Disclaimer

Los personajes no me pertecenen, son propiedad de Joss Whedon, Mutant Enemy, la W.B, UPN y FOX, solo los uso para entretenimiento. No persigo ningún fin comercial.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Un Futuro Para Ti

Titulo: Un futuro para ti

Parejas: Spuffy

Rating: +13

Resumen: Buffy viaja accidentalmente en el tiempo, de la sexta temporada de repente se encuentra en un mundo muy distinto al que ella conoce, por suerte, si queda alguien conocido.

Escrito para el Challange "viajes en el tiempo" de Sunnydale Express

Descarga: Un futuro para ti.doc
Tamaño: 5 Capítulos; 8229 palabras



“Un Futuro Para Ti”



PRIMERA PARTE

Un día más. Un día más esperando verla sabiendo que es muy probable que no lo haga. Desde que desapareció aquel día no he hecho otra cosa que esperarla. Sé que algún día vendrá a mi, volverá conmigo, lo sé… pero no sé cuando llegará ese día. Y así llevo ya tantos días que no puedo ni contarlos. Realmente, he perdido la cuenta.

No puedo olvidarla, lo he intentando pero no puedo, la tengo dentro todo el tiempo. Solo intento seguir adelante, simplemente quiero que pase este día, y luego otro, y otro más, para reencontrarme con ella. Cuando desapareció fue un duro golpe, yo estaba allí cuando sucedió. Aquellos tres imbéciles ni siquiera sabían lo que habían hecho en ese momento, cuando invocaron a aquellos demonios. La acompañaba a casa, después de su primer día en el maldito burguer, cuando aparecieron. Los tres demonios rodearon a Buffy y unieron sus manos cerrando un círculo, quise entrar, ayudarla pero una especie de barrera me lo impidió, y entonces sucedió, mientras hablaban en un extraño idioma demoníaco desaparecieron llevándose a Buffy con ellos.

Y aún espero que vuelva.

Suspiro mientras me pongo mi abrigo de piel sintética. Es idéntico al original pues lo mandé hacer a medida sin embargo no tiene nada que ver con el que tenía antes, cuando aún estaba con ella. No es el que ella me quitaba cuando entraba en mi cripta para que la hiciera sentir.

Ya es hora de volver a casa, además, me apetece estar solo. Les tengo mucho cariño, son mi familia, incluso más de una vez me han dicho que me quede a vivir con ellos. Pero no puedo, tengo mi propio apartamento y es así porque hay momentos en que necesito estar sin verlos a ellos, estar sin su sangre a mi alrededor.

– ¿Ya te vas, tio Spike? – es la pequeña Anne la que ha preguntado. Sólo tiene cinco años y es la última descendiente de las Summers. Aunque ya no lleve ese apellido si lleva su sangre por las venas.

– Ya se ha hecho de noche – le contesté – volveré mañana ¿eh?

– ¡No te vayas! – pidió agarrándose a mi pierna con fuerza. Realmente era muy fuerte para tener la edad que tenía.

– No insistas, microbio, ya es hora de dormir. Tú deberías estar durmiendo ya – le dije, intentando separarla de mi. Para suerte mía su madre apareció en ese momento por la puerta de la sala.

– Deja a Spike tranquilo, anda, no seas pesada – dijo para luego levantar la vista y dirigirse a mi con una sonrisa – aún recuerdo cuando era yo la que se ponía así.

– Sí, bueno, parece que es algo de familia ¿eh? – contesté forzando una sonrisa mientras que la niña me soltaba, haciendo caso a lo que le había dicho su madre. Pero no dejaba de mirarme con cara de pena. No soporto que me mire así, tiene sus ojos y me recuerda demasiado a ella – La próxima vez que venga te traeré algo ¿vale? – le dije en un último intento de hacer que la expresión de su rostro cambiara.

– ¡Sí! – exclamó con una radiante sonrisa – ¿Has oído mamá? – con gran entusiasmo se giró hacia Michelle y corrió hacia ella.

– Hasta otra – murmuré antes de salir de allí dejando a las dos chicas en su casa. Si aún fuera legal el maldito tabaco este sería un buen momento para una calada.

