle la siguiente pregunta – pero… ¿lo estabas tú?
He dado en el blanco, aparta la mirada, intuyo que la pregunta le resulta incómoda.
– No – responde – no he estado interesada en nadie más desde que empecé a sentir algo por ti.
Vale, eso sí que no me lo esperaba… no he podido evitar que se dibuje una sonrisa en mi cara.
– pero…
– pero ¿qué? – pregunto… ¿Por qué siempre tiene que haber un pero?
– en cierto modo sí que hubo algo entre nosotros… aunque no fue porque yo quisiera, bueno sí, pero ¡dios! Esto es un lío. El Inmortal tiene ciertos poderes psíquicos, bueno, los tenía, porque ya me encargué yo de cambiar eso… en realidad fue cosa de Willow, pero lo que importa es que le quitamos su poder, vamos – me dice nerviosa – que estuvimos un tiempo saliendo pero porque me hechizó.
– Y ahora estás en su lista de busca y captura.
Se abre la puerta, por fin Willow y Faith hacen su aparición, ya estamos todos, espero que ahora Xander pueda darnos más información.
– Siento el retraso – se disculpa Willow sentándose junto a Giles.
– Yo no – Faith se deja caer en una de las sillas y sube los pies a la mesa – ¿y bien? ¿A qué viene tanta urgencia?
Buffy se acerca al grupo y toma asiento. Yo la sigo pero prefiero permanecer de pie. Me quedo detrás de ella y apoyo las manos en su silla.
– ¿No esperamos a Andrew? – interrumpe la pelirroja.
– No está en Cleveland – responde Giles mirando a Xander de reojo. No sé qué es pero creo que se traen algo entre manos – lo he mandado a que investigue un asunto.
– Como ya le he dicho a Buffy y Spike – habla Xander – tengo noticias del Inmortal. Estuve ayer en L.A. investigando un tema cuando me topé por casualidad con un vampiro que trabaja para él y que estaba haciendo demasiadas preguntas sobre ti – dice mirando a Buffy.
Yo le pongo mi mano sobre su hombro, quiero que sepa que estoy aquí, con ella. Aunque no entienda el alcance de todo esto, necesito que sepa que puede contar conmigo para lo que sea. Ella coloca su mano sobre la mía.
– ¿qué clase de preguntas? – quiere saber Willow.
– sobre donde estaba ahora Buffy.
– A ver si lo he entendido… – dice Faith – nos has reunido aquí a todos para decirnos que…
– Que tenemos problemas con El Inmortal, todos sabemos que tiene contactos, y quiere vengarse de Buffy por humillarlo como lo hizo, deberíamos estar atentos.
– Tenía que haber acabado con él cuando tuve la oportunidad – comenta Buffy – aunque la verdad, no me preocupa y tú no deberías preocuparte tanto, Xander. Sin sus poderes psíquicos El Inmortal es sólo un vampiro más, acabaré con él.
– ¡Así se habla B!
Buffy se levanta de la silla con lo que yo tengo que echarme hacia atrás para dejarle paso.
– Si eso era todo… nosotros ya nos vamos.
– Buffy – la llama el vigilante – hay más…
– No Giles, estoy cansada, ni siquiera creo que me necesitéis para esto, hay muchas chicas dispuestas a entrar en acción.
– Tiene a Dawn – suelta Giles así como si nada – dejando sobre la mesa un papel, supongo que será una nota.
Buffy se detiene en seco. Todos incluso Xander se han quedado tan asombrados como nosotros, no creo que ninguno lo supiera.
– ¿Ese pervertido tiene a mi hermana y hemos estado aquí perdiendo en tiempo? – pregunta ella girándose para poder mirarlos a todos a la cara. Está enfadada, lo sé. No le ha gustado nada que haya esperado tanto tiempo para decírselo – ¿hay algo más que aún no me hayas contado, cómo donde y cuanto tiempo hace que la tiene, por ejemplo?
Ninguno responde así que intuyo que no deben saberlo, Buffy ha debido llegar a la misma conclusión que yo.
– Esta nota acaba de llegar no hace mucho – dice Giles como si quisiera disculparse por no haberla informado antes.
Willow coge la nota y la lee en voz alta.
– “Queridísima cazadora, tengo a mi lado a tu joven hermana. Es una chica realmente hermosa pero no tanto como tú, bella mía” Eso es todo, no dice nada más.
– Willow, haz un conjuro de localización – ordena Buffy – no creo que sirva de mucho, seguramente habrá encontrado la forma de ocultarse, pero no perdemos nada por intentarlo. Faith, tú y Xander trabajo de campo, preguntad a todo el que os crucéis por el camino, a ver si averiguáis algo más sobre cuales son sus intenciones, tiene que querer algo. Giles, usted… – dice pensando qué decirle, no creo que tenga muy claro qué orden darle – usted… ya sabe lo que tiene que hacer, busque en los libros… cualquier cosa que averigüemos sobre El Inmortal nos vendrá bien – hace una pausa y relaja el tono de voz antes de hablarme a mi – Spike, tú te vienes conmigo.
Yo asiento, no me atrevería a llevarle la contraria en una situación como ésta. No sé de lo que es capaz ese Inmortal, pero Dawn también significa mucho para mí, es como una hermana, una amiga… no puedo consentir que le pase nada.
– ¿Dónde vamos? – pregunto mientras salimos de la sala.
– A por las armas – contesta ella de forma seria – las vamos a necesitar.


CAPITULO 22 “Quiero ayudar”

Estamos de vuelta en la sala de reuniones, Buffy me había llevado con ella a coger, entre otras cosas, un arma bastante peculiar, una especie de hacha con el mango de madera y puntiagudo. Xander y Faith ya se habían marchado cuando llegamos y Giles había ido a consultar unos libros a la biblioteca. Willow estaba concentrada en su portátil puesto que el conjuro que hizo no tuvo los resultados esperados.
Al parecer El Inmortal había conseguido la manera de evitar ser localizado con precisión, sin embargo la bruja tenía una pista sobre la zona donde se encontraba, el conjuro localizador no había dado la posición exacta pero sí tenía un perímetro. Ahora buscaba posibles sitios que él pudiera usar para alojarse y nosotros esperábamos impacientes a que Willow nos dijera dónde debíamos ir.
Mientras, Buffy maneja la guadaña con destreza, pasándosela de una mano a otra como si nada, como si le perteneciera desde siempre, como si el único fin de ese arma fuera que ella la tuviera entre sus manos.
– Tengo algo – comenta la pelirroja.
– A ver… – se interesa Buffy. Deja la guadaña sobre la mesa y se asoma a la pantalla. Yo la sigo y me quedo detrás de las chicas.
– He reducido la búsqueda a estas tres casas.
– Está ahí – dice señalando una de ellas en la pantalla.
– ¿Cómo lo sabes? – pregunta Willow. La verdad yo también siento curiosidad, solo ha tenido que echar un breve vistazo a las fotos de las casas para saberlo.
– Lo conozco, sé lo que le gusta, nunca viviría en una casa orientada al Este, así que esa descartada… – se explicaba ella – y esa otra es demasiado nueva, allí no creo que esté, por lo que debe estar ahí, en esa. Además esta casa tiene un jardín repleto de lirios… y a él… le encantan los lirios… ¿ves? – dice señalando la pantalla – lirios por todas partes, está ahí, no hay duda.
Tengo que admitirlo, no me agrada que lo conozca tan bien… me pregunto si sabrá tanto de mi como de él.
– Vámonos Will – dice Buffy sacándome de mis pensamientos – llamaremos a Xander por el camino.
Vuelve a coger la guadaña y se dispone a salir, yo voy tras ella, pero al ver mis intenciones se detiene.
– Spike… ¿dónde vas?
– Contigo – respondo, me parece tan obvia la respuesta… ¿dónde iba a ir si no?
– Lo siento pero tú no vienes – me dice con un tono de voz autoritario.
– ¿qué? –pregunto pues no puedo creerlo… ¿me va a dejar al margen de esto?
– Voy a avisar a Giles – dice la pelirroja, pero creo que más bien es una excusa para dejarnos solos – te espero fuera Buffy.
– No voy a dejar que pongas tu vida en peligro – me dice cuando ya estamos solos.
– ¿Y qué pasa contigo? –pregunto indignado – ¿Tú si puedes arriesgar la tuya?
– No es lo mismo, Spike.
Claro, no es lo mismo porque yo no tengo su superfuerza ni su agilidad para la lucha…
– Se trata de Dawn – pretendo explicarle mis motivos – todo el mundo está haciendo algo… yo también quiero ayudar.
– Pues busca otra forma de hacerlo, porque conmigo no vas a venir.
No puedo evitar resoplar, me cruzo de brazos molesto… no entiendo que no quiera mi ayuda. Ella debe haberse dado cuenta porque intenta explicarme el porqué de su decisión.
– Spike, entiéndelo… solo me preocupo por ti, por lo que pueda pasarte… las cosas son distintas ahora que eres…humano, lo cual es, a falta de otra palabra mejor, extraordinario pero… pero podría sucederte algo y yo… no quiero eso… no creo que pudiera soportar perderte… ahora no, no otra vez.

Sé que tiene razón, ser humano me hace más vulnerable y ella solo quiere protegerme y lo hace porque me quiere, pero… ¡Maldita sea! ¡Quiero ser útil! No recuerdo mucho de mi vida anterior pero sí sé que solía acompañarla en situaciones como esta, que luchaba a su lado codo con codo…
– Tengo que irme – dice dándome un inocente beso en los labios – lo entiendes ¿verdad?
Se da media vuelta y se marcha.
– ¿Y qué se supone que tengo que hacer? – pregunto alzando la voz, intentando así que se detenga – ¿Quedarme aquí de brazos cruzados, sin saber si lo has conseguido o no?
– No te preocupes por eso – responde ella con seguridad sin ni siquiera girarse – yo siempre lo consigo.
– Buffy… – insisto.
– Volveré pronto, lo prometo.
Al menos esta vez sí me ha mirado para hablarme pero luego ha seguido andando… se va y no puedo hacer ni decir nada para detenerla. No me sienta nada bien que se vaya sola y me deje aquí… pero diga lo que diga… sé que no voy a conseguir que cambie de opinión, es mejor que intente aparentar que entiendo su postura, va a enfrentarse a ese tipo y necesita mi apoyo… lo cual es lo único en lo que ahora mismo puedo ayudarla así que… salgo tras ella y le doy alcance en el pasillo.

– Eso espero… – le digo cuando sé que ya puede oírme. Ella se vuelve al escucharme hablar, así que continúo – … porque tenemos un tema pendiente, pet.

Sospecho que sabe perfectamente a lo que me estoy refiriendo pues he conseguido que esboce una sonrisa, una sonrisa radiante, está preciosa cuando sonríe de esa manera… Viene hacia mí, sin dejar que esa deslumbrante sonrisa la abandone. Sé lo que va a hacer, lo veo en sus ojos, en su forma de mirarme…
Y deseo que lo haga.
Me agarra por la solapa de la chaqueta y tira, haciendo así que nuestros labios se encuentren, que se mezclen nuestros alientos y que bailen nuestras lenguas. Me encanta esta sensación, no la del beso en sí, aunque es cierto que es fantástico, sino la de tenerla cerca, la de saber que es mía, que me ama y me desea… no la cambiaría por nada del mundo… la quiero ¡dios! ¡Cuánto la quiero! La agarro por los brazos, no quiero que se vaya, no quiero que este momento acabe nunca, pero sé que eso es imposible, además, ella tiene que irse.
Me separo de ella, de su boca, pero no sentir sus labios me quita el aliento, así que vuelvo a atraparlos como si quisiera despedirme de ellos antes de ponerle fin al beso.
– Vete ya… – le digo muy a mi pesar.
– Acabaré con él y llevaré a Dawn de vuelta a casa – me dice, sospecho que para que no me preocupe por ella, pero eso es algo que no puedo evitar.
– Si alguien puede hacerlo eres tú.
Buffy da un paso atrás.
– Tengo que irme… – es lo que dice pero me da la sensación de que hay algo que se lo impide, como si una parte de ella no quisiera irse.
– Lo sé.
– Me gustaría que pudieras venir, de verdad… pero no puede ser.
– Lo entiendo, tranquila.
– Te quiero, lo sabes ¿verdad?
Yo asiento, claro que lo sé, solo hay que ver lo que le está costando dejarme aquí. Su hermana está en peligro y soy yo el que la tiene preocupado.
– Espérame en casa, no tardaré – me dice justo antes de echar a correr.
Ya está, ya se ha ido. Ahora lo único que puedo hacer es esperar, esperar y confiar en que todo salga bien.


CAPITULO 23 “Problemas”

Llevo un bastante tiempo en casa y no he dejado de dar vueltas desde que llegué. Estoy intranquilo y preocupado… hace ya un rato que ha anochecido y no sé nada de Buffy. Ni siquiera el último recuerdo que he tenido sirve para distraerme. He recordado mi vampirización, aquella noche cuando Drusilla me mordió en el callejón. ¿Qué habrá sido de Dru? Debería preguntarle a Buffy cuando la vea, Buffy…
Me estoy fumando el último cigarro que me queda, como tarde mucho más voy a tener que salir a comprar.
En mi desesperación he bajado al sótano, no recuerdo haber estado aquí antes y ha sido una suerte porque he descubierto un saco de boxeo colgado del techo. Doy una última calada al cigarro y lo apago en un cenicero, que por cierto tiene algunas colillas, supongo que serán mías, debía pasar el día aquí abajo cuando la luz del sol aún era un problema para mi. Agarro el saco con ambas manos y me dispongo a golpearlo, creo que me servirá para descargar la tensión que estoy experimentando en mi interior, y de camino hacer más amena la espera.

Después de darle unos cuantos golpes, bastantes, he tenido que parar. Necesito coger aire, estoy cansado, acabo de llegar a la conclusión que tengo que dejar de fumar, no es bueno para mis pulmones. Me apoyo en mis rodillas, inclinándome un poco. ¿Qué estará haciendo Buffy ahora? Esta espera va a acabar conmigo… debí haber insistido un poco más para que me dejara ir con ella, o tendría que haberla seguido… tendría que haber hecho cualquier cosa excepto estar aquí sin hacer nada.
– Buffy… ¿Dónde estás? – hablo conmigo mismo.
Estoy pensando si salir a buscarla o no ¿Y si Buffy está en problemas y necesita mi ayuda?
Vale, ya está bien, basta de dudas. Sé que quedamos en que la esperaría aquí pero no puedo estar sin hacer nada ni un solo minuto más.
Salgo de la casa sin dejar de pensar en Buffy, en que puede que le haya sucedido algo y en que pese a lo fuerte que es puede estar en dificultades. No me perdonaría en la vida que le sucediese algo y que mientras yo esté aquí sin hacer nada. Al menos tengo que intentarlo.
Si no recuerdo mal la casa en la que estaba el Inmortal está a unos veinte minutos de aquí caminando, demasiado tiempo, tendré que agenciarme algún medio de transporte por el camino, tengo que llegar lo más rápido posible porque tengo la impresión de que algo no va bien, es como un presentimiento, algo en mi interior me dice que ella me necesita y cuanto antes, es por eso que no me lo he pensado dos veces al ver una moto aparcada a unas manzanas de donde vivimos, se trata de una Custom negra de 650 cc., es perfecta.
– Lo siento por tu dueño – le digo a la moto mientras me subo a ella – pero necesito tus ruedas.
Conseguir que arrancara no ha sido difícil, pensé que me costaría un poco más, por suerte, creo que no es la primera vez que hago algo así.

En unos pocos minutos estoy frente a la casa, es igual que la de la foto que Willow nos mostró en su portátil. Sólo hay una luz encendida así que sospecho que es allí donde está transcurriendo la acción. Dejo la moto y me acerco con cautela a la ventana, me asomo procurando que no me vean, debo andarme con cuidado si no quiero que me pillen, quiero que mi visita sirva para algo.
No puedo ver a Dawn ni a Buffy, pero sí hay un hombre alto y moreno, que viste con traje, debe ser El Inmortal. Xander está en el suelo, cerca de la ventana, espero que solo esté inconsciente. Hay algo extraño, Faith y Willow luchan entre sí, la bruja tiene el pelo blanco, está muy cambiada. ¿Qué diablos está pasando aquí?

Puedo ver como Buffy llega, creo que de la cocina, trae consigo una copa con un líquido rojo, espero que no sea lo que creo que es. Se la pasa al Inmortal que se la lleva a la boca, es sangre, no hay duda. No me gusta como Buffy lo mira, es como si viera algo especial en él. No entiendo nada. Willow está lanzando con su magia cualquier objeto que esté a su alrededor, pretendiendo hacer blanco en Faith. Buffy y El Inmortal mantienen lo que parece ser una agradable conversación mientras las observan, pero no puedo oírlos.

Lo que vi a continuación me sacó de dudas de lo que realmente estaba sucediendo, Buffy lo besó, un beso con pasión y deseo. Me hierve la sangre solo con verla disfrutar así en brazos de ese vampiro. Ese cerdo ha debido encontrar la manera de recuperar sus poderes psíquicos, no hay otra explicación para lo que mis ojos están contemplando. Ha llegado el momento de entrar en acción.

La puerta estaba abierta así que no he tenido que forzarla para entrar en la casa, me dirijo con impaciencia al salón, mi llegada los ha sorprendido a todos pues han dejado de hacer lo que estaban haciendo para fijar sus miradas en mi.
– Spike ¿Qué haces aquí? – me pregunta la bruja.
– He venido a ayudar.
– ¡Pero si es William the bloody! – dice el Inmortal con cierto acento italiano.
No puedo detenerme en hacerle caso, mi interés se centra en ella.
– Buffy – la llamo esperando que mi presencia la haga entrar en razón. Ella me mira pero su mirada es distante y fría. Gira su cabeza e intercambia una mirada con El Inmortal, él asiente y ella vuelve a centrar su vista en mi.
– No deberías haber venido Spike, ahora tendré que matarte.
No puede ser ¿he oído bien? ¿ha dicho que va a matarme? Buffy da un paso al frente, decidida.
– Spike, ten cuidado – me advierte Willow que sigue su lucha con Faith – está bajo el control del Inmortal.
Eso ya lo sé pero de cualquier forma la advertencia de la bruja llega tarde, Buffy se ha lanzado sobre mi, dispuesta a acabar conmigo. Y yo, yo no puedo hacer nada. Ella es mucho más fuerte que yo, si realmente quiere matarme, lo hará.


CAPITULO 24 “¿Inmortal?”

Cuando ya creía que estaba todo perdido una silla ha golpeado a Buffy consiguiendo que se aleje de mi, ha sido Willow la que me ha ayudado. Buffy ha salido disparada hacia la pared, se ha llevado un buen golpe ¿estará bien?
Me acerco a ella que se levanta cuando ve que me aproximo.
– Buffy… estás herida – le digo pues no puedo evitar fijarme en la herida que tiene en la frente.
Ella se lleva la mano a su herida, corría un poco de sangre y se la ha limpiado.
– Te ofrecería un poco, Spike, pero estas cosas a ti ya no te van.
Camina hacia El Inmortal y le tiende la mano, este la agarra por la muñeca y se la lleva a la boca, lamiéndole el dedo cubierto de sangre de forma obscena.
– ¡Spike! – me llama Willow – ¡ven aquí!
Le hago caso y me acerco a ella. Cuando estoy a su lado extiende un brazo con la palma de la mano en posición vertical y una especie de campo de fuerza se crea a nuestro alrededor incluyendo también a Xander. Faith, al ver que sus ataques no tienen efecto, se retira y se queda junto a Buffy y El Inmortal. Él las rodea a ambas por la cintura.
– ¿Qué diablos está pasando aquí? – pregunto a Willow.
– Ha recuperado sus poderes – me explica.
– Y con intereses, por lo que veo.
Dentro de la barrera que Willow ha creado estamos a salvo, pero ¿qué pasa con ellas? ¡Dios! ¡Esto es horrible!
– De acuerdo – nos dice él mientras deja que las cazadoras se tomen demasiadas libertades con su cuerpo – quedaos ahí si es lo que queréis, pero no creo que os guste la vista ¡Eh! – le dice a Buffy llamando su atención – ¡más cuidado!
Ella le estaba lamiendo la oreja y creo que ha debido morderle, por eso ha protestado.
– ¿Y Dawn? – pregunto.
– Creo que está arriba, no le ha hecho nada, solo era un cebo, una trampa – continua la bruja – quería que nos acercáramos a él, quiere vengarse de Buffy.
– ¿Y porqué no nos controla a nosotros?
– Porque no puede, su poder ha cambiado desde la última vez que lo vi, antes se limitaba a ejercer cierta influencia en las preferencias de la gente…
– por eso Buffy se fijó en él – murmuro para mí.
– Sí – confirma Willow que me ha oído – pero ahora es distinto, su poder es más fuerte, míralo, controla a Buffy y Faith por completo.
Era cierto.
Aunque sabía que Buffy no actuaba por voluntad propia verla insinuarse así, tocando a ese degenerado, desesperada porque él la poseyera… me dolía en el alma.
– Sin embargo – dice Willow que continua con su explicación – esta vez solo tiene efecto sobre las cazadoras.
He tenido que dejar de mirarla, no puedo verla así, en los brazos de ese vampiro. Ambas cazadoras respiran deseo por cada uno de sus poros, puedo notar su excitación.
– Tienes que hacer algo, …red – he dudado un poco al llamarla así, pues su pelo ahora no tiene nada de rojo.
– ¿Yo? Yo no puedo hacer nada, Spike ¿crees que no lo he intentado? Lo he probado de todo y no ha dado resultado.
– ¿Entonces qué? ¿nos quedamos aquí eternamente?
– Estoy pensando – me dice desesperada – y estoy intentando comunicarme con Giles telepáticamente, pero no puedo, hay interferencias.
– Déjame salir.
– ¿Qué? ¿Te has vuelto loco? Te matará.
– Prefiero eso a ver como se tira a ese pervertido delante mía – le contesto lleno de ira – porque es eso lo que va a pasar si no la detenemos.
No estoy hablando por hablar. Tanto Faith como Buffy parecen desesperadas porque eso ocurra.
– ¿Qué te pasa Spike? ¿Acaso quieres unirte a la fiesta? – me pregunta con cinismo, lo voy a matar, juro por mi vida que lo mato.
– No voy a romper la barrera.
Maldigo para mis adentros, tengo que hacer algo.
– ¡Buffy!
Quizás si hablo con ella.
– ¡Ey, pet!
Nada, sigue sumergida en el mundo que El Inmortal ha creado para ella.
– Buffy, soy yo, Spike, habla conmigo, por favor.
He conseguido que desvíe su atención, está mirándome, como si acabara de darse cuenta de que estoy aquí.
– ¿Spike?
No puedo creerlo, está funcionando.
– Abre la barrera ¡maldita sea! – le digo a la bruja – puedo hacerlo, puedo hacer que vuelva a ser ella.
Willow me mira, dudando de mis palabras.
– Está bien, prepárate, solo estará abierta unos segundos.
Sigo sus indicaciones y cuando la bruja desconecta el muro mágico que nos protege doy un paso al frente. Detrás de mí se ha vuelto a formar la barrera.
– Buffy.
Sea lo que sea que la hizo reaccionar antes, se ha esfumado. Sé que mi fuerza no es ni tan siquiera una mínima parte que la suya, pero si no entra en razón por las buenas… será por las malas. Me acerco al trío y agarro a Buffy por la muñeca tirando de ella.
– Se acabó la diversión, luv.
– ¡Suéltame Spike!
Ella se deshace de mi con demasiada facilidad. Me ha lanzado hacia la pared y he resbalado hasta el suelo.
– Acaba con él – ordena El Inmortal.
La situación se complica por momentos. Willow está dentro de la barrera, agachada junto a Xander, comprobando sus constantes vitales, creo que está bien. Faith y El Inmortal están unidos por sus bocas, besándose como posesos, y Buffy… Buffy viene hacia mí, antes de que pueda ponerme en pie me ha cogido por la camiseta y me ha levantado, me tiene acorralado.
– Buffy, no dejes que te controle, lucha contra él.
Mi única esperanza es hacerla entrar en razón, pero mis esfuerzos no están teniendo resultado. Con la mano que le queda libre me ha estampado un golpe en la mandíbula. ¡Dios! ¡Cómo duele!
– Buffy… – hablo en voz baja.
Un nuevo golpe y más dolor.
– Te quiero – consigo decir con la boca llena de sangre.
Ella me libera y se queda frente a mí, observándome como si nunca antes nadie le hubiese dicho esas palabras.
Creía que estaba funcionando pero me equivoqué. Me ha vuelto a agarrar y me ha lanzado, he caído en una silla que se ha hecho pedazos.
Y ahí viene de nuevo. Se agacha a mi lado y me acaricia suavemente la mejilla. ¿vuelve a ser ella?
Está claro que no, pues de lo contrario no me hubiese levantado del suelo tirándome del pelo.
– Lo siento Spike – creo haberla oído decir justo antes de darme una patada que me ha llevado hasta los pies del Inmortal.
No puedo más, busco la mirada de Willow, implorándole ayuda. Veo que suspira y deja que la barrera se esfume. Empieza a hablar en latín y una especie de bola de energía comienza a formarse a su alrededor. Intuyo que va a lanzársela a Buffy, no puedo permitir que le haga daño.
– Buen trabajo, bella mía – la anima el Inmortal.
Willow hace lo que esperaba que iba a hacer, y arroja la esfera de energía hacia Buffy, golpeándola.
– ¡Noo! – grito aún desde el suelo, pues después de todo ella sigue siendo lo más importante para mi. Willow es muy poderosa… ¿y si acaba con ella?
Entonces ocurrió algo que me desconcertó, una nube de polvo gris cayó sobre mi, al alzar la vista solo pude ver a una desaliñada Dawn con una estaca en la mano, había matado al Inmortal.


CAPITULO 25 “Lo siento”

– ¿Pero qué coño está pasando aquí? – protesta Faith al recuperar el control
– ¡Will! ¿Te has vuelto loca? ¡Casi acabas conmigo!
Esta vez es Buffy la que protesta mientras se pone en pie.
– ¿Buffy? – murmuro levantándome del suelo.
No puedo creerlo, vuelve a ser ella y está bien. Por un instante pensé lo peor. Prácticamente salgo corriendo hacia donde está y la abrazo desesperado. Intuyo que la he cogido por sorpresa pues no me ha devuelto el gesto. Me da igual, estoy feliz de que vuelva a ser la de siempre, de saber que está bien y que no le ha pasado nada.
– Spike… siento mucho haberte pegado – se disculpa.
– No pasa nada, estoy bien – digo separándome de ella.
– ¡Eh! – protesta Dawn – ¿Es que nadie va a darme las gracias?
– No hacía falta que intervinieras, ya lo tenía yo todo bajo control.
– ¿Antes o después de lanzar a Spike por el aire?
Buffy me mira preocupada, supongo que se siente mal por cómo me ha tratado.
– No es nada – le digo quitándole importancia al tema – sobreviviré.
Aunque la verdad es que me duelen todos lo huesos.
– Gracias a mi – dice Dawn orgullosa por haber sido ella la que solucionó la situación, empiezo a pensar que se le está subiendo a la cabeza.
– Ya basta Dawn.
– Vamos B! Deja que disfrute de la gloria.
– Eso Buffy – se anima Willow que ya vuelve a tener su color de pelo – éste es su momento.
– Lo que pasa es que Buffy me tiene envidia.
– Si Willow no me hubiese lanzado esa bola de energía, yo misma habría acabado con El Inmortal, lo tenía todo planeado.
– Un momento… ¿Habías dejado de estar bajo su influencia y aún así seguiste golpeándome?
– Lo siento, Spike… – vuelve a disculparse – tenía que parecer creíble, por eso te arrojé sobre la silla para poder agenciarme una estaca, luego solo tenía que acercarme a él y estacarlo, pero Dawn se me adelantó – dijo cruzándose de brazos.
La conozco lo suficiente como para saber que aunque simule estar molesta no lo está, diría que se siente orgullosa de su hermana, simplemente le cuesta reconocerlo.
– ¿Cómo conseguiste escapar? – pregunta Willow.
– ¡Oh! Verás, estaba atada en una silla, en una de las habitaciones de arriba, me costó bastante pero conseguí…
Dawn está emocionada contando su aventura sin embargo yo ya no la oigo. Estoy fijándome en Buffy, en cada detalle de ella, es preciosa. Está oyendo la historia de Dawn con atención o al menos eso es lo que parece, se gira y me sorprende observándola.
Y me sonríe.
No me canso de esa sonrisa, es increíble. Viene hacia a mi y se queda delante mía, mirando al suelo, como si no se atreviera a decir lo que tiene en mente.
– ¿Buffy?
– Me alegro de que no me hicieras caso – dice por fin.
– Estaba preocupado, no podía esperar más.
– Aunque no deberías haberte arriesgado tanto, podría haberte… yo he estado a punto de…
– ¿matarme?
Aquella palabra era sin duda la que ella no se atrevía a pronunciar, y lo sé porque nada más decirla me abrazó. Lo hizo sin avisar, de forma tan repentina que el corazón me dio un vuelco en el pecho, sintiéndose vivo y lleno de amor.
Me entretengo en acariciarle el pelo, me fascina su pelo.
– ¿Nos vamos a casa? – propongo.
Buffy alza la cabeza buscando encontrarse con mis ojos y asiente tímidamente. Luego se fija en las demás chicas y yo también. Siguen conversando con despreocupación, el Inmortal ya es historia.
– Dawn ¿te vienes? – pregunta Buffy aún entre mis brazos.
La beso en la cabeza, no me importa esperar a que Dawn nos dé una respuesta, no si la espera va a ser así, junto a Buffy.
– ¿Por qué no vais vosotros delante? – sugiere – así podréis estar solos.
Tanto Buffy como yo nos miramos incrédulos.
– ¿Qué? – dice Dawn – Os lo debía por lo de esta mañana.
Esta enana es más perspicaz de lo que pensaba.


CAPITULO 26 “Felicidad”

Buffy y yo hemos vuelto en la moto, muy a mi pesar le he prometido que se la devolveré a su dueño por la mañana. Hemos permanecido en silencio la mayor parte del camino, y ahora estamos en la casa, junto a las escaleras.
– Spike – me dice – … yo… siento haberte tratado así.
– Estoy bien – le digo con paciencia – Ya está olvidado.
– Me refiero a antes… no debería haberte dejado al margen.
¿No es lo más maravilloso que hay en este mundo? Se preocupa por mí, no quiere que me sienta mal por no haberme dejado participar en la lucha.
– Tenías razón – le digo – ya no puedo luchar como antes, sólo soy un estorbo para ti.
– ¡No digas eso! Tú no eres… Spike, el que ahora no seas un vampiro no significa que no puedas ayudar… simplemente tienes que tener más cuidado. Me comporté así porque estaba preocupada por Dawn, pero sobre todo porque me asusta la idea de perderte. Me asusta mucho.
– Ven aquí – le digo mientras la agarro por la cintura y la tomo en brazos, sujetándole las piernas con la otra mano.
– ¿Qué haces Spike? – pregunta ella entre risas mientras se agarra a mi cuello.
– Algo en lo que llevo pensando desde esta mañana – contesto empezando a subir las escaleras. Voy a llevarla a la habitación, por fin voy a estar a solas con ella.
– Spike… – susurra. Oírla pronunciar mi nombre de esa manera despierta en mí sensaciones asombrosas.
En silencio terminamos el recorrido que nos lleva al dormitorio. Una vez allí la dejo sobre la cama, en ningún momento hemos roto el contacto visual.
– Eres increíble – le digo mientras me quito la chaqueta, dejándola caer en el suelo. Buffy no dice nada, simplemente me mira, noto anhelo en su mirada. Deseo. Amor. No sé exactamente qué es pero tiene algo que me hipnotiza, la necesito tanto que no sabría vivir sin ella. A su lado soy más que feliz. Me acerco con sigilo apoyando la rodilla en el colchón. Noto como el corazón me late a tope, y me gusta. No seré un vampiro con superpoderes pero tengo un corazón que puede latir por ella.
Por Buffy.
Sin apartar la vista de mí comienza a desnudarse, pero no quiero que lo haga ella, así que la detengo.
– Espera – le digo sentándome en el borde de la cama.
Me mira intentando descubrir el porqué de mis palabras.
– Deja que lo haga yo.
Sonríe ante mi comentario, le ha gustado la idea. Antes de hacer lo que he propuesto me inclino, lo suficiente para que mis labios y los suyos se unan. Lentamente le agarro el bajo de la camiseta y voy subiendo.
Sin prisas.
Sintiendo la tibieza de su piel, la forma de sus curvas, como si el tiempo se hubiese detenido en este mismo instante. Desgraciadamente tengo que romper el beso para que la ropa le pase por la cabeza. Aprovecho para observarla, me gusta su cuerpo, quiero desnudarla y acariciarla cuanto me plazca, y es lo que voy a hacer. Veo como ella se muerde el labio inferior, deseosa de que continúe con mi labor. Me tomo mi tiempo para descalzarla.
– ¿Cuándo dejaste de estar bajo el control del Inmortal? – pregunto dejando caer los zapatos al suelo.
Tengo mis sospechas, sólo quiero que me las confirme.
– Cuando dijiste que me querías – sonríe – esas fueron las palabras mágicas.
– Te quiero Buffy Anne Summers – le digo llamándola por su nombre completo, es mi forma de decirle que sólo la quiero a ella, que tiene la exclusiva de mi amor.
Intenta besarme pero la detengo.
Desde que soy humano he hecho el amor con ella una sola vez y en esa ocasión ambos estábamos impacientes y ansiosos, esta vez, quiero disfrutar del momento, quiero conocer cada rincón de su exquisito cuerpo. Sin embargo creo que Buffy tiene un poco de más prisa que yo. Sus manos están sobre mi pecho, acariciándome por debajo de la camiseta, tiene una piel muy suave, me gusta su tacto. Uso ambas manos para separarla de mí, agarrándola por los brazos, por las muñecas, acercándome sus manos a mi boca. La beso en una palma y luego en la otra. Ella no deja de mirarme como si no quisiera perderse detalle alguno de mis gestos, de mis expresiones. La quiero con locura y estoy dispuesto a demostrárselo, tengo toda una vida por delante para hacerlo.
Mi siguiente objetivo son sus pantalones, se los desabrocho y con algo de ayuda por su parte nos deshacemos de ellos, ya sólo la cubre su ropa interior, aunque por poco tiempo.
Y un nuevo intento por su parte de acelerar el proceso, se ha lanzado a mi boca, devorándola. Mi excitación aumenta por momentos, pero aún quiero contemplar su belleza un poco más. Sin dejar de besarla le quito el sujetador. Buffy tampoco ha perdido el tiempo y ha roto mi camiseta en dos dejando mi pecho al descubierto. Su increíble fuerza viene de maravilla en momentos como este. Ha dejado ahogar un pequeño gemido en mi boca, no es la única que está disfrutando con esto. Sentir sus senos contra mi pecho provoca que la presión en mis pantalones comience a ser extrema, necesito deshacerme de ellos con urgencia, pero antes… antes quiero verla completamente desnuda.

La tengo sentada frente a mí, sin ninguna prenda que la cubra. Le paso las manos por los hombros, retirándole el cabello hacia atrás y la incito a que se tumbe por completo en la cama.
– Eres la criatura más hermosa que he visto en mi vida – le digo sin apartar la vista de su cuerpo, mientras me llevo las manos al cierre de mi pantalón. Hace mucho que están sobrando.
Sé que lo que le he dicho no tiene mucho mérito, pues básicamente solo recuerdo de mi vida los últimos días, el resto, sigue siendo una maraña de recuerdos inconexos y confusos, pero tengo la total seguridad de que aunque viviera cien años más, nunca conocería a otra como ella, Buffy es única, es especial.

Cuando por fin estoy desnudo comienzo a acariciarle con suavidad una de sus piernas. Puedo sentir como su respiración cada vez es más agitada. Sigo mis caricias subiendo por la cara interior del muslo, lo que hace que ella separe sus piernas y se arquee un poco, presa de la excitación, suplicándome con su cuerpo que no me demore más.
Llevo mi mano hasta su sexo, introduciendo un dedo entre sus labios más íntimos, acariciándolos, provocando así que ella se contorsione aún más.
Agacho la cabeza buscando sus pechos, quiero saborearlos, llenarlos de excitación. Puedo sentir como sus fluidos se derraman en mi dedo mientras juego con uno de sus pezones, lamiéndolo, succionándolo, rozándolo con mis labios. Se agarra a mi pelo, dejando que el placer la recorra por completo hasta salir por su boca en forma de gemidos. Está lista.
– Spike… por favor… – jadea.
No puedo resistir por más tiempo así que me tumbo sobre ella robándole un beso tan apasionado que me ha respondido con todo su cuerpo, se ha agarrado a mi, rodeándome con sus piernas y ha llevado una de sus manos a mi miembro erecto guiándolo con precisión hacia su abertura. He oído salir de su boca un grito sofocado cuando he entrado en su interior. Llevamos el ritmo como si fuéramos uno solo, nos compenetramos a la perfección. Nuestros sonidos se entremezclan igual que nuestros alientos y nuestros perfumes, como nuestros cuerpos y nuestras reacciones. Nuestros movimientos son tan perfectos que siento que voy a morir de felicidad, de satisfacción y de placer al mismo tiempo.
Prácticamente llegamos al éxtasis a la vez, con una sincronización absoluta de nuestro baile particular. No tengo palabras para expresar lo que siento ahora, después de que la explosión de sensaciones haya terminado.
No sabría definir con claridad qué es la felicidad, pero en este momento puedo decir que soy feliz.
Muy feliz.
La abrazo como puedo, dejando que mi cuerpo vaya recuperando las fuerzas gastadas. Me siento seguro con ella, cada día que paso junto a Buffy tengo más claro que estamos hechos el uno para el otro. Me muevo hacia un lado, saliendo de ella, dejando escapar un suspiro placentero. Buffy usa mi pecho de almohada y me abraza satisfecha.
– Te quiero tanto… – susurra.
Nunca creí que unas simples palabras pudieran tener este efecto, me siento el hombre más dichoso de este bloody planeta.


CAPITULO 27 “Sonrisas”

Está preciosa cuando duerme, bueno, lo está siempre, pero cuando duerme lo está más aún. Es como un ángel, una diosa, espléndida, radiante, divina… efulgente, eso es. Jamás me cansaré de mirarla, de tocarla, de besarla. Aún es temprano, demasiado para mi gusto, pero he tenido que despertarme a estas horas si quiero tomarme la poción… ¿Cuándo lo recordaré todo? Espero que pronto. Buffy quería estar presente cuando me la tomara, me dijo que la llamara, pero me da pena hacerlo… se la ven tan feliz mientras duerme, tan en paz con el mundo que la rodea. El de ayer no fue un día fácil, tengo varios moratones que lo atestiguan, sin embargo ella se cura a gran velocidad, la herida de la frente a penas es visible ya. Estoy sentado en la cama, con la espalda apoyada sobre la pared, Buffy duerme en mi regazo. Le paso una mano por su espalda desnuda, con suavidad. Quiero que tenga un buen despertar.
– Spike – musita.
Se ha despertado y lo primero que ha hecho ha sido sonreírme. Luego ha vuelto la cara hacia el colchón tapándose con la almohada.
– Buffy.
– mmm – protesta medio dormida – un ratito más…
– Casi ha amanecido – comento. Mi intención es recordarle lo de la poción.
– ¿ya? ¿tan pronto? – vuelve a quejarse.
– ¡Arriba dormilona! – le digo con ímpetu mientras le quito la almohada.
– aun es pronto… – la oigo murmurar – estoy cansada…
– Si hay alguien aquí que tiene que estar cansado, ese soy yo.
Parece que mis palabras tienen su efecto, se gira quedando boca arriba.
– No entiendo – dice haciéndose la tonta – ¿cansado tu? ¿y eso? Total anoche lo hicimos ¿Cuántas? – sonríe – ¿dos veces?
– tres – la corrito.
– ¿En serio? – vuelve a sonreír – Creo que de la tercera no me enteré.
– ¡serás mentirosa! – le digo subiéndome sobre ella – ahora verás.
Empiezo a hacerle cosquillas por los costados, ella se ríe a mas no poder. Ojalá todas las mañanas pudiera despertarme así. Hoy va a ser un buen día, lo presiento.
– ¡Para! – creo que la he entendido decir entre risas.
– Retíralo – le pido sin parar con las cosquillas.
– Nu… – le cuesta hablar con las carcajadas – nun…nunca.
– Está bien – digo deteniéndome mientras la libero – no creo que sea buena idea acabar de nuevo en el suelo – bromeo. Espero que no se lo tome a mal – ya tengo el cuerpo demasiado magullado.
Vuelvo a la posición que tenía antes y Buffy se sienta a mi lado, me pasa la mano por el cuello, acariciándome las dos pequeñas heridas qué aún son notablemente visibles.
– Sí – sonríe ella – entre el mordisco, la paliza que te di anoche… y la fiesta que tuvimos luego… no sé como te tienes en pie.
– Estoy sentado, luv – sonrío.
– ¡Oh! – dice dándome un pequeño manotazo en la cabeza – ya sabes a lo que me refiero.
Ahora soy yo el que se echa a reír. Buffy, con gran agilidad y rapidez se sienta sobre mi y se agarra a mi cuello. Nuestras miradas se cruzan y a mi… la risa se me esfuma. Esa mirada…¡Oh Dios! No la puedo resistir. Le acaricio la espalda con suavidad, bajando lentamente. Formando pequeños circulitos por el camino. La habitación comienza a aclararse debido al inminente amanecer.
– ¿preparado? – pregunta.
– que remedio… – suspiro, pues lo ultimo que quiero hacer ahora es beberme la poción. Yo lo que quiero es bebérmela a ella, saborearla. Tengo sed, pero sed de Buffy.
– Ey! ¿y esos ánimos? – se extraña – ¿qué…qué fue lo que recordaste anoche? – pregunta con algo de miedo.
– Cuando morí… – le contesto – la primera vez.
– Oh, entiendo. No te preocupes, Spike, seguro que esta vez tienes un buen recuerdo.
– No, no lo entiendes. No fue un mal recuerdo, Buffy… yo quería que sucediera, quería lo que Dru me estaba ofreciendo. Me gustó.
– Eres muy raro ¿sabes? – me dice con una sonrisa mientras se entretiene en pasarme los dedos por el pelo.
– ¿por qué dices eso?
– Te conviertes en vampiro porque quieres, recuperas tu alma porque quieres… algo me dice que también recuperaste tu humanidad porque quisiste.
– No sé, no lo recuerdo.
– Lo harás. Estoy orgullosa de ti. Creo que no te lo he dicho antes… pero así es. Te quiero William.
Ante esas palabras solo puedo reaccionar de una forma, besándola. Acerco mis labios a los suyos, haciendo que se fusionen. Me gusta que me haya llamado por mi nombre, mi verdadero nombre. Suena muy bien cuando ella lo pronuncia.
Consigo romper el beso llevándome conmigo su labio inferior, pretendiendo así alargar el momento que permanecemos unidos por nuestras bocas.
– Repítelo.
– ¿El qué? ¿Qué estoy orgullosa? ¿Qué te quiero…?
– No, mi nombre, repítelo.
Ella vuelve a sonreír, debe parecerle divertido que le pida tal cosa.
– William.
Intento volver a besarla pero ella me detiene echándose un poco hacia atrás.
– Deberías tomarte ya esa poción… o se pasará la hora – me dice señalando la ventana con la cabeza.
Tiene razón, ya está amaneciendo. La agarro por la cintura y la dejo a mi lado. Tengo que levantarme para coger la botellita, está sobre la cómoda de la habitación. Cuando la tengo entre mis manos vuelvo a la cama de un salto, cayendo de rodillas, ella se eleva un poco por el movimiento que he provocado en el colchón debido a mi caída.
– ¡Spike! – ríe – ¡oh! Perdón… – corrige con una sonrisa – ¡William!
Tengo que hacer un gran esfuerzo para no lanzarme sobre ella. Me entretendría más pero no puedo, así que le doy un rápido y casto beso en los labios. Actúo con rapidez y me tomo la poción, le paso la botella y la cucharita a Buffy y me tumbo en la cama.
– Deberías probar eso… – le digo mientras el estado de inconciencia se apodera de mí – sabe a perros muertos.
Los ojos se me cierran, oigo que Buffy suelta unas risas por mi comentario y ya no oigo nada más… ¿qué recordaré esta vez?