Lo necesitaba. Necesitaba algo de la paz que puede darme la noche. Paseo tranquilamente entre los árboles sintéticos, llevándome las manos a los bolsillos y dejando que mis piernas me guien sin necesidad de decirles a donde voy. He recorrido demasiadas veces este camino. En ese momento la sentí. Su presencia. Su olor. Estaba cerca. Tenía que ser ella. No podía tratarse de ninguna maldita imaginación mía. Intenté tranquilizarme concentrándome en su olor. Olfateé el aire y lo seguí, se adentraba un poco entre los árboles. Entonces la vi. Si mi corazón latiera en ese momento se habría parado. Luchaba como sólo ella sabía hacer, acababa de matar al último de esos tres demonios que tanto tiempo atrás me la habían arrebatado. Un puñado de lágrimas se me acumularon en los ojos aunque no llegaron a caer.

– ¿Buffy? – ni siquiera yo estoy seguro de haberme oído pronunciar aquellas palabras. Me acerqué a ella con paso firme mientras se recuperaba de la pelea. – ¿Buffy? – repetí esta vez con un tono más alto, con miedo e inseguridad de que aquella no fuera realmente ella.

– Spike ¿qué eran esas cosas? – preguntó acercándose a mi como si para ella todo esto fuera de lo más normal – ¿y dónde te habías metido? Me has dejado sola con esos tres.

Tardé un tiempo en reaccionar a lo que ella me había preguntado. Supuse entonces que para Buffy no había pasado el tiempo, el maldito tiempo. Pensé que tendría una tarea bastante difícil por delante, y que sería aún mucho peor para ella. Debería haberle aclarado las cosas desde el principio pero en ese momento lo único que quería era abrazarla, saber que era de verdad, que por fin, tras siglos de espera la tenía entre mis brazos. Estaba a solo a un paso de distancia cuando me abalancé hacia ella, agarrándola con fuerza, estrechándola entre mis brazos – Estás aquí, Buffy, estás aquí.

– ¿Spike? ¿Qué te pasa? Estás muy raro – contestó ella algo incómoda por mi repentino abrazo, moviéndose para liberarse de él. La solté pero mis manos aún necesitaban su contacto así que seguí sosteniéndola por la cintura.

– Te he echado de menos, luv.

– ¿Estás llorando? – preguntó frunciendo el ceño, seguramente al ver las lágrimas que hasta ahora había intentado contener en mis ojos.

– No es nada – dije soltándola para limpiarme la cara – algo que se habrá metido en el ojo. Ven, tenemos que hablar – le dije cogiéndola de la mano y llevándola conmigo hacia el banco más cerca. Lo mejor era que estuviera sentada cuando oyera lo que tenía que decirle – siéntate.

– ¿por qué? ¿qué pretendes? – preguntó con su típico tono de desconfianza, colocando sus manos en su cintura ¡Dios! ¡Cuánto la había echado de menos!

– En realidad creo que soy yo el que necesita sentarse – confesé mientras me sentaba en aquel banco. – no sé por donde empezar… han pasado demasiadas cosas, demasiado tiempo. Creí que nunca volvería a verte y ahora estás aquí, frente a mi, mirándome con esa cara de extrañada, pensando que seguramente me haya vuelto loco.

Buffy se sentó a mi lado – ¿estás bien, Spike? – preguntó, noté sinceridad en su voz. Realmente le importaba como me encontraba yo.

– Sí, ahora sí. Estás aquí. Buffy – le dije agarrándola por ambas manos y mirándola a los ojos, recordé que una vez ya habíamos estado así, y también fue cuando ella regresó, cuando resucitó – estamos en el año 2408, esos demonios que acabas de matar te sacaron de tu época y ahora has aparecido aquí. Willow estuvo intentando encontrar la forma de traerte de vuelta, todos nosotros lo intentamos cada uno a su manera pero no pudimos. Creo que solo esos demonios tenían el poder de hacerlo y acabas de matarlos – dije todo aquello demasiado rápido, casi de carrerilla pero temía que si hacía una pausa por pequeña que fuera no conseguiría acabar la frase. Esperé unos segundos a que ella reaccionara. Frunció el ceño al principio, sospecho que sopesando las posibilidades que había de que le estuviera mintiendo.