CAPITULO 28 “De compras”

Esta mañana la recordé a ella, bajaba por unas escaleras detrás de Dawn. Parecía confusa, perdida… pero lo que no consigo olvidar son las emociones que había en mí. Mientras bajaba por las escaleras me decía a mi mismo que no podía ser ella, era imposible… pero Dawn dijo que… era ella ¿Cómo? ¿Cómo podía ser posible? Entonces fue cuando lo comprendí, se trataba de Buffy, no había duda, había regresado de entre los muertos. Creía que jamás volvería a ver su rostro y sin embargo allí estaba, abrochándose la camisa. Tiene sangre en sus manos, y aunque Dawn no lo sabía, yo sí, yo sí sé como se hizo esas heridas, pues yo mismo tuve que pasar por eso, yo al igual que ella tuve que salir de mi ataúd, de mi tumba.
Cuando le conté a Buffy lo que había recordado tuvo que contarme el resto de la historia. Poco a poco voy sabiendo más de mi pasado y del suyo. De nuestro pasado.
Hemos salido de casa después de desayunar. Ambos estuvimos de acuerdo en dar una vuelta por el centro de la ciudad.
Pasamos por un escaparate de ropa de hombre y me quedo observándolo sin dejar de caminar.
– ¿Quieres comprarte ropa? – pregunta.
– ¿Qué? – digo yo al verme sorprendido – no, es solo que… la ropa negra da mucho calor y no tengo casi nada de otro color.
Buffy me mira y sonríe.
– Hora de ir de compras – dice.
– No, da igual…
– Sí, será divertido – dice mientras tira de mí hacia el interior de la tienda.
– Un momento… – digo deteniéndome – ¿y mi opinión no cuenta?
No hace falta que diga nada, sus ojos hablan por ella y dicen un no rotundo. Ya lo ha decidido.
– ¡Qué diablos…!

Después de un buen rato rebuscando entre toda la ropa que hay en la tienda hemos escogido un par de pantalones y dos camisetas para llevármelos al probador.
– ¿y bien? – pregunto al correr la cortina para que ella me vea.
– Este también está bien. Me gustan los dos. – dice, pues ya es el segundo conjunto que me pruebo.
– Se supone que ibas ayudarme a decidir.
– Nos lo llevamos todo.
– ¿los dos conjuntos?
– Sí, y ese te lo dejas puesto.
– Tú mandas…

A continuación de hacer lo que dice, pagar las prendas y demás, nos vamos a buscar un sitio donde comer algo. Hemos pasado un buen rato, no sabía que ir de compras podía ser tan… divertido. Aunque claro seguramente sea por Buffy, porque he compartido este rato con ella. Llevo puesto unos vaqueros y una camiseta de color azul, no es gran cosa, pero al menos no son negros. Ella no ha dejado de mirarme de reojo desde que salimos de la tienda… me está empezando a incomodar.
– ¿qué pasa?
– Nada… es sólo que… no me acostumbro a verte con ese tipo de ropa.
– ¿no te gusta?
– No – dice agarrándose a mi brazo – no es eso, créeme. Estás muy guapo, demasiado, diría yo – esto último lo dice frunciendo el ceño.
Yo no puedo evitar soltar una carcajada. Me gusta su sinceridad.
– No te rías – refunfuña – es verdad… ahora tendré que pelearme con todas las chicas por ti.
– Sí claro… exageras un poco, love.
– No, fíjate como te mira esa – dice señalando con la cabeza a una chica que hay a unos metros de nosotros. Lo cierto es que me mira muy fijamente.
– mmm… ¿crees que… – le susurro al oído mientras la rodeo con ambos brazos por su cintura – … si me acerco a ella conseguiré una cita para esta noche?
– ¡Idiota! – protesta soltándose.
– ¿qué? – me encojo de hombros, como si no entendiera a qué viene su reacción – Es guapa, mira su pelo… – sigo con el juego – es muy bonito, y tiene un cuerpo estupendo.
– ¿y a qué esperas? Anda, ven con ella.
Me habla resentida, creo que la broma se me ha ido de las manos.
– Buffy… – le digo fijando mi vista en ella, en sus ojos.
– ¿qué? – pregunta cruzándose de brazos y volviéndome la cara.
– no hablaba en serio – le aclaro.
– Spike…
– ¿Si?
– Ahí viene.
– ¿qué? – pregunto confuso.
– Tu cita de esta noche… viene hacia aquí.
Me giro y mi mirada se cruza con la de esa chica.
– ¡Hola! – dice acercándose a nosotros.
– Hola… – contestamos Buffy y yo casi al mismo tiempo.
– No estaba segura de que fueras tú… con esa ropa… estás irreconocible – me dice con una amplia sonrisa – ¿qué ha sido de tu antiguo look?
– Espera… ¿la conoces? – pregunta Buffy.
Me quedo mirando a la misteriosa chica, intentando recordarla, parece que me conoce pero yo no tengo la menor idea de quién puede ser ella.
– Si es así… no lo recuerdo.


CAPITULO 29 “Desconfianza”

– ¿Con todo lo que hemos pasado juntos y no te acuerdas de mi?
– No – contesto, es la verdad.
– ¿Quién eres? – pregunta Buffy con desconfianza.
– Oh! Perdona… – se excusa la chica – soy Claire y tú debes ser Buffy ¿no? al fin nos conocemos, Spike me ha hablado mucho de ti.
– No puedo decir lo mismo – dice mirándome. Creo que está celosa.
– Lo siento – me disculpo – pero he perdido gran parte de mis recuerdos.
Claire se acerca a mi, demasiado para el gusto de Buffy, diría yo y me susurra al oído.
– Es por lo del shanshu ¿no? Ahora que eres humano has olvidado tu vida anterior.
Lo que me ha dicho me ha dejado de piedra… ¿cómo puede saber tanto de mí?
– Encantada de conocerte, Claire – dice Buffy intentando ser educada – pero tenemos que irnos ¿verdad?
– Sí… claro, tenemos… – me invento – …cosas que hacer.
Claire saca un rotulador de su bolso, me agarra por la muñeca con total confianza y me escribe un número en el dorso de la mano.
– Este es mi número, llámame cuando tengas un rato y hablamos – me giña un ojo y se da media vuelta, da un par de pasos y se detiene – por cierto Spike, te queda muy bien ese color, hace juego con tus ojos.
– No me gusta – comenta Buffy cuando ya se ha alejado lo suficiente de nosotros – ¿qué te ha dicho?
Dudo si contarle la verdad o no, Claire ha mencionado algo sobre el shanshu… ¿Dónde he oído antes esa palabra?
– Spike – dice para llamar mi atención – ¿Qué que te ha dicho?
– Nada importante – no quiero entrar en detalles, ahora no.
– ¿por qué… no quieres contármelo?
– Porque no me ha dicho nada.
– No has puesto cara de “nada” pero está bien, tranquilo, no insisto más–noto en su voz que está molesta – Tú sabrás lo que haces.
– Buffy…
– Déjalo Spike… no confías en mi, ya está, no hay más que hablar.
– ¿Estás celosa? – sospecho.
– ¡No!... bueno – recapacita – sí, pero no se trata de eso…
– Vamos, pet… sabes que tú eres la única para mí.
– Entro a trabajar en un rato y me gustaría descansar un poco antes – me habla de forma fría, distante. Está enfadada.
– Vayamos a casa, entonces.
– Tú puedes quedarte… ¿por qué no la llamas? – dice señalando la mano donde Claire me ha escrito su número – así podríais contaros vuestros secretitos.
Comienza a alejarse de mí, tengo que detenerla, no puedo dejar que se marche así. La agarro por el brazo.
– ¡Buff! Está bien, te lo contaré pero no te pongas así.
– Demasiado tarde Spike – dice soltándose.
– Buffy…
– te queda muy bien ese color – dice en voz baja mientras se aleja, remedando a Claire – hace juego con tus ojos… ¡será zorra!
– ¡Me dijo que es por lo del shanshu! – le grito. Buffy se detiene en seco – ¿qué sabes de eso?
– ¿el shanshu? – se acerca – ¿te habló del shanshu?
– Así es.
– ¿Por qué no querías contármelo? – pregunta.
– Porque tú no has mencionado nada al respecto.
– ¿yo? Pero si yo no…
– Os oí a hablar, Andrew dijo algo sobre el shanshu cuando estuvo en casa… pero claro… como tú si puedes ocultarme cosas… – ahora soy yo el que está molesto.
– Spike… ¡dios! yo… yo no te he dicho nada porque solo es una teoría descabellada de Andrew. Tendría que habértelo contado pero aún no es nada seguro, no hay nada claro.
– Vale.
– ¿Vale? ¿Ya está?
– No vuelvas a irte así – confieso llevándome las manos a los bolsillos – ¿sabes el miedo que he pasado?
– ¿qué tú has pasado miedo? ¿y yo? No recuerdas nada de esa chica pero… ¿y si entre vosotros ha pasado algo? ¿y si sientes algo por ella pero simplemente lo has olvidado?
Así que esas eran sus dudas…
– Buffy… te puedo asegurar que no ha habido nada entre Claire y yo.
– Ya… – no parece creerme – ¿y cómo estás tan seguro?
– Tampoco te recordaba a ti al principio pero enseguida supe que te quería y nunca voy a dejar de hacerlo.
– ¿me querrás siempre?
– siempre… y más te vale que el sentimiento sea mutuo porque si no…
Buffy esboza una sonrisa mientras se acurruca en mi pecho.
– Ya sabes que sí.


CAPITULO 30 “Miedo”

Me he despedido de Buffy en la tienda donde trabaja, la he dejado allí y ahora me dirijo a casa, tengo un plan, algo en mente que me gustaría hacer, pero quiero que para ella sea una sorpresa, así que tendré que aprovechar estos momentos en los que Buffy está trabajando para llevarlo a cabo. En cuanto a Claire, hemos estado hablando sobre si debería llamarla o no. Yo quiero hacerlo, si sabe algo sobre el shanshu o sobre cómo me he vuelto humano, debería hablar con ella, pero Buffy no parece muy convencida, piensa que ya encontraremos otra forma de descubrir que me ha pasado, no sé… le he dicho que lo pensaré. Y es lo que estoy haciendo… podría llamarla ahora, y según lo que me diga se lo contaré a Buffy o no. Estoy pensando en todo esto cuando siento un tirón, alguien me ha agarrado por el brazo y ha tirado de mi hacia el callejón junto al cual pasaba, no sé quien es pero me está besando, actúo sin pensar, como por inercia y le devuelvo el beso. Entonces reacciono y me doy cuenta de lo que estoy haciendo, me separo de la chica… es Claire.
– Te he echado de menos.
– ¿Qué diablos estás haciendo? – le pregunto disgustado.
– Besarte – dice con una sonrisa – y tú me lo has devuelto.
Decido ignorarla, pasar de ella. Me doy media vuelta pero ella sale a mi encuentro y se coloca delante impidiéndome el paso.
– Hace unas semanas no te hubiese importado en lo más mínimo. Es más, lo habrías deseado.
– Mientes.
No puede ser cierto… ¿al final Buffy va a tener razón con respecto a Claire?
– No lo hago.
– Mira, no sé que quieres de mi, pero sea lo que sea, olvídalo.
Tengo que alejarme de ella, hasta que recuerde algo sobre Claire no quiero volver a verla.
– Yo no quiero nada – me dice, por como habla sospecho que se siente dolida – pero me veo en la obligación de intervenir cuando alguien que me importa está siendo manipulado. Buffy… ¿por qué sigues con ella?
– Eso no es asunto tuyo.
– Ibas a dejarla, por mi… – empieza a decir mientras se le humedecen los ojos – lo teníamos todo pensado, en cuanto el shanshu se cumpliera nos iríamos lejos, tu y yo ¿Cómo es posible que no lo recuerdes?
– No tengo porqué creer lo que me dices.
– ¿Porqué desconfías de mi y de ella no? – me pregunta indignada – ¿Qué te ha hecho? Seguro que su amiguita bruja tiene algo que ver en todo esto.
– Willow sólo me está ayudando a recordar.
– O eso es lo que quiere que creas.
– ¿De qué estas hablando?
– Me apuesto lo que quieras a que todo lo que sabes de tu vida anterior… se lo debes a Buffy y sus amigos, podría haberte contado lo que hubiese querido y tú no tendrías otra opción que creértelo.
– Buffy no haría eso.
– ¿Realmente estás seguro que tus recuerdos son reales?
– Tengo que irme así que si me disculpas…… – le digo intentando de nuevo seguir con mi camino.
Esto es demasiado.
Lo que me cuenta no puede ser cierto…
Yo quiero a Buffy, la amo con toda mi alma y no veo mi vida sin ella.
Pero Claire parece tan convencida de lo que cuenta ¿y si dice la verdad?
¡Oh dios!
Esto no me puede estar pasando.

– Spike, espera, por favor… concédeme al menos el beneficio de la duda. Deja que te cuente mi versión de la historia. Si luego no quieres saber más de mi, yo misma me iré y no volverás a verme.
– Lo pensaré.
– Mañana te estaré esperando, aquí mismo y a esta hora. Por favor, tienes que venir.
Tengo miedo.
Miedo de que todo lo que ha dicho sea cierto, si lo pienso detenidamente, no tengo nada que me diga que me miente y tiene razón en algo, todo lo que sé… sobre mi, sobre Buffy, sobre todo, se lo debo a la poción que Willow me ha dado y a lo que Buffy me ha contado. Bloody hell… Claire no puede estar diciendo la verdad, por favor… que esté mintiendo.


CAPITULO 31 “Dudas”

Después de mucho pensarlo he tomado una decisión, no puedo contarle nada de lo que me pasó con Claire a Buffy, no hasta que descubra la verdad. Yo quiero creer que Buffy no me miente ¿por qué iba a hacerlo? La quiero y confío en ella. Y en cuanto a los recuerdos, no puedo creer que no sean ciertos. Deben ser reales, nadie se inventaría un intento de violación ¿no? Si hubiesen sido cosa de Buffy no me habría implantado malos recuerdos, aunque pensándolo bien, aquello nos unió aún más… ¡Dios! ¿A quién debo creer?
Tengo que dejar de darle vueltas al asunto, al menos hasta que mañana hable con Claire, así que me concentro en el trabajo, quiero tenerlo terminado cuanto antes, llevo gran parte de la tarde metido aquí, pintando y cargando. Empiezo a tener calor así que me quito la camiseta, me limpio el sudor de la cara con ella y continuo con lo que estoy haciendo. Voy a tener que inventarme alguna excusa tonta para que Buffy no baje al sótano.
– ¿Hola? – es Buffy, llega antes de lo previsto – ¿Spike? ¿Dawn?
Subo los escalones prácticamente de dos en dos, no quiero que me pille saliendo del sótano, sin embargo de nada ha servido que corra.
– Llegas temprano – le digo recuperando el aliento.
– ¿Qué hacías ahí abajo?
– ¿Quién?... ¿yo?... Nada.
Genial Spike, mientes de puta madre.
– Déjame ver – insiste queriendo bajar las escaleras.
– ¡No! – la detengo – No puedes bajar al sótano.
– ¿Ah no? – creo que empieza a sospechar algo – ¿y eso por qué?
– Porque… porque hay… ratas! ¡eso es! ¡Ratas enormes!
– Ya claro… ratas – algo me dice que no se cree una palabra de lo que le digo.
– Sí, ratas asquerosas, una plaga. He llamado para que vengan a desinfectar, está todo el sótano lleno de raticida.
– ¿raticida?
– Sí ¿qué pasa? – la mejor defensa es un buen ataque – ¿No me crees?
– No, está bien… – me dice no muy convencida – no bajaré.
– ¿Cómo te ha ido hoy en el trabajo? – pregunto para cambiar de tema.
– Ha sido un día aburrido. Tanto que me han dejado salir antes. ¿Y tú? ¿Qué has estado haciendo?
– Lo de siempre, echarte de menos.
– ¿Has… bueno… has llamado a…
– a Claire? – termino la pregunta – No, no lo he hecho.
– Spike… ¿qué pasa? Puedes confiar en mi, no me importa si has hablado con ella, de verdad, puedes contármelo.
– Ya… pero es que no lo he hecho.
– Vale vale, lo que tu digas – me dice molesta – solo quería que los supieras y que… para cualquier cosa, aquí estoy ¿de acuerdo?
– Lo sé, tú siempre estás.
– Bueno y ahora que hemos aclarado el asunto… ¿qué te apetece hacer? – me dice insinuándose, pero no estoy seguro de querer compartir la cama con ella.
– ¿Qué te parece si vamos al cine?
– Si quieres… aunque yo estaba pensando en otra cosa, no me apetece salir.
– Podríamos alquilar una película.
– Spike… por si no te has dado cuenta, estoy insinuándome.
– Lo sé – tengo que admitir – habría que estar ciego para no darse cuenta.
– ¿Y entonces que te pasa?
– Estoy cansado, maldita sea.
– Vale, lo siento. – dice saliendo de la cocina, se dirige a la planta de arriba.
– ¿Dónde vas? – pregunto.
– A darme una ducha – dice mientras sigue alejándose de mi.

No me gusta mentirle así. Puede que ahora esté molesta pero seguro que se le pasa cuando vea lo que estoy haciendo ahí abajo. Se va a llevar una sorpresa. Ni siquiera sé porque estoy haciendo esto, supongo que el que siga adelante significa que confío en ella. ¡Claro que confío en ella! ¡no me mentiría en algo así! Conozco a Buffy y sé que no es de esas. Debería acercarme a ella, aceptar su insinuación. Realmente lo deseo, pero está anocheciendo y debo tomarme la maldita poción. Tenía mis dudas sobre si tomármela o no, al menos hasta escuchar lo que Claire tiene que decirte, pero creo que haré, puede que recuerde algo sobre ella.



CAPITULO 32 “Malentendido”

No recordé a Claire ni nada que tuviera que ver con ella, pero recordé algo mucho mejor y que me gustó más aún. Un beso. Un fantástico beso entre Buffy y yo. Creo que fue el primero pero no estoy seguro, estábamos en un callejón… y ¿cantábamos? Es curioso, pero lo es aún más que recuerde esto ahora, cuando Buffy no está a mi lado esperando que despierte, pero me da igual, porque pienso repetirlo de todas formas. Voy a subir ahí arriba, me meteré en la ducha con ella y la voy a besar tal y como he recordado que lo hicimos. El resto vendrá solo.
Subo las escaleras y me dirijo al baño. Abro la puerta con cuidado de no hacer ruido, ella está bajo el agua, puedo ver su silueta a través de la mampara… ¡qué calor hace aquí! Estoy desabrochándome los pantalones cuando ella cierra el grifo, es entonces cuando la oigo… ¿está llorando? Sí, no hay duda.
– ¿Buffy?
Ella se calla de golpe.
– Buffy… ¿estás bien? – pregunto con temor a lo que pueda contestarme.
– ¿Spike?... ¿Qué que estás…?
Deslizo la puerta corredera y se me rompe el alma en mil pedazos al ver como está.
– ¿Qué te pasa, luv?
– Vete, déjame sola.
– Pero…
– ¡¡Que me dejes sola te he dicho!! – me grita alterada y me cierra la puerta de la mampara en la cara.
– ¿Qué diablos he hecho ahora? – murmuro.
Estaba demasiado alterada como para insistir en que me cuente porqué está así, así que he optado por salir del baño y esperarla. Me voy a la habitación y me dejo caer en la cama…

Oigo un zumbido, anoche debí quedarme dormido esperando a Buffy… Apago el despertador. Buffy no está a mi lado y no creo que haya dormido conmigo.
Me levanto y la busco por todas partes, registro la casa entera pero no está ¿Dónde diablos se ha metido?
Sólo me queda un sitio por mirar ¿habrá bajado al sótano?
Bajo las escaleras, efectivamente allí está. Duerme acurrucada en el sillón, con mi camiseta entre sus manos. No ha debido de pasar muy buena noche. Me siento en el brazo del sillón y la observo dormir, me da rabia que haya bajado antes de tiempo, me ha estropeado la sorpresa.
– Buff… – la llamo en voz baja.
No obtengo respuesta alguna.
– Buffy… – insisto.
– mmm…
Está despierta, no con muchas ganas de abrir los ojos, pero al menos sé que me oye.
– ¿qué estás haciendo aquí?
Abre los ojos y al verme sonríe.
– Me quedé dormida.
– Me imagino.
Me agarra por el cuello y hace que baje la cabeza hasta encontrarme frente a ella, ojos con ojos… y labios con labios. Sólo unos milímetros nos separan.
– ¿Buff…?
– Bésame.
Me deshago de ella, a esta chica no hay quien la entienda. Me pongo en pie y me quedo mirándola, esperando una explicación que no llega.
– Bueno ya ves… – digo yo alzando los brazos mientras doy una vuelta, como queriendo mostrarle mi trabajo de ayer – al final no eran ratas.
Aún hay algunas cosas por medio, no todo está acabado. Pero he pintado parte de la pared, he montado algunos artefactos que la ayudarán a entrenarse y el saco de boxeo aún no lo he vuelto a colgar.
Se levanta del asiento y se queda frente a mi. Abre la boca como para decir algo pero no llega a decir nada.
– ¿Vas a explicarme a que vino lo de anoche en la ducha? Te estuve esperando para hablar contigo.
– Lo sé, pero tenía miedo de lo que pudieras decirme. Creía que… que habías hablado con ella ¿sabes? que la llamaste. Estaba segura de que lo habías hecho, y cuando llego aquí, unas horas antes de lo habitual, te encuentro saliendo del sótano medio desnudo y… cansado. Y no querías que bajara, así que pensé que… bueno, pensé que…
– ¿…que tenía a Claire aquí abajo?
Se encoge de hombros, he dado en el blanco, era eso lo que ella pensaba.
– Yo sólo quería darte una sorpresa, pet.
– Ahora lo sé.
– Pensé que te gustaría tener un sitio donde entrenar.
– Lo he estropeado ¿eh? Tu sorpresa.
– Así no tendré que calarme yo todo el trabajo – prefiero bromear para quitarse importancia a lo ocurrido. Estoy algo molesto porque desconfiara de mi de esa manera, creía que le había dejado bastante claro que la amo por encima de todas las cosas…pero no quiero echar más leña al fuego – contigo en el equipo esto estará listo mucho antes.
Ella sonríe mientras coloca una mano en mi pecho.
– He sido una tonta al pensar que… – dice, pero no termina la frase, tampoco hace falta, puedo saber perfectamente como acaba.
– Buffy… ayer sí que estuve hablando con Claire – confieso, y mi confesión hace que ella rompa el contacto conmigo. Da un paso atrás, sospecho que se piensa lo peor. Me mira frunciendo el ceño, e intuyo que espera a que continúe hablando así que es lo que hago.
– Yo no la llamé – le aclaro – aunque estaba pensando en hacerlo. Me asaltó en un callejón y me contó un montón de cosas absurdas, me hizo dudar al principio pero ahora… lo tengo claro.
– ¿qué te contó?
– Que tú y Willow me estáis dando falsos recuerdos, que no son los verdaderos.
– ¿de verdad te dijo eso? – pregunta sorprendida.
– Espera hay más.
– Cuenta.
– También me dijo que había algo entre ella y yo, y que yo iba a dejarte por ella.
La reacción de Buffy me sorprendió, pensé que se iba a enfadar o algo así. Pero en vez de eso se echó a reír.