– Ya – dijo y por como lo dijo creo que no me creyó ni una maldita palabra – ¿y después de tanto tiempo aún llevas tu abrigo? Buen intento Spike, ahora me voy a casa, ha sido un día muy largo y solo quiero dormir.

– Es sintético – le expliqué poniendo su mano sobre él para que lo tocara – ¿y esos árboles? – señalé a los árboles de nuestro alrededor – también lo son. Hace mucho que casi todo es jodidamente sintético. Buffy, hablo en serio, esos demonios crearon un portal espaciotemporal, conseguimos descubrir eso cuando capturamos a esos tres pardillos que los invocaron. Sabíamos que habías viajado el futuro pero no exactamente a qué época. No conseguimos llegar a tanto. – seguía viendo la incredulidad en sus ojos, entonces tuve una idea – mira – señalé el cielo con una mano, mientras que la otra seguía aferrada a la de ella – desde aquí se ve perfectamente la colonia espacial, junto a la luna. – Era cierto, hacía ya más de un siglo que aquella colonia era habitable, orbitaba entre la Tierra y la Luna y medía más o menos la mitad que esta última.

Buffy alzó la vista y su rostro se ensombreció ante lo que vio. Empezaba a creerselo. Era un comienzo. Lo que no sabía era como le iba a sentar todo aquello. Apreté mi mano contra la suya, con fuerza, intentando transmitirle con ese gesto seguridad – ¿Entonces es cierto? – preguntó, supongo que necesitaba alguna especie de confirmación antes de creerlo del todo.

– Todo lo que te he dicho, pet. Todo es cierto – suspiré y me quedé observándola con atención, intentando comprender cada mínimo gesto que hacía con su cara.

– Spike… ¿Qué… en qué año dices que estamos?

– 2408

– Pero eso es… eso es… – casi no podía hablar, todo esto tenía que ser jodidamente abrumador para ella.

– ¿demasiado tiempo? Sí, lo es.

– Pero Dawn, los chicos, Giles… ya todos han… todos están… muertos. Son más de 4 siglos… ¡dios! No puede ser – Buffy se levantó de un salto y salió corriendo.

– ¡Buffy! – grité mientras salía tras ella. Conseguí alcanzarla un poco más adelante pero porque ella había frenado un poco su carrera. La cuidad era ahora muy diferente a que lo una vez había sido, y supongo que eso hizo que ella se detuviera. – Buffy – le dije una vez estuve junto a ella. La agarré por los brazos y se los froté intentado reconfortarla de alguna manera – vayamos a un lugar tranquilo donde puedas asimilar todo esto ¿eh? – ella asintió con la cabeza dejandose guiar. Es curioso lo que uno recuerda y lo que es realmente. En mi mente no la imaginaba así, con el pelo corto y ese ridículo uniforme, pero la verdad estaba tan hermosa como recordaba, puede que incluso más. La rodeé por la cintura mientras caminabamos en dirección a mi casa.


SEGUNDA PARTE

Aún no podía creerme que todo lo que Spike me había contado fuera cierto. Se supone que estaba superando el hecho de que había muerto y mis amigos me habían arrancado del cielo y ahora… ¿tenía que asimilar esto? ¿Cómo iba a hacerlo? ¿Cómo se supone que tenía que seguir viviendo una vida que no estaba segura de querer vivir si no tenía a la gente a la que quería a mi lado, y en un mundo tan diferente del mío? Al menos lo tenía a él, a Spike. Estábamos entrando en la que se supone que es su casa. Todo es tan… distinto, realmente parece que he sido abducida por La Guerra de Las Galaxias o algo de eso. Ni siquiera ha tenido que usar una llave para entrar. Simplemente con su huella dactilar se ha abierto la cerradura. Me recuerda un poco a La Iniciativa, la verdad, con la tecnología y todo ese rollo. – Es como en las pelis – comenté alucinada.

– Pasa – me dijo cuando la puerta había dejado de ascender. Entré en la casa detrás de Spike – ponte cómoda – dijo mientras se quitaba su chaqueta. Fue entonces cuando me fijé en las ropas que llevaba puestas, iba todo de negro, pero parecía que el material se ajustara perfectamente a su cuerpo, y que todo fuera una única pieza. Incluso sus partes se notaban demasiado.

– Te sienta bien esa ropa – bromeé.

– Última moda, pet. Mañana tendremos que buscarte algo para ti. No puedes ir por ahí con eso… podrían multarte por usar tintes ilegales.

Abrí los ojos al máximo al oír lo que me había dicho ¿tintes ilegales? – ¿Qué clase de futuro es este que los tintes están prohibidos? – pregunté mientras me sentaba en un sofá que había en el centro del salón.

Vi una sonrisa en su rostro y en ese mismo momento deseé que me besara. Deseé que me deseara como siempre hacía y sentir sus manos sobre mi cuerpo, pero si todo lo que él me había dicho era cierto, yo no tenía ahora ningún derecho a pedirle eso, seguramente él ni siquiera me deseaba ya, después de tanto tiempo – No todos los tintes están prohibidos, love – me contestó – sólo los anteriores al 2225.

– Al menos los sofás siguen siendo sofás – comenté mientras comprobaba que lo que le había dicho era cierto. Realmente parecía un sofá.

– Ya ves, no todo ha cambiado – dijo encogiéndose de hombros antes de sentarse a mi lado.

– ¿Estás seguro de que no puedo volver? – pregunté.

– Seguro – contestó reclinando la cabeza hacia atrás, mirando al techo – si pudieras volver habrías vuelto y yo no me habría pasado los últimos cuatro siglos sin ti.

En ese momento fui consciente que Spike era lo único que me quedaba de mi antigua vida. Bueno, Spike y el estúpido uniforme que llevaba. Me pasó el brazo por el hombro y me besó en la sien. Era extraño que él se comportara así, normalmente ya habría intentado quitarme esta ropa y estaríamos poniendo en práctica alguna de sus pervertidas ideas. Pero claro así actuaría el Spike que yo conocía, el Spike de mi tiempo, el que me deseaba enfermizamente, no uno que había estado cuatro siglos sin mi. Espera… ¿Él me había estado esperando todo este tiempo? – Spike… tú no… tú no habrás estado todo este tiempo esperándome ¿verdad?

– No te lo tengas tan creído, cazadora – me dijo molesto aunque pareció arrepentirse nada más decirlo y añadió tras un suspiro – aunque si te soy sincero, sí. Eso he estado haciendo.

– ¿Por qué? – le pregunté. Realmente no podía entender porqué habría hecho tal cosa – ¿Por qué lo has hecho?

– Porque sabía que algún día volverías – me explicó volviendo a mirar al frente quitando su brazo de encima mío – y yo era el único que podía estar aquí cuando eso sucediera, ya sabes, con eso de que soy inmortal… Al principio buscamos la forma de traerte de vuelta, créeme, la buscamos más que ninguna otra maldita cosa, pero al cabo del tiempo… tus amigos se rindieron, incluso Dawn se rindió. Yo me rendí – dijo encogiéndose de hombros – Lo único que podíamos hacer era esperar, esperar y tener la esperanza de que aparecieras pronto. Todos teníamos la esperanza de volverte a ver. Tal vez solo habías viajado en el tiempo unos años, luego… pensamos que quizás habían sido décadas. Y entonces, me quedé solo esperándote – suspiró y siguió hablando – Yo estaba seguro de que en algún momento aparecerías de nuevo. A alguna época tenías que haber ido ¿verdad? – dijo buscando mi mirada – Y ahora estás aquí. Has vuelto y ya no tengo que seguir esperando más – terminó de decir como si estuviera quitándose una carga de encima.