Hay tantas cosas que quisiera hacer y decir ahora, me gustaría abrazarla, decirle cuanto la quiero, quisiera acompañarla en las risas… pero mi cuerpo ha actuado por mi sin darme opción a pensar y se ha lanzado a por un beso. ¡dios! ¡y qué beso! La agarro por la nuca y acerco su boca a la MIA. Atrapo su labio superior, ella intenta hacer lo mismo. Ambos estamos dándolo todo en este beso. Nuestras lenguas se unen. Me pasa un brazo por el cuello y la pasión del beso aumenta aún más.
– Spike… – jadea en cuanto tiene la oportunidad de hablar.
– ¿si? – le digo de la misma manera.
– Voy… a matar a esa zorra.


CAPITULO 33 “Compartirlo todo”

Pasamos parte de la mañana en aquel sótano, mostrándonos el uno al otro cuanto nos queríamos. Con pasión, deseo… y sobre todo amor, mucho amor. Nunca debí haber dudado de Buffy ni de sus intenciones. Claire lanzó sus cartas pero ha perdido. Su treta no ha funcionado y doy gracias a Dios por ello si es que existe. Hemos terminado en el suelo, como era de esperar. Ambos estamos tumbados y despiertos, aún recuperándonos de lo que acabamos de hacer.
– Spike.
– ¿mm? – murmuro para que siga hablando, pues algo debe querer decirme.
– Tienes que ver a Claire.
Su petición no parece tal cosa, es más bien una orden. No entiendo a qué viene esto ahora.
– No hace falta, luv. No me creo ni una maldita palabra de lo que me dijo.
– Sí que hace falta.
Buffy se gira para quedarse de lado, observándome. Creo que empiezo a entender cual es su propósito.
– Nos toca mover ficha ¿eh? – le digo mientras la agarro por la cintura haciéndola rodar hasta que queda sobre mi.
– Tenemos que saber quién es, que quiere y porqué nos conoce – está muy decidida, tiene un plan y quiere llevarlo a cabo. Está claro, trama justo lo que estoy pensando. Se incorpora y se queda sentada sobre mi, yo la agarro por el trasero… es tan… perfecto.
– ¿Quieres que…? – le digo comenzando a moverla, mi pregunta tiene doble sentido. Hago que nuestros cuerpos se froten. Sentir el roce de su zona íntima sobre mí es… ¡dios!...ha vuelto a ponérmela dura.
– Sí – me dice con un gemido. Ha comenzado a moverse por ella misma, supongo que por sentir mi erección entre sus piernas.
– Buffy… – intento seguir hablando pero sus movimientos…me están dejando sin habla. Agarra mi miembro endurecido, con intención de metérselo dentro… y lo hace… – ¡Buffy! – repito con un gruñido.
– Tienes que hacerle creer que la crees – me dice con la voz entrecortada sin dejar de moverse – Spike, gánate su confianza.
– ¿Y… si no quiero?
– Lo haces de todas formas.
– ¿Tenemos que… hablar de esto ahora? – pregunto – porque ahora mismo la sangre no me llega al cerebro, luv.
Buffy se agacha buscando mis labios, sin dejar de moverse. Pero no la dejo a ella acabar la distancia, levanto la cabeza devorándola con un beso.
– ¿No puedo elegir? – le pregunto volviendo al tema.
– Bueno…tú verás… – se alza un poco y apoya sus manos en mi pecho – pero si no lo haces esta habrá sido la última vez que tu y yo… – me dice deteniendo sus movimientos…Ahora no, que no se pare ahora, por favor.
– ¡Eh! – le digo alzando las caderas, entrando en ella hasta el fondo – ¿Me estás amenazando?
Ella suelta un grito liberador y me mira como diciendo… esta me la pagas.
– Te jodes – le contesto levantándole mi ceja partida – tú te lo has buscado.
– Eso intento Spiky… – me responde con descaro mordiéndose el labio inferior entre gemidos.
– Eres una maldita zorra.
– Y a ti te gusta que lo sea.
Tiene razón… me gusta. Ya está bien de juegos. Me doy media vuelta llevándomela a ella conmigo. Ahora soy yo el que está arriba.
– Ahora verás lo que es bueno, cazadora – la amenazo y comienzo a entrar y salir de ella con brusquedad provocando así que ambos dejemos de hablar y de pensar y nos concentremos de una maldita vez en lo que estamos haciendo.

Hemos llegado al éxtasis por segunda vez esta mañana… no puedo seguir con este ritmo… el sexo con ella es genial pero… ahora que soy humano las cosas van a tener que cambiar. No tengo el aguante que tenía antes.
– Ufff… – le digo todavía sobre ella – si seguimos así me vas a dejar seco, pet.
Le doy un suave beso en la punta de la nariz y otro en sus jugosos labios. Me dejo caer a su lado aún recuperando el aliento.
– Necesitas comer algo para recuperar fuerzas – me dice levantándose ágilmente, es que ni siquiera está cansada la muy… – voy a prepararte algo y te lo traigo.
Coge la camiseta que me quité anoche, con la que ella había dormido, y se la pone para cubrirse. Yo sigo en el suelo, no puedo moverme y no creo que pueda hacerlo en un tiempo.

Al rato Buffy baja con una bandeja en las manos. Huele a tostadas y café. Me siento en el suelo y ella se arrodilla a mi lado, sentándose sobre sus piernas y dejando la bandeja entre nosotros.
– Desayuno para dos – sonríe.
– Ya era hora, me muero de hambre – le digo cogiendo uno de los panes y llevándomelo a la boca, me lo zampo de un bocado.
Soy consciente por como me mira ella que la escena debe resultarle divertida.
– Vas… – comento con la boca llena – ...mejorando ¿eh? –bebo un poco de café para ayudar al pan a que siga su camino – Ya no se te queman las tostadas.
– Pues sí que tenías hambre… al final creo que sólo es desayuno para uno – me dice arrugando los labios, queriendo darme pena. No puedo negarle nada cuando me pone esa carita.
– Hay suficiente para los dos, luv
– Da igual, tú lo necesitas más que yo.
– A ti lo que te pasa es que quieres mantenerme en forma para que nos revolquemos todo cuanto te plazca…
– Ahí me has pillado.
– Lo dicho, una zorra.
– ¡Oye! No te pases ¿eh?
Doy un par de palmaditas en el suelo, junto a mi. Quiero que Buffy se siente a mi lado. Ella lo entiende así ya que es lo que hace. La rodeo por la cintura y la pego a mi, quiero sentir su cuerpo en el mío. Con la mano libre cojo otra tostada y le doy un bocado, esta vez más pequeño. Se la llevo a ella a la boca, ofreciéndole y espero a que muerda. Quiero compartirlo todo con ella incluso una insípida tostada. Si… ¿no lo he dicho antes? Esto no sabe a nada.

– Buffy, en cuanto a Claire… lo haré. Llevaremos a cabo tu plan, pero luego no empieces con tus celos ¿eh?
– Tú sólo no me des motivos para estar celosa – dice mientras me da un impulsivo abrazo. Ahora no sé si lo que siento en el estómago es de hambre o es por tenerla a ella tan cerca.
– Si tengo que hacer lo que me estas pidiendo… puede que tenga que hacer algunas cosas que no te gusten demasiado.
Quiero que tenga claro lo que me está pidiendo.
– ¿Te gustarán a ti?
– ¡No! ¡Claro que no! Tus besos no pueden compararse en lo más mínimo con los su…
– ¿La besaste? – me pregunta separándose un poco de mi, entre molesta y aterrorizada.
– Me besó.
– ¿Y cual es la diferencia?
– Que ella no es la cazadora de la que me enamoré – contesto besándola en el cuello. Buffy toma mi cabeza entre sus manos y me guía hasta que nuestros labios se unen.
– Antes… me llamaste “cazadora”.
– Es lo que eres ¿no? Además siempre te he llamado así.
Ella sonríe.
– ¿Qué?
– Nada… es solo que… no siempre… hacía un tiempo que no lo hacías.
– Es cierto… es por todo esto de la perdida de memoria, es bastante confuso ¿sabes? Recuerdo muchas cosas ya… y eso que esta mañana no me he tomado la poción.


CAPITULO 34 “La hora de la verdad”

Llegó la hora de la verdad… mi encuentro con Claire. Estoy justo donde nos encontramos la otra vez, pero no hay rastro de ella ¿Dónde diablos se ha metido? Empiezo a desesperarme. Espero que llegue pronto, estoy ansioso por saber lo que tiene que contarme. A Buffy la he dejado en el trabajo, estoy pensando que debería buscarme uno yo también, no es justo que sólo ella se haga cargo de todos los gastos, sin embargo, debido a mi peculiar no – vida, no son muchos los trabajos que puedo desempeñar. Veo que Claire viene hacia acá, ¡que empiece el espectáculo!
– ¡Spike! ¡Has venido! – me dice ilusionada.
– ¿Y qué esperabas? Después de todo lo que me dijiste ayer… – le digo encogiéndome de hombros.
– Has hecho bien.
– Eso aún está por ver… ¿Qué es eso que tenías que contarme?
– Cada cosa a su tiempo, Spiky…
– ¡Oh vamos! No te hagas derrogar… He venido ¿no? Suelta la jodida bomba de una vez y acabemos con esto cuanto antes.
– No, hay algo que necesito enseñarte antes.
– Eso no formaba parte del trato.
– Tu y yo no hemos hecho un trato. Estás aquí porque quieres, porque en el fondo – me dice colocando una mano sobre mi pecho – sabes que llevo razón.
– De acuerdo – le digo agarrándole la mano y separándola de mi, intentando no ser demasiado brusco – ¿Dónde vamos?
– Sígueme.

Esta chica… no es de fiar, tiene algo, no sé qué es pero no me gusta. Sin embargo no tengo más remedio que seguirle el juego. De momento todo parece ir bien, pero esta situación me resulta incomoda y me da miedo al mismo tiempo. No sé si quiero saber qué pasó para que me regalaran mi humanidad, ni estoy seguro de querer conocer la relación que Claire y yo teníamos. Porque en eso no tengo dudas, no miente respecto a que me conoce, respecto a que nos conocemos. Al menos esa es la impresión que yo tengo.

Después de estar un rato dando vueltas, sin que ninguno de los dos digamos nada, nos detenemos en un portal. Sospecho que debe ser su casa.
– Aquí es, vamos – me dice cogiendo mi mano. Me fastidia que tenga tanta confianza, así que me suelto con brusquedad.
– Sé andar yo sólo, gracias – le contesto con sarcasmo – No voy a perderme.
– Cómo quieras.
Me habla y me mira muy inocentemente como si nunca hubiese roto un jodido plato. –entonces… ¿entramos? – ¡Hasta me pone esos ojitos! Creerá que así voy a creerla con más facilidad, pues lo lleva claro.
– Claro, pet… cuanto antes mejor.

Entramos en el edificio, y subimos por las escaleras, es un sitio viejo, se cae a pedazos, diría yo, y no tiene ascensor. De todas formas parece que nos quedamos en el primero. Me lleva hasta la puerta, saca las llaves de su bolsito y la abre.
– Aquí es.
Pasa ella primero y yo la sigo. Cierra la puerta despacio, como a cámara lenta y cuando por fin la encaja se apoya en ella, dejando descansar su espalda, con los brazos cruzados hacia atrás, es como si estuviera coqueteando conmigo…¡mujeres!
– Por fin un poco de intimidad ¿eh? – me dice, tiene algo planeado, no me cabe duda, tendré que estar atento.
– Vamos a grano o…
– No seas impaciente Spiky.
Se quita los zapatos de tacón con delicadeza, de una forma muy…seductora, sin dejar de mirarme a los ojos… ¡dios! ¿Dónde me he metido?
Como Buffy se entere de esto… busca a Claire por cielo y tierra y se la carga.







CAPITULO 35 “Sólo amigos”

– ¿Cuál es el gran misterio? – pregunto harto ya de tanto jueguecito.
– Spike, tengo que aclararte algo respecto a lo que te dije ayer… – me dice mientras se va andando descalza hacia la ventana. Se queda un rato en silencio, estoy esperando a que diga algo. Tengo la impresión de qué le es difícil hablar de esto.
– ¿Claire?
– Tengo que enseñarte algo – contesta girándose, saliendo de su trance.
– ¿De qué se trata?
Pasa por mi lado y me sonríe con dulzura… sinceramente, sabe como ser una chica encantadora. Se dirige a una cómoda, abre el cajón de arriba y saca un puñado de papeles… ¿qué diablos será lo que está tramando?
– ¿Vas a decirme como es que sabes lo del shanshu?
– Antes lee esto, por favor.
Me pasa una de las varias cartas que ha sacado del cajón.
– ¿Qué es? – pregunto desconcertado.
– Léelo, necesito que lo leas… es importante.
Casi está suplicando así que le hago caso y desdoblo el papel…es mi letra, lo he escrito yo.

“Claire, tengo que agradecerte todo lo que has hecho por mi estos días. ¿Quieres ayudarme? Ya lo has hecho al entrar en mi vida. Eres mucho más que una buena amiga pero no puedo consentir que hagas tal sacrificio por mí. Yo… simplemente… no lo merezco. Espero que lo entiendas. Buffy no tiene ni idea de lo que nos traemos entre manos así que por favor, no le digas nada. Spike”

No puedo creerlo… ¿Qué diablos significa esto?
– Entonces… tú y yo… – comiendo a decir con miedo.
– Oh no, Spike. Eso es lo que quería aclararte. Te mentí, nunca hubo nada entre nosotros.
– No lo entiendo…esto, lo he escrito yo – afirmo.
– Sí, Spike… eso lo escribiste tú, para mi. – me dice mirando al suelo – Debería haberte hecho caso, pero no… mis sentimientos por ti… nublaron mi juicio, lo siento, por mi culpa has perdido la memoria.
– ¿Porqué no empiezas por el principio? – le pregunto, no estoy entendiendo nada en absoluto.
– Spike… yo, yo era especial – me dice con timidez – tenía un gran poder, pero lo dejé ir… a cambio de que tú… volvieras a ser humano.
– ¿Qué tú qué? No… ¿Por qué ibas a hacer tú algo así?
– ¡¡Por que te quiero, imbécil!! –dice llena de frustración.
– Claire yo…
– No digas nada, no si no vas a decirme que sientes lo mismo, por favor.
– De todas formas no sé qué decir… – digo llevándome las manos a los bolsillos del pantalón – supongo que… gracias.
– ¿Gracias? Yo no quiero que me des las gracias Spike, te quiero a ti… – me contesta llorando – tenía la esperanza de que si… si hacía esto por ti… tú… – pero el llanto no la dejaba expresarse con claridad – y luego tú… te olvidaste de todo… y…
– Eh, pet… vamos, no llores – le digo intentando calmarla, no estoy muy seguro de cómo actuar, me acerco a ella y la tomo por el mentón, para que así levante la mirada – yo es que… no recuerdo nada – le explico.
– Lo sé, Spike… ya me he dado cuenta ¿sabes? – dice encogiéndose de hombros.
– Sí… es obvio ¿eh?
En cierto modo siento lástima por ella… me duele verla llorar de esa manera, le acaricio la cara con ternura y le limpio las lágrimas que ya están dejando de salir.
– Mucho – sonríe agradecida.
– Siento no poder corresponderte, mi corazón… mi alma son de Buffy. Lo siento.
– No, no lo sientas – me dice alejándose de mi, yendo hacia el sofá – he sido una tonta Spike, pensé que… que podría aprovechar que lo habías olvidado todo para tenerte a mi lado, pero me equivoqué.
Claire se sienta en el sillón y yo hago lo mismo, me siento junto a ella y espero a que continúe hablando.
– Te traje aquí con la esperanza de engañarte, de volverte contra ella, pero no puedo… no puedo hacerte eso, sé cuánto significa Buffy para ti, quería que lo supieras, te mentí, tú y yo nunca estuvimos juntos. Éramos amigos, solo eso. Aunque creo que después de esto… no querrás volver a verme ni en pintura.
– No digas eso, todos hemos cometido locuras por amor. Yo el primero, creeme.
– Ya…
– Hay algo que no entiendo…
– Pregunta lo que quieras, seré sincera.
Tenía muchas cosas en mente en ese momento, muchas dudas que revoloteaban en mi cabeza… ¿Por qué le ocultaría yo a Buffy la existencia de Claire? ¿A qué me refería yo con que ella no sabía lo que tramábamos? Supongo que tendrá que ver con lo del shanshu…esa es otra… ¿no se suponía que el shanshu consistía en que un vampiro que intervenía en un Apocalipsis recuperaría su humanidad? ¿Dónde diablos está mi Apocalipsis? Y… ¿cómo nos conocimos Claire y yo? ¿Por qué somos tan amigos? ¿Cuál es exactamente el trato que hizo Claire? ¿Y con quien? ¿Y qué hay de su poder? ¿Cuál es?
– En realidad… – le digo – son muchas cosas las que no entiendo.


CAPITULO 36 “algo más claro”

Ahora que Claire me ha contado todo, las cosas están mucho más claras. Nos conocimos aquí en Cleveland, al poco tiempo de llegar yo a esta ciudad. Venía buscando a Buffy… después de la batalla que hubo en L.A. quedamos en encontrarnos aquí. Pero no la encontré a ella primero, sino a Claire. La salvé de unos vampiros, o al menos eso creía yo que estaba haciendo. Claire, es una… semidiosa, eso dice ella, hija de un dios del infierno, pero no es mala, no hay maldad en ella. Fue convertida en cazadora después de que Willow usara la esencia de la guadaña. Su vida siempre ha estado aquí, rodeada de mortales. No ha tenido una vida fácil, pero es feliz.
En cuanto a shanshu… es algo más complicado de explicar. Se vio en vuelta en una serie de acontecimientos… fue llamada para irse al otro mundo y cumplir con la otra mitad de su naturaleza, al parecer fui yo quién la ayudó en eso, a quedarse aquí. Se supone que es así como salvé al mundo, como evité el Apocalipsis final. Impidiendo que esta chica se volviera al lado oscuro. Y ella quiso devolverme el favor, sabía como hacer que yo fuera el vampiro elegido por la profecía, pero requería un sacrificio, ella debía entregar su poder a cambio, ahora… era simplemente una cazadora. ¿Cuál es el poder que poseía? No lo sé, no ha querido decírmelo, al parecer eso nunca lo supe. Yo no merecía que ella hiciera eso por mi, por eso le escribí esa carta, pero por lo que se ve no cumplió su función. Aceptó perder sus poderes a cambio de mi humanidad, y la consecuencia de todo eso fue que perdí mis recuerdos al volverme humano ¿Por qué no le hablé de Claire a Buffy? Porque así Claire me lo pidió, quería… pasar desapercibida, no quería formar parte de nada más, y yo… yo guardé su secreto.
Acabo de soltarle esta bomba a Buffy y estoy esperando a que reaccione.
– Entonces… ya no puedo matarla ¿verdad? – dice dejando el cubo de pintura en el suelo. Estamos terminando de arreglar el sótano, ya no quedan paredes por pintar.
– Eso parece.
– Vale – dice con indiferencia – ¿Dónde ponemos esto?
Me pregunta por el saco de boxeo, aún no lo hemos vuelto a colgar.
– Eres tú la que lo vas a usar, tú sabrás.
– Tú también tienes que mantenerte en forma ¿eh? – me dice llevándose las manos a la cintura, a modo de jarra – Si quieres venir conmigo cuando vaya de caza vas a tener que entrenarte duro.
– Sólo si tu eres mi entrenadora personal, pet – le digo de forma sugerente mientras la traigo hacia mi agarrándola por la cinturilla del pantalón. Ella se deja hacer, la rodeo con mis brazos y la pego aún más a mi cuerpo, sintiendo el roce de sus curvas. Lleva el hombro descubierto ya que tiene puesta una de esas camisetas sin mangas que tanto me excitan así que bajo la cabeza y la beso en el hombro, despacio, saboreándola como si se tratase de un exquisito manjar.
– No seas tonto… – dice fastidiando el momento al mismo tiempo que da un paso atrás, alejándose de mí – ¡que estoy hablando en serio!
– ¿Qué te parece en aquel rincón? – propongo con un suspiro, intentando olvidarme del sabor de su piel.
– Me parece bien – se da media vuelta y se dirige hacia la esquina con el saco en la mano, arrastrándolo por el suelo. La conozco lo suficiente como para saber que le pasa algo.
– Buffy… – la llamo, por lo que ella se detiene y se gira.
– ¿qué?
Voy hacia ella y agarro el saco de boxeo, dejándolo en el suelo. Me quedo mirándola, esperando a que me cuente que le sucede.
– Estoy bien, Spike – es lo que me dice pero sé que no es así.
– No, no estás bien… ¿qué pasa?
– Odio que me conozcas tanto – dice cruzándose de brazos, esquivando mi mirada.
– Cuéntamelo, luv – la agarro por el mentón y hago que nuestros ojos se encuentren.
– Es solo que… sigo sin fiarme de ella, Spike – dice, supongo que refiriéndose a Claire – No me gusta. Es una semidiosa del infierno con poderes misteriosos perdidos… y ¿tenemos que creer que es buena porque…?
– ¿No serán celos? – pregunto casi afirmando.
– ¡No! No son celos… ¿lo ves? Por eso no quería decirte nada.
Recoge el saco del suelo y se aleja de mí. De acuerdo, he metido la pata con lo de los celos, tengo que reconocerlo.
– Vale, está bien… no son celos – contesto levantando las manos.
– Vamos a terminar con esto, a ver si podemos entrenar un poco.
CAPITULO 37 “Entrenamiento”