– Supongo que gracias – murmuré. Me aterraba pensar en la idea de que yo podría haber aparecido en un mundo como este y no haber tenido a nadie. Por un momento pensé que Spike me habría estado esperando porque aún sentía algo por mi, que aún me deseaba, pero fui una ilusa al creer eso, había pasado mucho tiempo. Tal vez era mejor así. Era tan difícil hacerme a la idea de que había pasado tanto tiempo…

– ¿Tienes hambre? – me preguntó poniéndose en pie – solo tengo capsulas de sangre pero puedo conseguirte algo.

– ¿Capsulas de sangre? – pregunté asombrada.

– Sí – dijo haciendo una mueca de disgusto – es lo que se come por aquí últimamente.

– Capsulas de sangre.

– No, capsulas de lo que quieras… ¿Qué te apetece?

– Nada, creo que se me ha quitado el poco hambre que tenía.

– Oh, como quieras, pero mira… – me levanté para ver mejor lo que me estaba mostrando – cuando te apetezca algo solo usa este panel, seleccionas lo que quieras comer… y cuando te pida la identificación… mm, espera voy a registrarte para que puedas usar mi cuenta, además así podrás entrar y salir de aquí sin problemas.

– Spike… no entiendo ni una palabra de lo que me dices… soy una chica del siglo XX ¿recuerdas?

– Lo siento. No me di cuenta. Ven, dame la mano – le hice caso y dejé que él guiara mi mano, la colocó sobre la pantalla y puse el dedo en la zona donde se suponía que tenía que leer mi huella dactilar – ahora introducimos tus datos ¿ves? – Spike no hacía más que toquetear aquella pantalla – yo lo confirmo – dijo colocando su pulgar para que leyera su huella – y ya está, luv. Cuando quieras algo solo selecciónalo de esta lista, deja que lea tu huella e inmediatamente se lo cobrarán de mi cuenta, luego te vienes aquí – me dijo señalando una especie de puertecita minúscula que había en la pared, junto al panel – y tendrás la comida, bueno, las jodidas capsulas.

– ¿tu cuenta? ¿quieres decir como la de una tarjeta de crédito?

– Sí, como una tarjeta, eso es… vaya, había olvidado que existían esas cosas. Aunque la verdad – dijo encogiéndose de hombros – tampoco las llegué a usar mucho.

– Entonces… ¿te has reformado y todo eso? quiero decir… vives como la gente normal ¿no? Tienes una casa, dinero… ¿también trabajas? Spike, siento tantas preguntas pero recuerda que el Spike que yo conocía vivía en una cripta de un cementerio y solía robar más que comprar.

– Aquellos fueron buenos tiempos – suspiró nostálgico – ahora todo es diferente.

– Sí, ya lo veo. Has cambiado mucho.

– Sigo siendo el mismo, pet. Sólo me he ido adaptando. Ya te irás enterando poco a poco de todo. Ven – me dijo alejándose de mi – te enseñaré donde puedes dormir, seguramente estarás cansada – yo asentí con la cabeza y lo seguí hasta una de las dos habitaciones que tenía aquella casa – mi habitación es la de al lado, por si necesitas algo. Siento no poder darte nada que puedas usar de pijama.

– No te preocupes, así está bien – sonreí levemente y entré en la habitación. No era muy amplia pero la cama parecía bastante cómoda. Me giré hacia él y sonreí – Buenas noches, Spike.

– Buenas noches, Buffy.

Después de que Spike me dejara sola en aquella habitación empecé a pensar en todo lo que me había dicho. Llevaba no sé cuanto tiempo acostada y no paraba de dar vueltas en la cama, no podía dormir. Echaba de menos mi casa, mi cama, a mi hermana y a mis amigos… y lo peor de todo era que sabía que no volvería a verlos, nunca. Aquel sentimiento de abandono salió de mi en forma de lágrimas, al principio apenas visibles pero luego se fueron intensificando. No podía dejar de llorar, no podía dejar de pensar. Necesitaba a Spike.

Me levanté y me eché la sabana por encima, hacía un poco de frío y estaba durmiendo en ropa interior. Pulsé el botón de la compuerta y ésta se abrió inmediatamente. Abrí la puerta de la habitación de Spike de la misma forma y lo vi despierto, recostándose contra el cabezal de la cama. Seguramente me habría sentido. Él siempre lo hacía – ¿No puedes dormir? – preguntó. Negué con la cabeza mientras me limpiaba las lágrimas que había derramado.

– ¿Puedo quedarme aquí contigo? No quiero estar sola… – le pedí, no estaba muy segura de lo que necesitaba pero sí tenía claro que sólo Spike podía dármelo. Él me indicó con unas palmaditas que me sentara a su lado. Me acerqué a la cama y me senté en ella para acurrucarme luego contra su cuerpo frío – Spike – dije mientras mi pena volvía a aumentar y las lágrimas volvían a cobrar intensidad. Me abracé a él con fuerza y sentí sus brazos a mi alrededor – no volveré a verlos, ayer estuve comiendo pizza con Dawn y ya no la volveré a ver…

– sshhh… no es justo, lo sé, y lo siento. Siento que tengas que pasar por esto – Sus palabras me ayudaban a sentirme mejor pero necesitaba algo más.

– Spike, necesito saber que pasó – le pedí mientras sentía que él me acariciaba el pelo.

– ¿Seguro que estás preparada para oirlo?

– No, pero tampoco estoy preparada para estar sin saber que fue de ellos. Cuéntame lo que sepas, por favor.

Cerré los ojos y dejé que Spike me contara todo lo que me había perdido, mientras, mi angustia se iba apagando poco a poco. Al parecer, Dawn tuvo que irse con papá a L.A, pero le fue bien. Estudió una carrera y se casó. Fue feliz dentro de lo que cabe, con su marido y sus hijos. Xander y Anya se casaron y también formaron una familia, vivieron en Sunnydale hasta el final. Giles se fue a Inglaterra y Spike no supo más de él. Willow se obsesionó con encontrar una forma de traerme de vuelta y empezó a distanciarse de Tara, pero consiguieron arreglarlo y también fueron felices… todos parecían haber sido muy felices. Cuando le pregunté sobre qué había pasado con las Cazadoras me dijo que Faith escapó de la cárcel y cuando dieron por sentado que yo no iba a volver, ella continuó con la misión, aunque según dice Spike, no tan bien como lo hacía yo. Y Ángel se volvió humano y murió de viejo. Me sentía mejor ahora al saber todo esto, y poco a poco el sueño fue apoderándose de mi. Ahora me sentía en paz y podía dormir, no sólo porque ya sabía que todos habían sido más o menos felices sino porque podía sentir los brazos de Spike a mi alrededor como si pudieran protegerme de cualquier cosa.

TERCERA PARTE

Cuando desperté a la mañana siguiente aún pensaba que el que Buffy estuviera allí era un sueño, un sueño que se había hecho realidad. Anoche me preocupó bastante cuando la vi aparecer por mi puerta. Esta situación debe ser muy dura para ella, ya me extrañaba a mi que se lo hubiera estado tomando tan bien, la conocía lo suficiente como para saber que intentaba parecer más fuerte de lo que en realidad era, hasta que anoche se derrumbó. Creo que le vino bien, fue una especie de desahogo, parece haber asumido que no hay vuelta atrás, que esto que ha pasado no tiene solución y que no podrá volver al Sunnydale que ella conoce, sin embargo, pese a que nada me hace más feliz que tenerla ahora conmigo, voy a intentar que vuelva, no entiendo mucho de viajes en el tiempo pero supongo que si lo consigo, si vuelve, habrá un Spike allí esperándola, un Spike que no tendrá que esperar cuatro malditos siglos para volver a verla. Además, se lo prometí a Dawn, que haría todo lo pudiera por cambiar las cosas.