Si llego a saber que entrenar con ella iba a resultar tan… excitante lo hubiese hecho mucho antes. Buffy es increíble, la tengo frente a mí, mirándome con una amplia sonrisa y puedo ver en sus ojos que ella también lo está pasando en grande.
– ¿Ya estás cansado? – pregunta entre jadeos, intentando que su respiración vuelva a la normalidad.
Acabamos de terminar una sesión de lucha cuerpo a cuerpo. Y ha sido ella la que ha ganado, como las otras tres veces.
– ¿Cansado yo? Vamos, luv… aún puedo con una ronda más – le digo mientras me limpio el sudor de mi frente, estoy agotado, pero no quiero parar. Me gusta este baile.
– ¡Genial! Porque ahora es cuando viene la mejor parte – dice levantando las cejas, lo disfruta tanto o más que yo.
– Vamos, cazadora, estoy esperando – le contesto invitándola a que me ataque con un movimiento de mis manos.
Ella acepta mi invitación y viene directa hacia mi. Intenta golpearme con su derecha pero me echo a un lado, esquivando el golpe. Ahí viene de nuevo, esta vez con el puño izquierdo, pero tampoco esta vez ha conseguido darme…
– Te estás conteniendo – afirmo agarrándola por la muñeca y retorciéndole el brazo hacia atrás con una precisión de movimiento que hasta a mi me sorprende.
Buffy levanta la cabeza mirando hacia atrás… hacia donde estoy yo.
– No quiero hacerte daño – me contesta.
Le retuerzo aún más el brazo con lo que consigo que ella suelte un pequeño gemido de dolor.
– Entonces tendré que hacértelo yo a ti.
Bajo la cabeza y la beso en el cuello con los labios juntos, lentamente abro la boca y la muerdo con cuidado.
– Spike… – musita.
Hago un poco más de presión con mis dientes… creo que de seguir así voy a dejarle una marca. Buffy levanta los brazos y me agarra por el cuello. La libero y ella se gira sin soltarme.
– Perdiste – le susurro al oído – eres mía ahora.
– Ahora y siempre – me contesta antes de lanzarse a mi boca. Comienza a bajar sus manos por mi pecho, hasta que alcanza el bajo de la camiseta. Detiene un segundo su pasional beso, dejándome a mi totalmente descolocado.
– No la vas a necesitar ¿verdad? – pregunta. Me apresuro a negar con la cabeza y ella me dedica una sonrisa – eso suponía.
Me quita la camiseta y la tira al suelo, a nuestros pies, para pasar luego a mi cinturón.
– Y esto tampoco ¿eh?
– Eso menos aún, pet – le digo levantando las cejas.
Una vez despojados de mi cinturón, comienza a desabrocharme el pantalón, yo no puedo resistir estar sin sentir sus labios un segundo más y la beso, ella me lo devuelve, puedo sentir su lengua en la mía, queriendo devorarme con ansia y me gusta ¡dios! ¡Cómo me gusta! Es mi turno, voy a desnudarla. Intento quitarle la camiseta pero ella me detiene. Me mira con una inocente sonrisa… está deliciosa. Me hace una seña de negación con el dedo mientras se muerde el labio inferior. Intento contenerme para seguirle el juego pero como siga mirándome así mucho rato… no voy a poder.
– Hoy mando yo – me dice al mismo tiempo que se arrodilla delante de mí, llevándose mis pantalones con ella. Y se queda ahí abajo, mirándome con lascivia. ¿No irá a hacer lo que creo que va a hacer? Porque sólo con pensarlo…
– Buff… – ella me mira desde abajo, me sonríe y se pasa la lengua por los labios, primero por el de abajo, luego por el superior… – hazlo ya, por dios.
Llevo mi mano a su cabeza, y juego con un poco con su pelo, sintiendo sus mechones entre mis dedos… necesito guiarla, que no se demore más. Ella se agarra a mi trasero y justo cuando parece que llega el momento… suena el bloody teléfono. ¿No irá a cogerlo? Al oír el sonido Buffy levanta la cabeza con brusquedad, buscando mi mirada… ¿se lo está pensando? Eso parece y ya ha decidido, se levanta, va a contestar a la llamada.
– No… no puedes irte ahora.
Me dedica una de sus sonrisas y me da un suave beso en los labios, manteniendo la distancia.
– Tengo que hacerlo.
La agarro por los brazos, no quiero que se vaya.
– Ya volverá a llamar – intento convencerla mientras el teléfono sigue sonando.
– Creo que es Giles – me dice soltándose – puede que sepa algo sobre Claire.
– ¿Qué? ¿Le has hablado al vigilante de Claire? – pregunto sorprendido, pues no estaba al tanto de eso.
Buffy me mira y voltea los ojos. Yo, muy a mi pesar, me subo los pantalones mientras veo como ella desaparece escaleras arriba.
– Bloody vigilante…¡tenía que interrumpirnos justo ahora! – digo en voz alta, quiero que ella me oiga – ¿No tendrá una cámara instalada aquí abajo?
Escucho unas risas de Buffy que vienen de arriba.
– ¡Te compensaré! Lo prometo – me dice justo antes de ponerse a hablar con Giles.


CAPITULO 38 "No es nada"

Lo único que el vigilante hizo anoche fue… molestar. Si aún fuera un vampiro se iba a llevar un buen mordisco mío. No sabía nada nuevo sobre Claire, no sabía nada en realidad. Esa chica sabía como permanecer oculta, ningún libro la mencionaba ni había información sobre ella en ninguna parte. Dice que volverá a llamar si descubre algo… espero que no sea tan inoportuno la próxima vez.
Estamos tumbados en la cama, tengo en la mano la botellita con la poción que me está ayudando a recordar, me acabo de despertar y Buffy está a mi lado, desperezándose. Me encanta verla por las mañanas, recién levantada, algo despeinada y aún con cara de dormida. Y me encanta porque sé que sólo yo puedo verla así. Bueno, a veces Dawn también pero no cuenta porque es su hermana… el caso es que está preciosa, como siempre. Y sólo con verla a mi lado cuando despierto… me alegra el día. No importa lo que pase, ni los problemas a los que tengamos que enfrentarnos, me da igual que no tengamos aún nada seguro sobre Claire, puedo ver a Buffy cada mañana a mi lado, eso sí que es importante.
– Buenos días – es lo primero que dice esta mañana.
– ¿Qué tal has dormido? – pregunto.
– Aún estoy durmiendo Spike… pregúntame dentro de un rato.
Dejo la botellita en la mesita de noche y me inclino buscando su frente, le echo a un lado el pelo y la beso. Me quedo mirándola detenidamente, estoy viviendo un sueño hecho realidad. Ella estira los brazos hacia arriba volviéndose a desperezar y cuando los baja se queda enganchada a mi cuello.
– Dime que me quieres – me pide.
– Te quiero.
– Dime que nunca te irás de mi lado, que siempre estarás conmigo.
– No voy a irme a ninguna parte, Buffy. Me ha costado mucho llegar hasta aquí.
Una lágrima comienza a salir de su ojo y a resbalar por su mejilla.
– Te quiero, muchísimo, lo sabes ¿verdad?
– Algo tengo entendido – contesto besándola en la mejilla, sintiendo el sabor salado que su lágrima ha dejado en ella.
Ella estrecha aún más su abrazo y comienza a llorar en mi cuello.
– ¿Qué va mal?
– No es nada, no me hagas caso – se excusa separándose de mi, limpiándose las lagrimas – estoy muy sensible últimamente y no sé porqué.
– Buffy… no es normal que estés así… ¿Qué sucede?
Ella se sienta en la cama y se queda dándome la espalda.
– He tenido un sueño – confiesa por fin.
– Pero sólo es un sueño ¿no? – le digo sentándome a su lado.
– Eso es… lo que no tengo claro… ¿y si es premonitorio? – me pregunta mirándome directamente a los ojos.
– Un sueño de cazadora – comento.
– Sí… eso creo ¿y si se cumple lo que he visto?
– ¿Y qué has visto que te ha afectado tanto? – pregunto.
Ella se limita a negar con la cabeza mientras intenta contener las lágrimas. Ni siquiera puede hablar de ello.
– Está bien, tranquila – intento calmarla mientras la abrazo – no pasa nada. Sea lo que sea… ahora ya lo sabes y puedes hacer algo al respecto, para cambiarlo.
– No… no estoy segura – dice dejándole libertad a sus lágrimas – tú, tú…
– ¿Yo me iba? – deduzco.
Ella asiente sin dejar de llorar.
– ¿Y por eso estás así? – pregunto extrañado, pues su reacción me parece exagerada – ¿Porque has soñado que yo te voy a dejar?
– Últimamente todo me afecta más de lo que debería – dice limpiándose los restos de lágrimas, ya parece que se le va pasando el disgusto.
– Buffy, vamos a estar juntos siempre.
– ¿Lo prometes?
– Claro que sí. No voy a irme… me da igual lo que hayas soñado, no es real. Yo no puedo vivir sin ti, pet. Jamás había amado tanto a alguien y me había sentido tan amado como ahora. Eres…
– Ya, déjalo ya – me dice con una sonrisa – ¿o quieres que me eche a llorar otra vez?
– Sólo quería dejarte claro cuanto significas para mí.
– Lo sé, no has hecho otra cosa desde que te obsesionaste conmigo.
– ¡Eh! – protesto aunque sé que lleva razón
– Hace ya un rato que está amaneciendo ¿no vas a tomarte la poción?
Me levanto de la cama y cojo la botellita, ella tiene razón. Debería tomármela ya.
– No queda mucho – comento agitándola haciendo así que el poco líquido que queda en su interior se mueva en círculos.
– Ya no debe quedarte mucho que recordar.
– Aún tengo algunas lagunas, vendría bien que recordara algo de Claire ¿eh?
Buffy se encoge de hombros, no sé que voy a recordar pero en cualquier caso, es la hora… así que allá vamos.

Esta vez el recuerdo ha sido bueno, más que bueno diría yo. No ha sido como los anteriores… tan concreto.
La he recordado a ella, a Buffy, la pasión que hubo entre nosotros y ha sido increíble, es como si hubiese hecho el amor una y otra vez con ella. Entre esto y que anoche me quedé con las ganas…
– Espero por tu bien que tu recuerdo no haya tenido nada que ver con Claire – me dice mirando mi entrepierna mientras frunce el ceño.
– Ha sido un recuerdo solo para adultos, luv… pero te aseguro que tú eras la única protagonista.
– Creo recordar que… anoche dejamos algo a medias.
Está más animada, vuelve a ser la misma de siempre.
– ¿a medias?–le digo – si ni siquiera empezaste…
– Puedo empezar ahora, si quieres, claro.
– ¿Y ese cambio de humor? – pregunto.
– Bueno, dije que te compensaría… y seguro que aún sigues esperando.
– Ya estás tardando.
– Pero luego te toca a ti ¿eh?
– Será un placer saborearte, love.


CAPITULO 39 "¿Dónde estás?"

Hace un rato que Buffy se ha marchado al trabajo y a Dawn no la veo mucho estos días, siempre está saliendo y entrando de la casa. Últimamente me vienen muchas cosas a la cabeza, cosas que se supone que había olvidado y que sin previo aviso están ahí… la última de ellas me ha dado mucho que pensar. Estoy solo en casa y estoy nervioso, mucho. Siento que el corazón se me va a salir del pecho de un momento a otro. Aún no puedo creerme que Buffy y yo vayamos a casarnos… le pedí matrimonio y ella aceptó, lo recuerdo. Supongo que no habrá querido decirme nada hasta que yo no lo recordara por mi mismo, se va a llevar una sorpresa cuando venga… voy a prepararle una sorpresa. Se lo volveré a pedir, seguro que no se lo espera. Pero tengo que hacer muchas cosas… debería comprarle un anillo, porque el que le di aquella vez no es muy apropiado que digamos pero no sé de donde voy a sacar el dinero… igual para el anillo tendré que esperar, me buscaré un trabajo, así podré conseguir dinero suficiente para un anillo de compromiso en condiciones. Pero sí que puedo comprarle unas flores… y prepararle una cena romántica, con velas y todo ese rollo.
Así pasé toda la tarde, preparándolo todo, quería que quedara perfecto y lo estaba consiguiendo. El comedor estaba quedando fantástico. Cuando venga y vea la que he montado aquí… no se lo va a creer. Me muero por ver la cara que pondrá. Pero para eso aún quedan un par de horas… antes tengo que encargarme de la cena, me toca ponerme el delantal.
Mientras cocino no dejo de pensar en cómo voy a decírselo… incluso hablo conmigo mismo, necesito ensayar que voy a decirle.
– Buffy yo… yo… he recordado algo que…
No, así no, empecemos de nuevo.
– Buffy ¿y el anillo?
¡Dios! ¡Que nervioso estoy! No sé como decirle que lo recuerdo… mejor no le digo nada y le se lo pido directamente.
– Buffy… ¿Quieres casarte conmigo?
Parezco estúpido pronunciando estas palabras. Y más aún cuando el único que las oye soy yo… pero se lo diré, no es sólo porque haya recordado que ya estamos prometidos, es que la quiero con locura y no me imagino mi vida sin ella. Quiero estar con ella siempre, quedarme dormido abrazándola y despertarme entre sus brazos cada día. Quiero casarme con Buffy. Tengo que recordar esto último… es justo lo que estaba buscando, es lo que tengo que decirle.

Una vez que he terminado con la cena me voy a la ducha, Buffy ya no tardará en venir y quiero que cuando vuelva a casa todo esté perfecto, incluso yo. Así que me aseo y me pongo mi ropa nueva. Ya está todo listo… y aún falta una media hora para que ella llegue.
Me voy al comedor y preparo la mesa, hasta he encendido las velas… ¡que llegue ya por dios! ¡Que me va a dar algo! No paro de dar vueltas por la sala, de un lado a otro sin dejar de mirar el reloj de la pared… Buffy ya debería estar aquí ¿Dónde se ha metido? Se habrá entretenido un poco, estará al llegar, habrá que esperar… ¡que remedio!
Pero después de un rato esperando sigue sin aparecer. Empiezo a preocuparme… ¿le habrá pasado algo? Me asomo a la ventana esperando así verla llegar, pero no está, ya está anocheciendo y aún no ha llegado. Maldita sea… tengo que tomarme la poción, espero que no se le ocurra venir mientras estoy inconsciente.
Como cada vez, me tumbo nada más ingerir el asqueroso brebaje que Willow me preparó, ya podía haberle echado especias o algo para mejorarle el sabor…

– ¡Bollocks! – es lo primero que digo nada más recuperar la conciencia.
¿Cómo he podido ser tan idiota? Claire no es quien dice ser… ¡Bloody hell! Es cierto que es en parte una diosa del infierno… pero su parte humana, no es tan humana como me ha hecho creer… es un demonio vengador. Parte de la historia que me contó es cierta, la ayudé con eso de que no se fuera, pero por aquel entonces yo no sabía quien era ella realmente. Y la nota… la escribí justo después de aquello, ella se enamoró de mi, quería ser amable con ella cuando le dijera que lo nuestro no podía ser. Quería demostrarme cuanto me amaba renunciando a su poder y yo no podía consentirlo. Ahora sé que Claire es la responsable de que perdiera mis recuerdos. Se enfadó mucho cuando leyó aquella nota y juró vengarse. Pero no creo que tenga nada que ver con el shanshu ni con que me haya convertido en humano. Eso no he logrado recordarlo del todo… pero sospecho que ambas cosas están relacionadas sin embargo aún no consigo saber como.
¿Qué sacrificó sus poderes por mi? Ya claro, y yo soy pepito grillo… La muy zorra me las va a pagar todas juntas… tengo que hablar con Buffy, contarle lo que sé. ¿Por qué no ha llegado aún? Voy a llamarla al movil, eso haré… eso estoy haciendo pero me dice que está apagado o fuera de cobertura.
– Buffy… ¿Dónde diablos te has metido?
Voy a salir a su encuentro.

Llevo un buen rato corriendo cuando por fin llego a la tienda donde Buffy trabaja. Está cerrada pero hay luz dentro, así que doy un par de golpes.
– ¡Buff! – grito – ¡Buffy soy yo! ¿Estás ahí? Se trata de Claire.
Pero no es Buffy la que sale a hablar conmigo, sino Jane, su jefa.
– ¿Y Buffy? ¿Está ahí?… es importante que hable con ella.
– ¿Buffy? No ha venido a trabajar hoy… me llamó esta tarde diciendo que estaba enferma y que no podría venir… ¿estás bien?
Ese ¿estas bien? iba dirigido a mi, seguramente vio en mi cara la preocupación… Buffy… le ha pasado algo, es Claire… seguro que ella tiene algo que ver en todo esto ¿Y ahora que hago yo?
– Si… yo… tengo que irme… – le digo hablando con lentitud. No puedo dejar de pensar en Buffy…lleva toda la tarde desaparecida ¿Dónde estás Buffy?


CAPITULO 40 "Una medida desesperada"

Lo primero que se me ha ocurrido es ir al piso de Claire, pues estoy completamente seguro que ella tiene algo que ver con lo de Buffy. Cuando he llegado he escuchado jaleo dentro, al otro lado de la puerta. No sé si llamar o intentar echar la puerta abajo directamente.
– Pagarás por esto.
¿Esa es Buffy? Vale, tengo que echar la puerta abajo, ahí dentro está pasando algo. Me echo un poco hacia atrás y golpeo la puerta con mi hombro. Y lo único que consigo es destrozármelo. No me queda otra que llamar.
– ¡Buffy! – gritó mientras golpeo la puerta.
– ¿Spike? – la oigo hablar, y escucho como alguien se ríe, debe ser Claire.
– ¡Vete de aquí! – me advierte Buffy – ¡ya!
– ¡Claire! –insisto – ¡abre, maldita sea! ¡Lo he recordado todo!
Entonces oigo como alguien se acerca a la puerta y la abre. Entro a toda prisa, y me quedo helado al verla… Claire muestra su rostro de demonio y tiene a Buffy en una especie de jaula mágica.
– ¡Spike! ¿Qué haces aquí? – me pregunta Buffy – y tan guapo…
– Es un demonio vengador – le digo señalando a Claire – ella hizo que lo olvidara todo.
– Sí, ya me había dado cuenta… pero tienes que marcharte.
– Deja que se quede, Buffy… somos nosotras las que nos vamos…
Claire se acerca a Buffy y coloca una mano en uno de los barrotes de energía. Tengo la impresión de que piensa esfumarse… tengo que detenerla.
Me lanzo hacia ella y la golpeo con todas mis fuerzas haciendo que se aleje de Buffy.
– ¡Spike! ¿Estás loco? No puedes con ella.
– ¡Calla de una maldita vez! – le grito a Buffy.
Claire se levanta del suelo y viene hacia mi, intento esquivarla pero es muy rápida y consigue alcanzarme. Es muy fuerte, tanto o más que Buffy… me ha empotrado en el mueble del salón, haciéndolo pedazos. Creo que estoy herido… siento una punzada en el costado…
– ¡Spike! – me dice Buffy con la voz llena de impotencia, no puede hacer nada desde donde está.
Claire se acerca a Buffy y está vez sí que se va, delante de mis ojos… se la lleva, a Buffy, no puede ser, esto no puede estar pasando. Otra vez esa punzada. Me llevo la mano hacia un lado de la espalda y entonces es cuando me doy cuenta de que tengo clavado un trozo de madera, y estoy sangrando. Consigo levantarme, a duras penas, pero lo consigo, tengo que encontrar a Buffy… pero antes tengo que quitarme esto. Aprieto los dientes y me saco el trozo de mueble, por suerte, no parece que sea muy grave ni la herida muy profunda.
Buffy… no he podido hacer nada por salvarla… si no hubiese sido un humano indeble le hubiera dado a Claire su merecido… ¡eso es! Tengo una idea… es una locura pero no tengo otra opción. Será una medida desesperada pero si así consigo que Buffy esté a salvo… estaré contento. Tengo que llegar al cementerio, seguro que allí hay muchos colegas que pueden ayudarme.

Después de un rato vagando por el cementerio del infierno no aparece ningún vampiro… ¡joder! Estoy sangrando, eso debería atraerlos como la mierda atrae a las moscas.
– ¡Eh chicos! – grito al aire, estoy desesperado – ¡cena gratis! ¿Vais a desaprovecharla?
Empiezo a exasperarme… ¿Dónde están los vampiros cuando se los necesita?
¡Menos mal! Por ahí viene uno. Saco mi estaca. Buffy me hizo prometerle que siempre llevaría una encima.
– ¿Qué decías de una cena gratis? – me pregunta transformando su rostro.
– Quiero que me conviertas en uno de los vuestros – le exijo amenazándolo con la estaca.
– ¿Y si no quiero?
– Te mataré y tendré que buscarme a otro que lo haga – le digo con indiferencia, tengo que parecer seguro de mi mismo.
– ¿Y qué gano yo con eso? – pregunta, parece tonto, de verdad.
– ¿Además de la cena gratis? No convertirte en un montoncito de polvo ¿te parece poco?
Tengo que asegurarme de que lo hará, pues una vez que empiece, estaré completamente a su merced, mi no – vida dependerá de él.


CAPITULO 41 "Siempre Buffy"

Siempre había pensado que eso de que cuando estas al borde de la muerte ves pasar toda tu vida por delante de ti era una chorrada, algo que sólo pasa en las películas. Ahora sé que no es así, pues mientras siento como la sangre me abandona miles de recuerdos e imágenes se pelean por ocupar un lugar en mi mente… veo a mi madre, a Dru y sus locuras, Ángelus, Darla, mi primer encuentro con Buffy, la tregua que hicimos, mi regreso a Sunnydale, la Iniciativa, el chip, la muerte de Buffy, y su regreso… cuando descubrí que el chip no funcionaba con ella, todas y cada una de las veces que nos acostamos, cuando ella me dijo que se había terminado y… aquella escena horrible en el baño. Hemos pasado por tanto… y yo… fui a por mi alma por ella, mi alma es suya y ahora seguramente vaya a perderla… volveré a ser un ser desalmado pero no me importa, tendré la fuerza suficiente para enfrentarme a Claire… la cabeza empieza a dolerme horrores, los recuerdos, las imágenes, siguen ahí… el tiempo que pasé en el sótano de instituto, cómo Buffy me ayudó cuando el primero me controlaba, la intimidad que logramos tener entre nosotros, me quitó el chip, confió en mi… y también, como no, aquellas maravillosas noches que dormimos juntos, ahora todo encaja, no hay lagunas en mi mente. Mi sacrificio en Sunnydale y mi regreso en L.A., aquel año que pasé con el peach, Fred e Illyria, Gunn y Wes… y la batalla, la horrible batalla.

Estoy perdiendo las fuerzas, me estoy debilitando, puedo sentir como la falta de sangre empieza a ser un problema, lo que me recuerda que también lo pasé igual de mal en aquella batalla, sólo Ángel y yo conseguimos sobrevivir, bastante jodidos pero lo conseguimos… y mi reencuentro con la cazadora… Buffy… se preocupó mucho por nosotros. Estuvo a nuestro lado mientras nos recuperábamos. Buffy… cuando se entere de lo que estoy haciendo no querrá a volver a verme en su vida… siendo humano, podía darle lo que ella había deseado, una vida normal. No puedo hacerle eso, no puedo perderla por esto, tiene que haber otra forma de ayudarla… vamos Spike, piensa, no tienes mucho tiempo… ¡Willow! ¡y las cazadoras! ¡Claro! Consigo reunir las fuerzas que me quedan, agarro la estaca con fuerza y se la clavo al vampiro en el pecho. Segundos después un polvo ceniciento me rodea y caigo al suelo.

He estado a punto de cometer una locura, o mejor dicho… he cometido una locura a medias, ahora ni soy vampiro… ni creo que pueda llegar a ninguna parte en mi estado. He perdido mucha sangre, estoy muy débil… no puedo ni con mi alma… pero tengo que levantarme, tengo que hacerlo por Buffy. Así que hago el mayor esfuerzo que he hecho en toda mi jodida existencia y me levanto ayudándome de una lápida cercana, descansando un rato mi peso en ella.