No le he dicho nada a Buffy porque no quiero darle falsas esperanzas. Realmente es muy probable que no consiga nada pero tengo que intentarlo. Muy a mi pesar he tenido que dejarla sola en la cama. He salido esta mañana temprano de casa, pensé que quizás algo de los restos de esos demonios podrían sernos de utilidad. Cuando llegué allí sólo quedaban tres montones de un moco marrón asqueroso, no sé como eso podría crear un portal espacio – temporal, la verdad. Ya pensaba irme cuando vi algo que relucía entre aquella sustancia, una especie de colgante con unos grabados y unos símbolos… rebusqué en otro de los montones y encontré otro más, los símbolos que tenía eran parecidos pero no iguales, quizás no eran los demonios los que tenían el poder sino aquellos colgantes. Busqué un tercero en el montón de moco que me quedaba por rebuscar pero no lo encontré, no había nada. La esperanza que acaba de invadirme se había esfumado. Si ya sabía yo que no se podía hacer nada. Recogí los dos colgantes, quizás Michelle pudiera decirme algo sobre ellos, y regresé a casa, no quería entretenerme mucho más, para que Buffy no despertara sola en el apartamento.

Pero llegué tarde, cuando entré por la puerta la cazadora estaba en el salón dando vueltas, algo inquieta, otra vez llevaba su uniforme.

– ¿Todo va bien?-pregunté dejando las bolsas en el suelo.

– ¡Spike! – Buffy corrió hacia mi y me abrazó, sin embargo pareció pensarselo mejor y rápidamente se separó de mi, como si hubiera hecho algo malo – estaba preocupada ¿Dónde estabas?

Me quité las gafas de sol y las dejé sobre la mesita – Tenía que hacer algunas cosas.

Buffy frunció el ceño – Pero es de día, Spike ¿cómo has hecho?

Suspiré, otra cosa más que tenía que explicarle… a ver como se tomaba esto – verás, pet, la atmósfera ha cambiado un poco en los últimos años, ahora es capaz de retener los componentes de los rayos del sol que hacían que saliera ardiendo, mi piel sigue siendo bastante sensible y tengo que usar protección y gafas de sol, pero puedo caminar bajo la luz del día.

Buffy frunció el ceño un segundo para luego abrir sus preciosos ojos verdes al máximo – pero entonces si tú puedes salir de día, cualquier vampiro puede hacerlo ¿no? Oh dios…

– Probablemente – dije encogiéndome de hombros – pero no debes preocuparte por eso. No hay otros vampiros, pet.

– ¿Qué quieres decir?

– Soy el último que queda, al menos que yo sepa… – por la cara que puso supuse que querría una nueva explicación así que la di antes de que me la pidiera – cuando se supo que los demonios y los vampiros existíamos de verdad a la gente le entró el pánico. Se destruyeron todos los cementerios con la esperanza de acabar con “la plaga”, la gente dejó de enterrar a sus seres queridos temiendo que resurgieran como vampiros, fue un auténtico caos. Ahora todos son incinerados por ley. Sin embargo ni siquiera así se pudo acabar con todos los monstruos, al menos al principio, porque claro, las cazadoras siguieron luchando, cazando , generación tras generación… hasta que no quedó nada que cazar y la cadena se rompió.

– ¿Quieres decir que ya no hay chicas que son llamadas para ser Cazadoras?

– ¿Para qué? – le dije encogiendome de hombros nuevamente – Se aburrirían bastante ¿no crees?

– Así que puedes salir de día ¿no? – dijo ella retomando el tema, hizo una pequeña pausa como si estuviera pensando y añadió de forma repentina – ¡Hey! ¡Eso es bueno! ¿Cómo te diste cuenta?

– Oh, fue cosa de Michelle, dejó que entrara el sol en la casa y me di cuenta de que no quemaba, al menos al principio, después de un tiempo al sol me salieron ampollas, por eso lo de la protección.

– ¿Quién… quién es Michelle? – me preguntó como si tuviera miedo de oír la respuesta.

Me detuve un segundo pensando si decirle quién era realmente, sin embargo tarde o temprano tendría que saberlo así que… – Buffy, Michelle es bueno, es… tu familia, supongo. Descendiente de Dawn ¿te gustaría conocerla? Le dije que me pasaría hoy por su casa y no queda lejos. Podríamos dar un paseo y así ves todo a la luz del día – Buffy pareció tambalearse un poco hasta quedar sentada en el sofá, tendría que habérselo dicho con un poco más de tacto – ¿Estás bien? – le pregunté sentándome a su lado.

– No lo había pensado hasta ahora… que aún podía haber gente que fuera mi familia ¿y qué es? ¿mi tatara tatara tatara sobrina o algo así?