Me incorporo con cuidado, tengo que llegar a la escuela de cazadoras y contarles lo que pasa. No puedo solucionar esto yo solo, necesito ayuda. Yo… pidiéndole ayuda a ellos, no puedo creerlo. Las cosas están cambiando mucho, todo ha cambiado mucho, más de lo que debería… nada de esto tendría que pasar. No tendría que haber venido al maldito cementerio, Buffy no debería estar en peligro. Y yo no tendría que ser un humano inútil y malherido, no recuerdo haber deseado nada de esto… y aún no logro recordar cómo diablos conseguí mi humanidad.

Lo peor de todo es que no puedo volver a ser un vampiro, bueno sí, pero no tendría alma y sin alma ella no podría amarme como lo hace ahora… se la ve tan feliz ahora, tan radiante. Creo que Buffy quería esto más que yo. Buffy… siempre Buffy. Todo lo que hago es por ella… me consume.
No me queda más remedio que resignarme, pedir ayuda y rezar para que todo esto salga bien.
Estar vivo… es un asco.

Todo empieza a darme vueltas, conozco esta sensación demasiado bien… la he sentido cada amanecer y nada anochecer… estoy perdiendo… el conocimiento… bloo…bloody… h…hell.



CAPITULO 42 "Milagro"

Despierto en una cama… ¿dónde estoy? ¿cuánto tiempo ha pasado? ¡Oh no! ¡Buffy! Caí inconsciente anoche. Miro a mi alrededor, estoy en una habitación de hospital ¿qué ha ocurrido? Intento incorporarme, tengo una venda en la herida de la espalda y otra en el cuello. Tengo que levantarme, hago un esfuerzo y me quedo sentado en la cama, entonces veo que la puerta se abre, viene alguien… es Buffy, no puede ser.
– ¡Spike! – viene hacia mi emocionada y me abraza con cuidado – estás despierto.
– ¿Buffy?
– ¡Estás loco! – me grita ella mientras me suelta.
– Buffy… ¿De verdad eres tú?
– Claro que soy yo.
Ella está de pie, frente a mi. La agarro por la cintura y al estrecho entre mis brazos, no puedo creerlo, está bien y está aquí.
– Ey – me dice – vamos… estoy bien.
Me separo de ella y me quedo observando como se sienta a mi lado.
– pero… ¿Y Claire? – le pregunto, quiero saber qué ha pasado.
– Claire se enfrentó conmigo… ¿acaso crees que tuvo alguna posibilidad?
– ¿Acabaste con ella?
– Sí… pero ya hablaremos de eso luego… Spike ¿en qué estabas pensando? Casi consigues que te maten.
– Esa era la idea, luv – confieso esquivando su mirada.
– Lo sé… creías que volviendo a ser un vampiro podrías ayudarme y rescatarme de Claire ¿verdad? Sabía que pensarías eso… ¿porqué crees que el cementerio fue el primer sitio donde te busqué?
– Yo… no sabía que hacer, estaba preocupado por ti y ya viste lo pronto que Claire me despachó en su piso. Lo siento, siendo humano no sirvo para nada.
– Sirves para darme sustos – me dice medio en broma – ¿sabes lo mal que lo pasé cuando te encontré allí tirado en el suelo? Pensé lo peor… por suerte, sólo estabas inconsciente. Habías perdido mucha sangre. Tuve que traerte aquí para que te hicieran una transfusión.
– Tenía que hacerlo – le digo intentando que me comprenda – o eso creía… me arrepentí en el último momento.
– No tenías que hacer nada. Spike… yo te quiero y no me importa que no puedas luchar como antes. Creía que eso quedó claro cuando lo del Inmortal. Ahí fuera hay cientos de cazadoras que están deseando salvar el mundo. Yo no necesito un salvador… necesito un hombre con el que compartir mi vida.
– ¿Me quieres?
– Claro que sí… y lo sabes.
– ¿Por qué?
– ¿Porqué? – me pregunta confusa.
– Sí ¿por qué me quieres?
– Spike… eres la única persona que me conoce tal y como soy exactamente, contigo no tengo que fingir ser alguien que no soy. Si me enamoré de ti no fue por que fueras tan guapo y atlético – me dice con una sonrisa recordándome aquella vez que me declaré – ni porque necesitara a alguien con quien compartir mi carga de cazadora, sino porque me dejaste ver más allá de la cortina de humo que te rodea y me gustó lo que vi, porque sé que eres un buen hombre aunque te empeñes en aparentar lo contrario. Porque contigo a mi lado… la vida merece la pena ser vivida. Te quiero y podría darte mil razones más por las que lo hago, pero la que de verdad importa es esta – ella coge mi mano y se la lleva hasta su corazón – mi corazón es tuyo, suspira por ti, por cada gesto que haces, por cada palabra que dices, te amo a ti, William y no lo que eres ¿Quieres volver a ser un vampiro? Adelante… no me agrada la idea pero no voy a detenerte, eres libre de escoger tu destino. Yo te seguiré queriendo seas lo que seas, humano o vampiro, con alma o sin ella, me da igual, esto – dice apretando aún más mi mano contra su pecho, contra su corazón – siempre será tuyo, siempre tendrás mi amor porque he llegado a un punto en que no concibo mi vida sin tú no estás conmigo.

Se calla de golpe, esperando a que yo le diga algo… pero no sé que decir, no me esperaba que me dijera todo esto.
– Yo… lo único que quiero es estar contigo – le digo, pues es cierto – y hacerte feliz.
– Spike… por una vez en tu vida, no lo hagas por mi. Hazlo por ti, cariño ¿qué es lo que quieres?
– A ti.
– A mi ya me tienes y ya te he dicho que sea cual sea tu decisión no vas a perderme. Te quiero demasiado.
– Pero es que… teniéndote a ti ya no necesito nada más.
– ¿Estás seguro? – me dice bajando mi mano hasta su vientre ¿Está insinuando que quiere que tengamos un hijo?
– Buffy… ¿qué quieres decirme con esto? – le pregunto apartando la mano.
– Estoy esperando… que me den los resultados definitivos pero creo que… vamos a ser padres.
– ¿Qué? ¿En serio? – no puedo creerlo – ¿Cuándo? ¿Cómo?
– Oh vamos… – sonríe – no me digas que voy a tener que explicarte eso.
– No… quiero decir… ¿no es demasiado pronto para saberlo?
– ¿Recuerdas el sueño que tuve?
– No voy a irme a ninguna parte – le recuerdo.
– No soñé que te ibas… soñé con el bebé.
– ¿qué? Pero estabas… mal, llorabas… creía que se trataba de algo malo.
– Lloraba de felicidad, estaba abrumada y no sabía cómo decírtelo… y… no salías tú en el sueño… yo quería más que nada que fuera tu bebé, nuestro… por eso tenía miedo de que te fueras.
– Tenías que habermelo contado.
– Quería asegurarme primero.
– ¿asegurarte?
– Sí, de que se cumpliría el sueño… de que realmente había soñado con nuestra hija.

Nuestra hija… ha dicho nuestra hija, es una niña… Buffy y yo vamos a ser padres… voy a ser padre… jamás pensé en esa posibilidad. Siento algo dentro que me llena, me siento feliz, tengo tanta felicidad dentro de mi que la única forma de expresarlo es dejando que salga en forma de lágrimas. Buffy me abraza y yo sigo llorando, he sido un tonto, casi lo hecho todo a perder. Lentamente busco sus labios y nos unimos en un beso. Ahora seremos una familia. Es un milagro. Y todo es gracias a que soy humano. Lo tengo bastante claro, no cambiaría esto por nada del mundo.

CAPITULO 43 "Algo especial"


Buffy ya me ha puesto al tanto con respecto a Claire. Es cierto que llamó al trabajo diciendo que no podría ir, había pedido cita con el médico para asegurarse lo del embarazo. Ya es definitivo. Vamos a ser padres, en unos nueve meses… tendremos una hija. Espero que se parezca a Buffy… sería una belleza… aún no puedo creerlo… yo… padre… Aunque no es de extrañar que se haya quedado embarazada, en ningún momento tomamos precauciones.

Buffy iba hacia casa cuando se encontró con Claire, y se las ingenió para capturarla y llevársela a su piso. Después de que desaparecieran delante de mí, fueron a parar a una especie de cueva, allí Claire liberó a Buffy de la jaula y se lo contó todo, después de que yo la rechazara deseó que si algún día yo recuperaba mi humanidad perdería la memoria. Y eso fue lo que pasó. Luego aprovechando un momento que bajó la guardia, Buffy consiguió acabar con ella, una buena pelea y adiós a esa zorra.
Estamos en la entrada, a punto de entrar en casa.
– ¿Y ya está? ¿Así de fácil? – le pregunto.
– ¡Oye! Que mi trabajo me costó ¿sabes? Claire podía crear cualquier cosa con energía. Cómo la jaula. Creo que ese era el poder que tenía…
– No es gran cosa… me esperaba algo más.
– Sí – me da la razón ella echándose a reír.
Abre la puerta y entramos… ¡oh dios! Lo había olvidado… aún está todo tal y como lo dejé. Pensaba pedirle matrimonio… Buffy se me queda mirando, imagino que esperando a que le dé una explicación.
– ¿Qué ha pasado aquí? – me pregunta al ver que yo no digo nada.
– Nada… sólo quería prepararte algo especial para cuando volvieras a casa.
– ¿algo especial? – insiste ella.
– Está bien – le digo con resignación – recordé … que estábamos prometidos, así que me dije… ¡que diablos! Voy a pedírselo otra vez… pero ahora sé, y no te rías – la advierto ya que una sonrisa empieza a dibujarse en su cara – que fue todo un conjuro que a Willow le salió mal.
– ¿Creías que…? – me dice aguantandose la risa, pero inmediatamente cambia y se pone seria… – ¿ibas a pedirme que nos casáramos?
Me encojo de hombros, me siento incómodo hablando de esto…
– ¿y ya… no vas a hacerlo? – se atreve por fin a preguntar.
– No… así no – le digo nervioso – quiero hacerlo bien. No… no tengo ningún anillo… y mira – le digo señalando a nuestro alrededor – las velas ya se han consumido, la cena está fría y las flores se están marchitando…
– Entiendo – me contesta ella desilusionada.
Quería que el día que se lo pidiera fuera un día especial para ella, algo que jamás olvidara, lo tenía todo planeado, sin embargo ultimamente nada está saliendo tal y como a mi me gustaría… aunque no me quejo. Mi intención era sorprenderla y es lo que voy a hacer…

– Aunque nada de eso debería importar – le digo de la forma más natural posible – cuando vas a pedirle a la mujer de tus sueños se case contigo.
Ella se queda mirándome sin decir nada, creo que está procesándolo aún.
– Buffy… qué si quieres casarte conmigo – le digo para ayudarla a salir del trance.
Entonces se lanza a mi cuello y comienza a besarme por toda la cara.
– ¿Eso es un si? – le pregunto, aunque de sobra sé que sí lo es.
– Sí, William, quiero casarme contigo – me dice dejando de besarme aunque aún colgada de mi cuello.
– Ahora si que podremos celebrar la boda al aire libre… como tú querías.
– Sí – sonríe – aunque creo que esta vez elegiré otra canción.
– Más te vale.
– Soy tan feliz… tenemos que contárselo a los chicos.
– Me parece genial pero antes… – insinúo – ¿qué tal si lo celebramos en privado?
– ¿No puedes pensar en otra cosa? – me pregunta con una sonrisa.
– Contigo tan cerca… es difícil, love.
– Entonces tendré que poner distancia… – me dice mientras me suelta y da un paso atrás.
Tiene ganas de juego… y yo también. Doy un paso al frente.
– Y yo tendré que acortarlas.

Estamos tan cerca el uno del otro que la oigo respirar… pero ninguno de los dos hace nada. Me quedo quieto mirandola fijamente a los ojos, esos ojos que me miran a mi con amor, con ternura y confianza. Buffy hace el amago de acercarse para besarme pero en realidad su intención es volver a alejarse. Da un nuevo paso hacia atrás mientras se muerde el labio inferior, tentándome, invitándome a que la siga… así que es lo que hago. Levanto las cejas, un solo paso atrás más y será mia. Buffy vuelve a caminar hacia atrás, pero esta vez, tropieza con el brazo del sofá y se cae en él, quedándose sentada con las piernas sobre el apoyabrazos. Está justo donde quería. Me acerco a ella y dejo reposar una rodilla entre sus piernas, Buffy se ayuda con los brazos para echarse para atrás, lentamente, sin perder el contacto visual, hasta que se queda en la otra punta del sofá, lo más lejos que puede de mi, intentando ocupar el menor espacio posible.
– De esta no te libras, cazadora – le digo rodeando el sillón para aproximarme a ella.
– ¿Quién te ha dicho a ti que yo quiero librarme?
– Estás huyendo de mi… – digo mencionando lo obvio.
– Porque quiero que me atrapes.
– En ese caso… – dejo la frase en el aire… no voy a terminarla con palabras sino con hechos.
Pienso demostrarle durante todo el tiempo que pueda que ella lo es todo para mi. No solo la quiero con locura sino que con un simple gesto suyo consigue excitarme. Buffy es una mujer extraordinaria, y es mía. Su corazón me pertenece y mi alma es suya. Mis sentimientos por ella se hacen más intensos cada día, cada segundo que paso a su lado y ahora… va a darme algo que hacía mucho tiempo que había perdido la esperanza de tener, va a traer a este mundo una nueva vida… que hemos creado juntos. Hemos tenido que pasar por tanto para llegar hasta aquí… pero al fin lo logramos, encontramos la felicidad absoluta y lo hemos hecho juntos.






CAPITULO 44 "¿Cómo es?"

Sentir a Buffy desnuda entre mis brazos es algo tan fascinante… tan increíble que podría estar así durante horas, que digo horas… ¡días enteros!
Ambos estamos desnudos tumbados en el sofá, ella tiene medio cuerpo suyo sobre el mío. Me entretengo en acariciarle la espalda, algo que a Buffy le encanta, conozco su cuerpo a la perfección, mejor incluso que el mío… no sólo sé hacer que se retuerza de placer entre mis brazos sino también como excitarla poco a poco, darle pequeños placeres.
Ella se deleita en hacer pequeños circulitos con su dedo en mi pecho mientras suelta algún que otro gemido de satisfacción. Nuestras piernas permanecen entrelazadas y nuestros cuerpos hacen contacto por múltiples sitios como si quisiéramos fundirnos en uno solo.

Aún me duele un poco la herida de la espalda y después de tanto movimiento más aún, así que por muy a gusto que me encuentre así… intento cambiar de postura a ver si así el dolor se alivia un poco.
– ¿Te duele? – pregunta ella preocupada.
– Peores dolores he soportado.
– Si quieres me quito…
– No, quédate aquí – le contesto apretujándola contra mi – quiero disfrutar de esto un poco más.
Buffy me responde abrazándome, hundiendo su cara en mi cuello. Comienza a besarme con delicadeza rodeando el cuello hasta llegar a la oreja.
– ¿Cómo es? – pregunto.
– ¿El qué? – dice buscando mi mirada.
– El bebé – especifico – lo viste en tu sueño ¿no?
– Sí – dice ella de forma nostálgica dejando descansar su cabeza en mi pecho, usándolo de almohada – es una niña muy guapa, y tan pequeñita… tan indefensa. La tenía entre mis brazos, estaba dormida, así que no pude verle los ojos… espero que en eso salga al padre.
– Seguro que es preciosa… sobre todo si se parece a ti.
– Tengo miedo, Spike… ¿y si no soy una buena madre?
– Bobadas… serás una madre estupenda.
– Sólo lo dices porque sabes que es lo que quiero oir
– Lo digo porque yo también estoy aterrado con esto e intento convencerme a mi mismo de que no tenemos de qué preocuparnos. Lo haremos bien.
– Aún no me lo creo…
– ¿el qué? ¿qué te vayas a casar con el que fue tu mayor enemigo? ¿o que vayas a tener un hija con él?
– Tonto – me dice arrugando los labios con esa expresión suya y que ella perfectamente sabe que es mi debilidad.

No puedo evitarlo… esos labios son como un imán para los míos… así que los atrapo y la beso, despacio… abriéndome lentamente camino hacia su lengua, recreándome con cada rincón de su exquisita boca. Empiezo a sentir el juego de su lengua sobre la mía y como nuestros cuerpos se transmiten calor el uno al otro, y es justo en ese instante cuando todo cambia, mi boca quiere más… y la de ella exige tanto que ambos decidimos ponerle más ímpetu al beso de forma instintiva. El sofá se nos ha quedado pequeño para movernos con soltura y ella ha debido pensar lo mismo, aún no sé como lo ha hecho, pero estamos en el suelo, se ha tirado a él y me ha llevado con ella. Me separo de sus labios, rompiendo el beso y me quedo observándola…

Puedo sentir como el latir de mi corazón se funde con el golpeteo del de ella. Es inexplicable, no tengo palabras para describir lo que siento, cualquier palabra se quedaría corta intentando describir todos estos sentimientos tan embriagadores que recorren mi cuerpo.
– Spike… – musita.

No hace falta que diga más, sé lo que quiere… no sólo porque yo desee lo mismo, sino porque conozco cada detalle de ella, cada matiz de sus palabras.
Estoy agotado, no creo que pueda tomarla una vez más… sin embargo eso no es excusa para que ella no sienta placer.
– Ya voy, love… – le susurro mientras deposito suaves besos en sus labios.
Bajo lentamente mi mano entre nuestros cuerpos, rozando su piel. Buffy me facilita el camino, abriendo sus piernas. Siento como ella se estremece debajo de mí al pasar mi dedo entre sus labios más íntimos buscando esa zona que le dará el mayor de los placeres. Me agarra por la nuca y hace que nos fusionemos en un nuevo beso. Ella gime en mi boca debido a las sensaciones que debe estar soportando con mis expertas caricias. Me separo como puedo de su boca y voy bajando lentamente, rozándo su exquisita piel con mis labios, sin apenas tocarla hasta que doy con lo que estaba buscando, su pecho. Simplemente con un suave beso en su pezón este se endurece y siento como mi dedo se humedece con su fluídos, sigo frotándola, dándole placer mientras mi boca juega con su pezón. Buffy se contonea debido a la excitación, succiono su pecho justo antes de liberarlo de mis caricias y la miro… tiene los ojos cerrados, debe estar concentrada en sentir el placer. No existe una expresión más perfecta que esa.
Abre los ojos y me sonríe como sólo ella sabe hacer, entonces se agarra a mi espalda inclinándose un poco, y yo atrapo nuevamente sus labios. Está a punto de llegar al éxtasis y yo quiero observar su cara cuando eso pase, así que consigo separarme.
Ella, aún agarrada a mi, echa la cabeza hacia atrás y deja escapar un grito placentero que se mezcla con mi nombre, instantes después, cae rendida intentando que su respiración vuelva a un ritmo normal.
– Esta es… otra de las cosas por las que te adoro – confiesa con un suspiro.


CAPITULO 45 "Ángel"

Después de que pasáramos todo el día haciendo de las nuestras recibimos la llamada de Willow, quería hablarnos sobre algo. Sólo queda para una cucharada más de mi poción particular, puede que sea por eso por lo que viene a vernos. Estamos esperándola. Dawn también está aquí, le hemos dicho que tenemos intención de casarnos, se ha tomado bastante bien eso de que en breve seremos oficialmente cuñados. Está tan ilusionada como nosotros… o puede que más. Sin embargo aún no sabe nada del embarazo de Buffy, no creo que ella esté preparada para contarlo aún… así que si ella no dice nada, yo tampoco voy a hacerlo.

La tengo entre mis brazos, se supone que estamos viendo la tele pero yo no consigo concentrarme en lo que dice… Buffy me tiene cogida la mano, entrelazada con la suya… y se dedica a acariciarmela con su pulgar… yo de vez en cuando la beso en la sien, no quiero que se olvide ni un solo segundo de qué es lo que siento por ella.
Suena el timbre y Buffy se levanta, liberándose de mi abrazo, para ir a abrir la puerta.
– Hola chicos… – saluda Willow, he percibido en su voz que está un poco afligida, algo no va bien.
– ¿Qué pasa Will?
Y por lo visto Buffy también lo ha notado.
– Tengo que decirte algo… pero mejor lo hago sentada – dice mientras se sienta junto a Dawn. Buffy también decide sentarse y vuelve a mis brazos.
– Me estás asustando – comenta Dawn.
– Tenía que habéroslo dicho antes – comienza a decir la bruja – pero nos enteramos poco después de que Spike se volviera humano y tú parecías tan afectada, no era un buen momento para decirte algo así… y luego pasó lo del Inmortal y…
– Willow, por favor – le pide Buffy – ¿de qué se trata?
– pero nunca es un buen momento para decir algo así… se trata de Ángel.
– ¿Qué le pasa a Ángel?
– Buffy… no sé como decirte esto… verás… Ángel está… quiero decir que ha…
– Willow… – insiste ella.
Creo que ya sé de que se trata y Dawn también, hemos cruzado una mirada de preocupación… y Buffy… ya debería saberlo también, sin embargo creo que necesita oirlo para poder creerlo.
– ¿Ha muerto? – intervengo para ayudar a Willow, no lo está pasando nada bien – del todo, quiero decir.
– Así es – confirma.
Puedo sentir como Buffy empieza a temblar así que estrecho más mi abrazo dándole mi apoyo, como si eso pudiera de alguna manera hacerle esto menos doloroso.
– No puede ser… – comenta.
– ¿Qué pasó? – pregunta Dawn.
– Llegó una cazadora nueva, venía de L.A. ella y Ángel se habían enfrentado al Inmortal, la chica consiguió escapar y él… bueno, digamos que… perdió.
– Ángel no puede estar muerto – sigue negándolo Buffy.
– Lo siento Buffy… pero así es, Andrew y Xander fueron a L.A. a comprobarlo y efectivamente así pasó… El Inmortal tenía esa capacidad de controlar a la gente… consiguió que Ángel le dijera que estabas aquí, así fue como supo que estábamos en Claveland.
– No…
– Buffy – dice Dawn preocupada por su hermana.
– No lo creeré hasta que no lo vea – dice Buffy con autoridad mientras se pone en pie.
– Buffy… no hay nada que ver – le explica Willow – no queda nada… por lo visto el Inmortal consiguió que él mismo se estacara…
– No me lo creo.
– Buffy – la llamo cogiéndola de la mano.
– ¡No Spike! – me grita soltándose – ¡déjame! ¡Es Ángel! ¡No puede haber muerto!
– Lo siento de verdad… quisimos contárselo antes pero…

Buffy se marcha escaleras arriba, tengo que ir con ella, no quiero que tenga que pasar por esto sola. Una simple mirada basta para hacerle entender esto a las chicas. A mí aún me cuesta creer que el peach haya muerto, nos conocemos desde hace tanto tiempo… y hemos pasado por tanto… esto es bastante duro para mí pero para Buffy debe serlo mucho más, ella lo quería, sé cuanto lo quiso.

– Buffy – le digo al entrar en la habitación, está junto a la ventana con la mirada perdida. Está de espaldas a mi pero no necesito ver su cara para saber que está llorando. Me acerco a ella despacio, y dejo descansar mi mano sobre su hombro. Intento llamar su atención, que sepa que estoy aquí, que estoy con ella en esto, pero me rechaza.
– Déjame – me dice llorando.
Se aleja de mi, no quiere mirarme o no quiere que la vea así. La agarro por la muñeca y tiro de ella sujetándola entre mis brazos. Llevo una de mis manos a su cabeza y la acuno, ella necesita llorar y desahogarse.


CAPITULO 46 "Por fin"

Por fin lo recuerdo, tiene gracia, yo no fui a buscarlo, ni siquiera lo pedí, tanto tiempo esperando recordarlo y cuando lo hago descubro que no tengo ni idea de qué fue lo que pasó.
Yo ya me había dado por vencido con respecto al shanshu. Cuando dejé L.A., después de la batalla en la que tanto Ángel como yo arriesgamos nuestras no – vidas, a ninguno se nos ofreció la recompensa… la humanidad. Todo seguía como siempre, llegué a pensar que la profecía era todo mentira, bobadas para así darle motivos a un vampiro con alma, para que este quisiera salvar el mundo. Me olvidé del tema y me vine a Cleveland junto a mi querida cazadora, ella me dijo que me estaría esperando aquí.
Ahora puedo recordarlo, yo estaba hablando con Buffy cuando sucedió, tenía intención de contarle lo que me pasó con Claire, toda la historia, pues ya estaba cansado de ocultárselo, de tener que mentir cada vez que salía a encontrarme con ella. Acabábamos de mudarnos a la casa, a nuestra casa, no tendríamos que tener secretos el uno con el otro. Estaba pensando como decírselo cuando sin previo aviso ocurrió, mi cuerpo recobró la vida, mi corazón volvió a latir y mis pulmones necesitaban aire.

Buffy se ha acostado ya, parece que después llorar por la muerte de Ángel se quedó más tranquila. Yo estoy secándome, acabo de salir de la ducha. Dawn está en su habitación y Willow se fue hace ya bastante rato, he estado hablando con ella, tenía una sospecha y necesitaba información para confirmarla, ahora ya estoy seguro… no tengo dudas sobre lo que pasó. El shanshu existe. Intuyo que la batalla de L.A. fue nuestro apocalipsis, pero mientras hubiesen dos candidatos al puesto la profecía jamás se cumpliría. Dos campeones, dos vampiros con alma no podían ser recompensados. Cuando uno de ellos murió, el otro vivió. Justo en el instante en que el peach nos dejó, yo recuperé la humanidad. Así que estoy vivo gracias a él, menos mal que no caímos en ese detalle antes, porque de ser así… seguramente hubiésemos peleado hasta morir… o vivir, según se mire.

Salgo de baño con la toalla en la cintura, la dejo sobre la silla y me meto desnudo bajo las sábanas. Buffy estaba dormida pero de alguna manera debe haberme sentido porque se gira y me abraza.
– Hola… – me dice en voz baja.
– Siento haberte despertado, luv.
– No pasa nada… – me habla tranquila, no está despierta del todo – ¿ya te tomaste la poción?
– Sí – le digo besándola en la frente.
– ¿Y cual ha sido tu último recuerdo perdido?
– He visto cuando… pasó – le digo casi en un susurro – cuando me convertí en humano.
– Aún no sabemos cómo ha ocurrido… – comenta.
– No, pet… no lo sabemos. Pero no me importa. Pasó y ya está…
– Sea quien sea el culpable – suspira – le estoy agradecida.

No estoy seguro de que deba contarle la verdad, que la muerte de Ángel es la causa de tanta felicidad… gracias a él mi corazón puede bombear sangre de nuevo y mi esperma ha resucitado… haciendo de las suyas. Buffy se sentiría muy culpable si supiera todo esto… más incluso de lo que me siento yo. Ella no necesita saberlo y yo no voy a contárselo. Seremos felices. Ya lo somos.
Se ha vuelto a quedar dormida entre mis brazos, le doy un suave beso en esos jugosos labios que tanto me fascinan e intento conciliar el sueño. Nos espera un largo camino por recorrer, la aventura no ha hecho más que empezar.


EPÍLOGO

Esto de ser humano… no sólo tiene ventajas, también sus inconvenientes. Ahora trabajo 8 horas diarias seis días a la semana, a penas tengo tiempo de estar con Buffy. Desde que nos casamos y yo conseguí este empleo a penas si nos vemos, pero cuando lo hacemos… ¡dios! Es de lo más gratificante.
Al principio iba con ella cuando salía de caza, aunque estuviera rendido por el trabajo me gustaba acompañarla, nos lo pasábamos bien y recordábamos viejos tiempos, pero conforme el embarazo fue avanzando ambos estuvimos de acuerdo en que lo más prudente era que se olvidara de patrullar, al menos durante un tiempo. Jamás le digas a una cazadora que nunca más podrá volver a matar un vampiro… es algo que forma parte de ella y que no puede evitar.

– ¿usted cual me aconseja? – me pregunta el cliente con el que estoy ahora.
Trabajo en una tienda de antigüedades y no sabe si llevarse una mesita de té victoriana o una de principios de siglo.
– Yo le aconsejaría la victoriana… creo que es más de su estilo y va mejor con los otros artículos que se lleva.
En ese momento siento como el móvil me vibra en el bolsillo, dudo si cogerlo o no… ¡que diablos! ¿y si es Buffy?
– Un segundo – me disculpo mientras descuelgo.
– ¿Spike? – es Dawn.
– ¿qué pasa? ¿Es Buffy?
– Sí… está… ya sabes…
– ¿está de parto? – pregunto en voz alta. Creo que todo el mundo me ha oído.
– sí y está muy alterada, deberías venir… y pronto.
– voy… voy enseguida – contesto nervioso.
– nos vemos en el hospital.
Cuelgo el móvil y voy a por mi chaqueta. Voy a salir por la puerta cuando me doy cuenta de que no le he dicho nada a James, mi jefe. Así que me vuelvo nervioso… tengo que pedirle permiso para salir.
– Tranquilo William, vete… – me dice – ya me encargo yo de todo.
– ¡Gracias!
– Saluda a Buffy de mi parte… – oigo que me dice mientras salgo.

Tengo la moto aparcada en la puerta, no es gran cosa… vale, se cae a pedazos, pero es mía y la compré yo con mi segundo sueldo, el primero fue para el anillo, claro está. Arranco y me pongo en marcha, quiero llegar ya, mi pequeña está ya está de camino. No puedo creerlo. Me parece que fue ayer cuando aún era un vampiro…y ahora, voy a ser padre. Durante todo el tiempo no dejo de pensar en ello, en como será, intento imaginarla… Buffy tiene suerte, ya la ha visto pues tuvo ese sueño… Buffy, no debe estar pasándolo nada bien…

Después de unos largos, larguísimos cuarenta y cinco minutos por fin llego al hospital. Pregunto en recepción y me indican la habitación… la planta de maternidad es la cuarta, voy al ascensor y lo llamo, pero se hace derrogar el muy jodido… ¿por qué no llega ya? Mejor me voy por las escaleras. Subo los peldaños de dos en dos… cuando llego arriba apenas tengo aire para respirar pero no me importa, sigo corriendo hasta la habitación… 406, aquí es. Entro despacio, no sé que me voy a encontrar.
– ¿hola? – digo con precaución.
– ¡Spike! – susurra Buffy emocionada al verme entrar.
Es una imagen preciosa, la luz entra débilmente por la ventana y acaricia su pelo, haciendo que brille más aún, está ligeramente tumbada en la cama y tiene a la niña en brazos.
– Enhorabuena Spike – dice Dawn en voz baja, está sentada en una silla junto a su hermana.
Yo no le contesto, en vez de eso me acerco con sigilo… sin dejar de mirar a mi hija, no puedo apartar la vista de ella... Me quedó de pie al lado de la cama.
– Siento no haber podido venir antes… había un tráfico espantoso.
– Chicos voy a salir a por algo de beber, estoy sedienta.
Dawn se levanta y se marcha, pero antes de salir, cuando ya está en la puerta, se gira y nos giña un ojo.
Me siento donde ella estaba antes.
– ¿está dormida? – pregunto bajando la voz.
– Sí… ¿quieres cogerla?
– Es tan pequeña… – comento mientras Buffy me la pasa, tengo miedo de que se me caiga o de hacerle daño de alguna manera, se la ve tan frágil, tan necesitada de protección…
– Hola mi niña – le digo en voz baja – ¿sabes quién soy? Soy… papá.
Miro a Buffy y ella me sonríe.
– Mola decirlo ¿eh? – me dice.
– Mucho.
– Es muy guapa, se parece a ti – le digo.
– Si eso piensas ahora… espera a ver los ojos que tiene – comenta orgullosa, al final va a ganar ella la apuesta y va a tener mis ojos.
La niña comienza a balbucear y me agarra el índice con su delicada manita. No creo que haya un momento más feliz en mi vida que este.
– Será mejor que vuelvas con tu madre…
– ¿porqué no la dejas en la cuna? – sugiere ella.
Me levanto con cuidado y me acerco a al cuna que hay en la habitación. La luz que entra por la ventana da allí de pleno así que corro las cortinas, no debe ser agradable para ella tanta claridad después de estar tanto tiempo a oscuras. Dejo a la niña con cuidado para que pueda dormir a gusto y me siento en la cama junto a Buffy.
– Vas a ser un padrazo – me dice abrazándome.
– ¿Lo dices por lo de las cortinas?
– Te preocupas hasta por los más pequeños detalles… yo no había pensado lo de la luz – me dice con un pucherito.
– Es de lógica… lleva nueve meses dentro de ti, en la más completa oscuridad… además, tengo bastante experiencia en eso de evitar la luz, love.
– Ojalá hubieses podido estar aquí antes.
– Hice todo lo que pude…
– Pues que sepas que te has perdido la mejor parte – la miro frunciendo el ceño… ¿qué quiere decir con eso? – sangre, gritos y dolor – me aclara.
– Vaya… entonces tendré que correr más cuando venga el próximo.
– ¿qué? Ni loca… ¿me oyes?
Ambos nos echamos a reir… sinceramente yo también creo que uno es suficiente.
– Te quiero… papá – me dice mientras me abraza
– Y yo también a ti, mami – me inclino un poco, lo justo para besarla en la cabeza y luego me quedo observando a nuestra hija. Duerme placidamente, ajena a todo lo que le rodea… y justo en ese instante entra toda la tropa…
– ssshhh! – manda callar Buffy nada más oírlos entrar – está durmiendo.
– ¿Dónde está? – pregunta Xander yendo hacia la cuna.
Willow y Faith van tras él.
– ayy! Que linda es! – comenta Willow – hola preciosa…
Están todos a su alrededor… comentando lo guapa y pequeña que es… intentando saber a quien se parece más si a su padre o a su madre.
– Bueno ya esta bien – les digo acercándome – vais a despertarla.

Los chicos se apartan un poco dejándome paso. Vuelvo a cogerla entre mis brazos.
– Ya está pequeña… – le hablo en voz baja – ya se han ido.

Están todos hablando con Buffy, están explicándole no se qué de Giles, que vendrá a visitarnos por la tarde. Yo cruzo con Buffy una mirada de vez en cuando que va acompañada de una sonrisa y vuelvo rápidamente a contemplar a mi niña…
– Sé que pueden llegar a ser muy abrumadores – le explico muy bajito, como si pudiera entenderme – creeme, lo sé… pero son buenos chicos… es cuestión de acostumbrarse.

Me muevo por toda la habitación con la pequeña en brazos, es una persona en miniatura, tiene una nariz diminuta, se parece a la de Buffy… pero tiene mis labios… son inconfundibles. Y una pelusa de pelo color castaño.

– Al final… ¿cómo vais a llamarla?
Es Willow la que ha preguntado, voy a decirle que aún no lo tenemos claro, no logramos ponernos de acuerdo, pero Buffy se me adelanta.
– Ángela.
Yo levanto la vista y cruzamos una mirada… no hace falta que intercambiemos palabra alguna. Ella me dedica media sonrisa… es su forma de decirme que lo sabe… aunque yo nunca saqué el tema, Buffy lo sabe.
– Sí… Ángela – confirmo, más para hacerle saber a Buffy que estoy de acuerdo en su decisión que para otra cosa.
– ¿Cómo ha sido el parto? – pregunta Faith sacando un nuevo tema de conversación.
– ¿Te dolió? – quiere saber Xander.
– No mucho – contesta ella con indiferencia – además fue bastante rápido. Las enfermeras me han dicho que no está nada mal para ser el primero.

El resto de la conversación no logré retenerla, mis oídos la escuchaban pero mi cerebro no la procesaba. Estaba pendiente de ella, de sus ojos… los abrió y se quedó mirándome fijamente… son grandes, preciosos y me miran con curiosidad… y son verdes, igualitos a los de su madre… lo sabía.
– Ey Angie… ¿te cuento un secreto? – le digo casi en un susurro – eres lo más bello que he visto nunca… pero no se lo digas a tu madre ¿eh? Que seguro que se pone celosa.
Vuelve a agarrarme el dedo con su manita… sé que se trata de un reflejo, que lo hace instintivamente, pero me emociono al sentir como se agarra a mi con tanta fuerza.
La vida en sí misma es maravillosa, pero lo es mucho más, cuando la compartes con la gente a la que quieres.










EXTRAS


PARTE I

– ¡Vaya! Acabo de terminar de leer la historia que Spike os ha contado, nuestra historia… le ha quedado muy bonita. Me parece mentira que no me haya dicho nada de esto. Esta noche, cuando llegue, va a saber lo que es bueno.
Hace ya tanto tiempo que pasó eso… Angie cumplió hace poco los cuatro años… y sin embargo aún recuerdo el momento en que Spike recuperó su humanidad como si fuera ayer…



Estaba muy raro aquel día, estábamos hablando, quería contarme algo, pero creo que no sabía por donde empezar, empezó a hablar y se calló de golpe. Recuerdo que tenía la mirada perdida, yo por aquel entonces no sabía de que se trataba así que me preocupé bastante.
– Spike ¿estás bien?
Me miró de forma muy rara… parecía confuso. Incluso llegue a pensar que se estaba quedando conmigo.
– Si es una broma no tiene gracia.
– ¿Quién eres? – me preguntó. No podía creerlo, iba en serio.
– ¿Cómo que quién soy? Soy yo, Buffy – le contesté.
– ¿Buffy? – repitió mi nombre como si hubiese sido la primera vez que lo oía.
– Esto no me gusta nada. Spike ¿qué te sucede? – tenía miedo, miedo del alcance de todo eso. Estaba aterrada.
Ignoró mi pregunta y miró todo a su alrededor. Me pregunté qué le estaría pasando… Se detuvo y se quedó mirando la puerta… como si hubiera visto algo allí. Se fue hacia ella y puso su mano sobre el pomo…en aquel momento pensé que estaba loco. Pretendía salir, no podía, era de día… debía detenerlo. Sin embargo él no hizo nada, simplemente se quedó ahí quieto, como pensando qué hacer.
– Spike… – lo llamé, tenía que hacerlo reaccionar.
Pero siguió igual, ahí, con la mano sobre el pomo… entonces fue cuando me di cuenta, estaba llenando de aire sus pulmones…como si necesitara respirar… no podía creerlo.
Fui hacia él y coloqué mi mano sobre la suya, recuerdo que la tenía tibia, no estaba fría. Tenía los ojos cerrados pero al sentirme los ha abierto. No sabía que hacer, intenté tranquilizarlo con una sonrisa. No parecía tener muy claro lo que estaba pasando.

– Hagámoslo juntos – le propuse.

Con lentitud fuimos girando el pomo hasta que oímos el sonido que nos decía que la cerradura estaba abierta. Tiró de la puerta hacia él y dejó que la luz del sol lo bañara, yo tenía razón… Spike en ese mismo momento había recuperado su humanidad. Lo ví feliz, supuse que debía ser raro para él sentir el sol en su piel después de tanto tiempo. Me quedé un buen rato mirándolo… nunca lo había visto así, no podía apartar la vista de él. Su pelo resplandecía con el sol… estaba muy guapo, más que de constumbre. Spike… humano… sentí la necesidad de comprobar si le latía el corazón. Quería sentirlo.

Entonces salí de mi trance y sin previo aviso, lo abracé, lo rodeé por la cintura sintiendo su cuerpo bajo mis brazos. Era el momento, apoyé el oído en su pecho…el corazón, le latía, podía oirlo, jamás olvidaré ese momento. Podría haberme quedado así para siempre.

– No puedo creerlo.

Yo estaba alucinando, no sabía cómo había pasado ni porqué, pero en ese instante no me importaba en absoluto, pensé que ya tendríamos tiempo de averiguarlo.
Estaba feliz por lo que había pasado, Spike… se merecía más que nadie que le pasara aquello, pero había algo que me preocupaba… que no me recordaba, no recordaba nada al parecer.



Pero todo eso ya lo sabeis, lo habeis leido de su puño y letra, igual que yo… sin embargo hay ciertas cosas, determinados momentos que sí me gustaría compartir con vosotros. Situaciones que Spike no contó en su momento, como cuando nos reencontramos en L.A.

– ¡Mami!¡mami!

Aquí viene Angie, tan efusiva como siempre. Me parece que vamos a tener que dejar para otra ocasión eso que os iba a contar.
– ¿Qué pasa cariño?
– Ya terminé el dibujo… ¿y papá? ¿Cuándo va a venir? He mirado el reloj y la aguja ya está donde me dijiste… pero papá no está aquí.

Es un encanto de niña, y muy lista. Esta mañana cuando Spike se fue a trabajar se quedó muy triste, intenté explicarle que hasta que las agujas del reloj no marcaran las 8:30 él no vendria, se ha confundido, a veces se me olvida que solo es una niña.

– Aún falta un buen rato, cielo – le digo – tienes ganas de ver a papá ya ¿eh?
– Sí…
– Yo también, anda vamos… enseñame ese dibujo que has hecho, y luego vamos a bañarte ¿eh? Así cuando papá venga te verá muy guapa.
– Vale… pero me pongo el pijama rojo – me dice arrugando los labios…
– puede que con tu padre eso te funciones pero conmigo…
– por fii… – me pide.
Ese pijama le fascina, ya le queda algo pequeño, por eso insisto en que no se lo ponga, pero tiene obsesión…y no es por el color, no. Lo que le llama la atención es el estampado… ¡vampiros! Vampiros diminutos en distintas poses. Cuando lo vimos a Spike y a mi nos pareció divertido y por eso lo compramos. Pero es que a Angie… le encantó. Al principio intentaba mantenerla lejos de ese mundo… pero es inevitable, lo lleva en la sangre.





PARTE II

A ver si puedo contaros antes de que llegue Spike como fue cuando lo encontré en L.A. Jamás olvidaré ese día…


En realidad yo no sabía que había regresado. Lo creí muerto para siempre y rehice mi vida como pude. No fue fácil, eso os lo aseguro. Acabábamos de anular los poderes del Inmortal cuando me enteré que era muy posible que Ángel tuviera problemas. Por eso fui a L.A. porque supe que allí se libraría una batalla, que habría un Apocalipsis y creí que Ángel necesitaría ayuda. Pero llegué tarde, cuando yo y unas cuantas cazadoras pisamos el suelo de L.A. todo había terminado. El panorama era desolador… no había nadie en pie. Las chicas y yo nos pusimos a buscar entre los restos de monstruos y demonios, con la esperanza de encontrar a algunos de los buenos con vida… yo tenía la esperanza de encontrar a Ángel antes de que saliera el sol.

Sin embargo después de estar un buen rato rebuscando me encontré con el que menos me esperaba ver allí… no pude creerlo al principio. Lo primero que pensé era que no podía ser él, era… ¿imposible? ¿desde cuando algo a mi alrededor es imposible? Yo misma regresé de entre los muertos, dos veces… ¿por qué no podría él haberlo conseguido?
Lo vi en el suelo, boca abajo, pero reconocería ese cuerpo con los ojos cerrados. Era Spike no había duda. Me agaché a su lado y dudé si voltearlo o no, era como si no me atreviera a tocarlo, me asustaba pensar que si lo hacía él dejaría de ser real… pero tenía que verle la cara, así que lo hice.
– ¿Spike?
El hizo el intento de abrir los ojos pero realmente estaba muy malherido, tenía sangre por todas partes, aunque yo no lograba tener claro si era toda suya o no.
Aún puedo recordar como el corazón me latía a más no poder… estaba nerviosa de verlo a él. Yo había sufrido tanto desde que me dejó… lo había echado tanto, tantísimo de menos… que me parecía mentira que fuera él.
En ese momento una de las chicas levantó la voz, había encontrado a Ángel. Me quedé pensando que hacer… tenía que ir a verlo pero no quería dejar a Spike solo… tenía miedo de que si lo perdía de vista aunque solo fuera un instante… volvería a desaparecer.
– Buffy… ¿qué hacemos?
– Vale, traedlo aquí… – les ordené – vamos a llevarnos a estos dos a un sitio donde estén resguardados del sol, falta poco para que amanezjcowjf




– ¡Angie!
Lo siento, ha sido la niña, la tenía sentada aquí conmigo y ha metido las manos en el teclado.
– lo siento mami… – me dice poniendose melosa al oir mi tono de voz.
– no pasa nada… pero no vuelvas a hacerlo ¿eh?
– es que yo también quiero… me aburro.
– Esto solo es para los mayores… ¿porqué no juegas un rato con tus juguetes? Yo termino de contar esta parte de la historia y voy contigo ¿vale?
– ¿lo prometes? – me dice ilusionada. Le encanta que juegue con ella, y a mi también.
– Claro.

Angie se va a su cuarto y vuelve con una muñeca, una de las viejas…la tiene destrozada. Siempre está queriendo imitarme, como hace ahora por ejemplo. Se imagina que tiene una estaca en la mano y que la muñeca es un “hombre malo”… mira que se lo dije a Spike… no teníamos que habérnosla llevado con nosotros a patrullar… desde entonces ese es su juego favorito… si es que lo lleva en los genes… en fin ¿por donde iba? ¡ah, si!


El caso es que conseguimos sacarlos de alli, ambos estuvieron mucho tiempo inconsciente y bastante malheridos. Yo no quise separarme de ellos… me quedaba mirando a Spike y miles de preguntas se formulaban en mi mente… miles de dudas… y para ninguna tenía respuesta. Pero nada de eso tenía importancia ahora, Spike estaba vivo… más o menos.
A la noche siguiente Spike por fin se despertó. Ángel seguía inconsciente, en la cama de al lado, recuperándose de sus heridas y yo, me había quedado dormida en la silla pero me desperté al oir su voz.
– ¡bloody hell! ¿Dónde diablos est…
Se quedó callado al verme a mi… nunca podré olvidar la cara que puso… mostraba felicidad y miedo al mismo tiempo…
– Hola…
– ¿Buffy? ¿Qué…? ¿Cuándo…?
– Eso mismo iba a preguntarte yo… – le dije intentando ser lo más fría posible. No podía dejar que supiera que había deseado volver a verlo más que ninguna otra cosa en mi vida.
– Han pasado tantas cosas que no sé por donde empezar – me dijo sentándose en la cama.
– Antes que nada… ¿estás bien? – le pregunté acercándome.
– He estado mejor… aunque también peor.
– ¿Cuánto tiempo hace que…?
– Demasiado… al poco tiempo de lo de Sunnydale el medallón me trajo de vuelta a W & H.
– Yo… tengo que… ¡dios! – dije mientras intentaba salir de allí. No podía creerlo, todo este tiempo yo llorando por él, sufriendo en silencio… y él estaba de lo más a gusto aquí en L.A.
– Buffy! Espera… no te vayas así.
Pero no me detuve, me fui de la habitación. Después de dos días allí metida esperando que despertara y cuando lo hizo salí huyendo. Una vez fuera recuerdo que estuve un buen rato apoyada en la puerta, pensando… sin saber muy bien que hacer. Mi orgullo y mi corazón luchaban a muerte… hasta que la puerta se abrió detrás de mi y cai al suelo. Levanté la vista y vi a Spike, fue de lo más divertido. Él me ofreció su mano para que me levantara y yo la tomé.
– Lo siento, luv. Yo no…
– ¿Porqué? –lo interrumpí – ¿Porqué no viniste a buscarme?
– No, por lo de la puerta… – me dijo señalando la puerta con la vista.
– ¡Eres un…! – pero no conseguía que me salieran los insultos, no tenía insultos para él en ese momento. Yo solo quería que me abrazara, quería sentirme en sus brazos, lo quería a él.
En ciertas situaciones una toma una decisión que será trascendental el resto de su vida. Creo que esa fue la mía. Porque me lancé a sus labios y lo besé. Hacía tanto tiempo que lo deseaba…




PARTE III


Spike se recuperó bastante pronto de sus heridas y Ángel despertó al poco después. Gracias a Dios los dos estaban bien. Mi relación con Spike siempre había sido complicada, yo no tenía nada claro en mi vida en ese momento, pero sí sabía que Spike debía formar parte de ella. Después de mi enfrentamiento con El Inmortal en Italia ya no era bien recibida allí, así que acepté la propuesta de Giles de ir a su escuela de cazadoras en Cleveland. Ángel tenía claro que quería quedarse en L.A. y a Spike le dije que se viniera conmigo… no quería volver a dejarlo atrás. Pero él tenía que resolver un tema, tenía algo pendiente en L.A., eso fue lo que me dijo, ahora sé que se refería al shanshu. Al final quedamos en vernos en Cleveland, allí intentaríamos darnos una oportunidad para que lo nuestro funcionara.

El tiempo que pasé sin Spike se me hizo eterno, pero al menos esta vez sabía que volvería a verlo… vería de nuevo su sonrisa, sus ojos… oiría su voz y discutiríamos por tonterías… Recuerdo perfectamente que cuando nos volvimos a reencontrar ninguno sabía como actuar; estuvimos medio tonteando durante un tiempo, ambos queríamos más pero nos daba miedo dar el paso.
A los chicos al principio no les agradó la idea de que pasara prácticamente todo el rato con Spike, pero es que era con él con quien quería estar… salíamos de caza juntos, veíamos la tele uno al lado del otro y hasta dormíamos juntos, como aquellas noches en el sótano, todo eso acompañado de miradas, caricias y algún que otro beso. Aquello tenía que ir a más, yo necesitaba más… pero Spike por aquel entonces aún no había superado el que intentara violarme, es curioso, le afectó más a él que a mí y también tardó más en olvidarlo.

Así que le propuse la idea de una primera cita, al principio él se negó… decía que era absurdo, pero insistí tanto que al final no tuvo más remedio que decir que sí… y se lo tomó bastante en serio. Yo pensaba que me llevaría a cenar a algún restaurante o algo así ¡qué equivocada estaba! Ahora, cuando lo recuerdo, no puedo evitar reírme… después del tiempo que me llevó arreglarme al final nos quedamos en el jardín de la escuela… había preparado un picnic bajo la luz de la luna…
– ¿Y para esto me has hecho arreglarme tanto? – protesté al ver el plan.
– A mi me parece que estás estupenda, pet.
– Mas te vale… porque voy a tener que sentarme en el suelo con este vestido… ¿no podías haberme avisado?
– Quería sorprenderte – me dijo encogiéndose de hombros.
– Y lo has hecho.
– Si no te gusta… aún podemos ir a algún sitio elegante.
– No, esto es perfecto – le dije mientras me acercaba aún más a él – la verdad, lo prefiero a un sitio lleno de gente donde no podríamos hacer ciertas cosas…
Sonreí esperando a que él hiciera algo… le había dado luz verde.
– ¿cosas como cuales? – preguntó haciéndose el tonto… así que quería que yo llevara la iniciativa…pues aún iba a sufrir un poco más. Me senté en el suelo y abrí la cesta que tenía la comida. Saqué un pedazo de pan y le di un buen mordisco, de forma salvaje.
– Cosas como estas – le contesté con la boca llena.
Spike se echó a reir y se sentó a mi lado. Aunque él también comió algo casi todo lo que se llevó a la boca fue sangre que se había traido en una botella. Otra razón muy buena por la que tener la cita en intimidad, así fue como me lo dijo, lo recuerdo porque me puse muy nerviosa al oirlo pronunciar la palabra “cita”, luego bromeó con no se qué de pedir una copa de sangre… o mejor aún, que le sirvieran al camarero en sí. Fue una noche especial, sobre todo por lo que vino luego…



– ¿Dónde están mis chicas??
Es Spike, por fin ha llegado. Luego os sigo contando.
– ¡Papi! – Angie sale corriendo a recibirlo y yo voy tras ella. A él se le dibuja una sonrisa al verla venir tan eufórica. La toma por las axilas y la sube para que se quede a su altura.
– Dale un beso a tu padre, anda.
La niña le hace caso y Spike vuelve a dejarla en el suelo.
– ¡He hecho un dibujo! – le dice entusiasmada.
– ¿En serio? Tráetelo que lo vea.
Angie sale disparada hacia su cuarto y Spike se acerca a mi, se ve que está algo cansado, pero sigue tan guapo como siempre.
– ¿A mi no vas a pedirme que te bese?
– No sabía que tuviera que hacerlo, luv – me dice de esa forma tan sensual mientras me agarra por la cintura, me arrima a él y me besa como solo él sabe hacer.
Nunca me cansaré de sus besos. Simplemente con una mirada suya ya me tiene… una sonrisa y soy suya, siempre consigue que caiga en sus redes… Me hace sentir especial cada instante que pasamos juntos, es él único que ha conseguido eso.
– ¿Cómo has pasado el día? – le digo apartándome, muy a mi pesar.
– Como siempre… echándote mucho de menos.
– ¡Mira! – Angie quiere mostrarle el dibujo a su padre y Spike se agacha para estar a su altura.
– ¡Vaya! ¡Estás hecha toda una artista! – le dice revolviéndole el pelo.
– ¡Ay! – se queja ella sin muchas ganas – ¡que me despeinas!
– ¿Por qué no le enseñas a papá el otro dibujo que has hecho?
– ¿Otro? – pregunta él incorporándose.
Angie me mira preocupada, sospecho que teme que Spike la regañe.
– Tranquila cielo… papá no te va a castigar por pintar en la pared de tu cuarto ¿verdad? – digo. La última parte de la frase iba dirigida a Spike, quería ver su reacción.
Me mira sorprendido, levantando su ceja partida… mientras una sonrisa comienza a aparecer en su cara. No se lo esperaba.
– Sí, has oido bien – le digo – tu hija ha usado la pared como si fuera un lienzo.
– A ver que has hecho… – dice en voz baja mientras se va junto a Angie.
Cuando la encontré pintando en la pared, casi me da algo… iba a regañarla pero entonces me miró con esa carita de buena… nos manipula, a su padre y a mi, hace con nosotros lo que quiere. Me dijo que estaba pintándonos, porque así nos podía ver siempre que quisiera ¿no es adorable? Son dos monigotes, no nos parecemos en nada, de hecho, apenas parecen personas, pero ella está de lo más ilusionada con su obra de arte.
Yo los sigo y me quedo apoyada en el marco de la puerta contemplándolos.
– Ahí – señala ella indicando la pared – sois mamá y tú.
Spike me mira y cruzamos una sonrisa.
– Dice que así puede vernos siempre que quiera – le explico.
– A ver si acierto… – dice él señalando uno de los dibujos – este soy yo ¿a que sí?
– No, esa es mamá… – corrige Angie – ¿no ves que tiene el pelo largo?
– ¡Ah! Es verdad… no me había fijado. ¡Ven aquí! – Spike coge a la niña, la levanta del suelo y le da un par de vueltas antes de dejarla caer en la cama. Angie se ríe a carcajadas, y estoy casi segura de que lo hace porque sabe lo que viene ahora… cosquillas. Se lo pasan tan bien juntos… y Angie adora a su padre… ¡cómo para no adorarlo! Es un encanto, siempre lo ha sido.



PARTE IV

Aprovechando que Spike estará un buen rato con Angie… os voy a contar el final de aquella cita…



Cuando terminamos de comer él sugirió que diéramos un paseo, necesitaba estirar las piernas después de llevar tanto rato sentado, y la verdad, yo también. Se me había empezado a dormir un pie, vale, casi media pierna… así que cuando intenté levantarme casi me vuelvo al suelo, por suerte, Spike estaba allí para evitarlo.

– ¡Eh! ¡Cuidado! ¿Dónde crees que vas? – me dijo mientras me agarraba.

A mi el corazón me dio un vuelco en el pecho… sentir esos brazos tan perfectos a mi alrededor era más de lo que mi cuerpo podía soportar.

– Directa a tus brazos – recuerdo que le contesté con una sonrisa sin dejar de mirarlo a los ojos.

Me encantan sus ojos, y no solo por el color, aunque es cierto que por ello son preciosos… sino porque son ojos que transmiten, puedo ver en ellos lo que él piensa y siente… y cuando me mira así, como me miraba entonces… sé que aunque me deseaba tanto o más que yo a él, jamás daría el primer paso.

Debí incomodarlo bastante con mi comentario pues me soltó algo nervioso. Parecía un adolescente en su primera cita. Supongo, que al igual que yo, intuía que ésta sería la noche.

No sé él, pero por lo que a mi respecta, no llevaba nada bien tenerlo tan cerca y que no hiciéramos nada. Cada situación de éstas que surgía debía contenerme y lo hacía por él, si necesitaba más tiempo… yo se lo daría. Cualquier cosa era poca teniendo en cuenta todo lo que hizo por mi, todo lo que hizo por nosotros.
Mis primeros acercamientos a él consistieron en pasión y lujuria… sexo al fin y al cabo, lo mejor que he probado, pero en aquel momento había algo mucho más profundo entre nosotros, una conexión… un entendimiento que jamás había tenido con nadie, ni siquiera con Ángel y eso que lo quise muchísimo…

– Vaya cazadora estás hecha, luv – me dijo mientras comenzaba a caminar.
– ¡Oh vamos! – le repliqué mientras iba tras él medio cojeando, pues la circulación de mi pie aún no se había restablecido del todo – cómo si tú fueras un modelo de vampiro a seguir…
– No eres capaz ni de ponerte en pie tú sola – me contestó de esa forma tan desvergonzada suya.
En ese instante pensé que tenía que hacer algo… si la conversación seguía por ahí, si seguíamos discutiendo… la magia… se esfumaría. Había llegado el momento de poner todas las cartas en juego.
– Sí que soy capaz – le dije mientras me agarraba a su brazo – pero es mucho más… gratificante caer en los brazos de un vampiro sexy y descarado.

Spike me miró como si no terminara de creerse lo que le había dicho… ¿aún no lo había pillado? Entonces se lo dejaría más claro aún.

– Un vampiro sexy y descarado – continué – del que estoy locamente enamorada.

Era la primera vez que le decía algo así desde que… desde que le dije que lo amaba, justo antes de que el instituto se viniera abajo.

– Te quiero Spike.

Me quedé esperando a que dijera o hiciera algo… el corazón se me iba a salir de un momento a otro de lo acelerado que lo tenía… pero él no decía nada, sólo me miraba y eso me ponía más nerviosa aún.

– Di algo, por dios – le pedí – cualquier cosa…




– ¿Qué haces?
¡Uy! ¡Vaya susto! Es Spike, no lo he sentido llegar. Se acerca por detrás, deja descansar sus manos sobre mis hombros y me da un tierno beso en la cabeza. Es increibe como un simple gesto suyo consigue despertar en mi estas sensaciones.
– He descubierto tu gran secreto – le digo.
– ¿mis fotos porno? – bromea.
– No tonto… – le digo echando la cabeza hacia atrás – lo que escribiste… me ha gustado mucho.
Spike se inclina y me besa en esa posición.
– ¿Lo has leido entero? – me pregunta mientras pasa a besarme en el cuello deslizando sus manos por mis brazos, acariciandome.
– Sí… escribes muy… bien – le digo como puedo – estoy…intentando rellenar… las lagunas que dejaste.
– A ver…
Spike se agacha a mi lado apoyando su brazo sobre mis rodillas. Me da un poco de vergüenza que lea lo que estaba escribiendo asi que me levanto ofreciendole mi asiento.
– Voy a darle las buenas noches a la niña… ahora vengo.

Dejé a Spike leyendo y me fui al cuarto de Angie. Spike normalmente se encarga de acostarla, no se ven mucho, no tanto como quisieran… asi que la hora de irse a la cama es suya. La habitación de Angie es el cuarto que antes era de Dawn. Ella ahora vive con un chico, desde hace ya un par de años, y les va bien. Vienen a vernos de vez en cuando.
Cuando regresé Spike ya estaba terminando de leer.

– ¿Y bien? – pregunto.
– Lo has dejado muy interesante, pet.
– Sí… aunque ahora viene lo más complicado de explicar… a ti se te daba muy bien contar esos momentos ¿por qué no sigues tú?
– ¿y si lo hacemos juntos? – propone.



Jamás olvidaré ese día, es uno de esos días que se te quedan grabado para siempre. Ella llevaba toda la noche insinuándose. Una parte de mí me decía que me lanzara, que era lo que ella quería, pero otra… hacía que me echara para atrás… ¿y si estaba entendiendo mal las señales y cuando intentara algo ella me rechazaba? Ese era mi miedo por aquel entonces… después de lo que pasó en el baño, no quería hacer nada que ella realmente no quisiera hacer. Pero con lo que me dijo… acababa de dejármelo bastante claro. Después de que mi cerebro consiguiera procesar todo esto, oí como me pedía que le dijera algo, cualquier cosa.

– Buffy… yo… – intentaba encontrar las palabras adecuadas para lo que quería decirle – yo… ya sabes lo que siento por ti… – pero a las bloody palabras les costaba salir de mi boca, así que opté por no decir nada más y actuar de una vez.
Recuerdo que mientras llevaba una mano a su mejilla, podía oir su corazón bombear sangre y lo hacía a bastante velocidad. Me acerqué despacio y la besé.
Desde que estábamos en Cleveland nos habíamos besado antes, pero no así, no de aquella manera… esta vez fue diferente. Nuestros besos hasta ahora habían sido simples gestos de cariño, espontáneos y sin lengua.
Pero aquel beso…


– Te gustó ¿eh? – le dije interrumpiendo.
– Ya sabes que sí.
Él me mira e inmediatamente sé lo que está pensando… quiere repetirlo. Le facilito el camino con una sonrisa. No necesitamos palabras para comunicarnos. Me acaricia suavemente la mejilla y une sus labios con los míos, besándome como lo hizo aquella vez.

– ¿Y el beso que te di en L.A.? – pregunto – ¿Ese no cuenta? Porque que yo recuerde sí que hubo lengua.
– Sí, pero sólo ese… luego el tema se enfrió.
– Ya, pero tendrías que decirlo.
– Está bien… – suspira – ahora lo cambio…


Desde que estábamos en Cleveland nos habíamos besado antes, pero no así, no de aquella manera… esta vez fue diferente. Desde que nos reencontramos, exceptuando aquella vez que me besó en L.A., nuestros besos habían sido simples gestos de cariño, espontáneos y sin lengua.


– ¿mejor? – me pregunta.
– Sí… ¿ves? No era tan difícil…
– Ya que eres la experta… continúa tú.
– Como quieras…


Pero aquel beso… fue lo mejor que me pasó en mucho tiempo. No sólo por el contacto físico sino también por los sentimientos que estábamos dejando en él. Fue increíble, en serio, estuvimos saboreándonos el uno al otro ya ni recuerdo cuanto tiempo, jugando con nuestros labios, sintiendo nuestras lenguas… miles de sensaciones despertaban en mi interior. Él pasó a besarme por el cuello, lentamente… dándome pequeños mordiscos y succionando en algún que otro sitio.
– Spike… – conseguí decir su nombre pese a que casi no era capaz de pensar con claridad.
– ¿Quieres que…? – fue lo único que él me dijo. Yo ya sabía a qué se estaba refiriendo, por supuesto.
– Sí… – deje con un suspiro de alivio mientras buscaba a tientas sus pantalones.
¡Dios! No podía creerlo, por fin nos habíamos lanzado. Conseguí dar con su cinturón y me deshice de él. Al ver que yo pasaba a la acción él también lo hizo, buscó la cremallera del vestido en mi espalda y la bajó. Luego pasó directamente a mis hombros haciendo que el traje que llevaba cayera al suelo. Yo mientras le había desabrochado el pantalón y él luchaba por llevarlo hasta el suelo con el movimiento de sus piernas.
Quise quitarle la camisa pero me detuvo.
– Espera… – susurró.
– ¿Qué? No quieres…? – temía lo peor, que se hubiese echado para atrás – no pasa nada Spike… yo quiero hacerlo.
Él me sonrío y me dio un efusivo beso antes de contestarme.
– Lo sé… pero… ¿lo has hecho alguna vez en el agua? – sugirió mirando al lago.
No lo pude evitar que una sonrisa traviesa se dibujara en mi cara.



– Déjame seguir a mí.
– ¿qué? No… ahora que me había emocionado…
– ya lo veo ya… pero no lo estás contando bien, no te pregunté que si alguna vez lo habías hecho en el agua… te dije que si te apetecía hacerlo en el agua.
– ¡Lo mismo da! – protesté – Ha pasado mucho tiempo, Spike… no puedo recordarlo tal cual pasó.
– Yo sí, asi que deja que siga yo…
– Vaaaale…



Sonreí ante lo que me dijo, creía que me estaba echando para atrás, pero no se trataba de eso… más bien de todo lo contrario. Le di un beso que me salió del alma y le contesté.
– Lo sé… no es eso… estaba pensado si te gustaría hacerlo en el agua – sugerí mirando al lago.
Pude ver como una sonrisa traviesa se le dibujó en su cara, eso era un sí. Así que tras deshacerme del todo de los pantalones y quitarme la camisa a toda leche… la tomé de la mano y corrí con ella hacia la orilla.
El agua estaba helada, para mi no sería un problema, pero puede que sí para ella. Se detuvo en seco cuando puso los pies en el agua. Estaba en ropa interior pero aún así pude ver como sus pezones se endurecían por el frío.
– ¿y si lo dejamos para otra ocasión? – me dijo mientras se abrazaba a sí misma.
Me acerqué todo lo que pude a ella, tenía que hacer que se olvidara de la temperatura del agua. La abracé y la besé en el hombro. Mis manos se entretenían en desabrocharle el sujetador mientras ella se dejaba hacer. Buffy pasó a buscar mi boca y volvimos a besarnos una vez más. Mientras seguíamos con los besos y las caricias fui guiándola hacia dentro… mientras el agua nos cubría cada vez más. Entonces arrastré de ella hacia abajo y nos quedamos agachados. Creo que fue entonces cuando ella se deshizo de sus bragas.
Empezó a tiritar… y empecé a arrepentirme de la idea que había tenido.
– Spike…si vas…vas a hacerme…me entrar en…en calor haz…hazlo ya.
Y de repente, las dudas desaparecieron, la agarré por la cintura y la atraje hacia mí. Yo estaba sentado en el fondo y el agua me llegaba al cuello. Ella me abrazó con sus piernas y me besó. Fue un momento extraordinario… ella, yo… los dos solos bajo el agua. Sintiendo nuestros cuerpos el uno contra el otro, mecidos por el agua que nos rodeaba. No había luna en el cielo que nos iluminara pero sí que se veían las miles de estrellas que normalmente están ocultas por la luz de la luna. El agua se reflejaba en sus ojos verdes cambiándoles ligeramente el tono.
Después de tantos miedos, tantas inseguridades… por fin éramos uno solo, en cuerpo y alma.


Uff… recordar ese momento nos puso a ambos a cien, hizo que nos desearamos como nunca. Así que después de una buena sesión de sexo, el pobre ha caido rendido… llevo un buen rato abrazandolo, sientiendo como su pecho sube y baja con el ritmo de la respiración. Creo que está dormido, debe estarlo si no está intentando ninguna de las suyas. Muchas veces pienso en si esto es lo que él realmente quería… esta vida que llevamos ahora. Pero luego veo a Angie, lo veo a él con su hija… y sé que es feliz. Somos felices ¿qué más podemos pedir?

3 comentarios:

John Constantine dijo...

Está muy bien narrado, escribes bien y me acabas de salvar de una hora de aburrido trabajo :O)

Pero por más que me guste el personaje de Spike, que lo has interpretado a la perfección, el relato me recuerda porque conviene no saber que piensa. Ya que su amor es sugerente, es intenso pero es constante, demasiado en mi opinión.

Es algo que comenté con una amiga cuando veíamos la serie, me encanta Spike pero si le gustara yo lo encontraría agobiante, solo existe Buffy a todas horas, bufff.

Bueno, ¡sigue así y cuídate mucho!

Anónimo dijo...

esta genial. me dan ganas de llorar de la emoción. Exelente trabajo

Anónimo dijo...

está muy chulo me ha gustado y es entretenido, me encanta el personaje de Spike siempre ha sido mi favorito y me gusta mucho más él con Buffy que Ángel. me ha gustado como has contado la historia