– Será mejor que dejemos la visita para otra ocasión ¿eh? – dije remetiendole el pelo detrás de la oreja.

– No, quiero conocerla, Spike – parecía bastante estar bastante segura de lo que quería – Es parte de Dawn, es parte de mi. – terminó de decir de forma nostálgica.

– Por cierto – dije al acordarme – te he comprado algo de ropa, espero que te guste. He intentado que sea lo más parecido a lo que solías ponerte – estiré un brazo hacia las bolsas que estaban en el suelo, no lejos del sofá y se las di a Buffy.

– Piensas en todo, gracias, otra vez. – sonrió agradecida, mientras miraba las bolsas.

– Ten en cuenta que he tenido bastante tiempo para pensar como sería esto, tenerte aquí.

Buffy alzó la vista y se quedó mirándome un segundo antes de hablar – ¿Y es como te lo imaginabas?

– No, es mucho mejor – Nos miramos a los ojos durante más tiempo de lo normal, pude oír como su corazón se aceleraba, y no pude contenerme más, ansiaba demasiado su contacto. Me acerqué a ella y la besé, sus labios sabían tal y como recordaba. Su boca era tal y como recordaba, y ella me respondía al beso como si también hubiera estado siglos esperándolo, pero de repente se apartó de mi y se puso en pie de un salto. Suspiré.

– Mejor voy a vestirme, hay un futuro ahí fuera que me espera.

Asentí levemente y me quedé observando como se metía en la habitación. Aún algo aturdido por lo que había pasado. No debí haberla besado.

En cuanto Buffy estuvo lista fuimos a ver a Michelle, había un pequeño paseo hasta su casa. Ninguno de los dos sacamos el tema del beso, parecía como si no hubiera ocurrido, en vez de eso fui contestando todas y cada una de las preguntas que Buffy tenía, por cada sitio que pasabamos veía algo que le llamaba la atención. La ropa que le había comprado le quedaba a la perfección. Unos pantalones negros ajustados y una camiseta de mangas cortas de color verde, del mismo verde que sus ojos. Y por fin llegamos.

– ¿Preparada? – le pregunté antes de llamar al timbre.

Buffy asintió levemente – ¿Quién les vas a decir que soy?

– Había pensado decirles la verdad. Además les he hablado de ti – me contuve de decirle que ellos sabían que yo aún la amaba.

– Vale, vamos… – hizo una larga inspiración y yo fui a pulsar el timbre, pero antes de que pudiera hacerlo la puerta se abrió.

– Hey, Spike – me saludó Dean, era el hermano de Anne y tenía quince años – tengo un poco de prisa, luego hablamos.

Se fue dejandonos allí delante de la puerta abierta – Uno de los hijos de Michelle – le expliqué a Buffy mientras cruzábamos el umbral y entrábamos en la casa – ¿Hola? – dije en voz alta. A los dos segundos apareció Anne corriendo y se tiró hacia a mi. No sé por qué esa mocosa me quiere tanto – Hey microbio.

– ¿Qué me has traido? – preguntó ilusionada. Lo había olvidado, le prometí que le traería algo.

– Lo siento, lo olvidé, pero mira, quiero que conozcas a alguien, se llama Buffy.

– ¿Buffy? ¿Es la de los cuentos? – Buffy miró extrañada, en ese momento apareció Michelle y la niña se fue hacia su madre – ¡mamá, mira es Buffy!

Michelle me miró asombrada – Oh Dios, ¿en serio? ¿Cuándo… cuando…? – no terminó la frase, ella sabía toda la historia, sabía que yo esperaba que algún día apareciera.

– Anoche – contestó Buffy.

– ¿Y… estás bien? Bueno, quiero decir que…

– Sí, sí, estoy muy bien. Spike ha cuidado de mi – me miró de reojo y pude ver como una sonrisa se dibujaba en su cara.

– ¿Y tú Spike? ¿Cómo te encuentras?

– Mejor que nunca – contesté siendo totalmente sincero mientras intercambiaba una mirada con Buffy.

– Yo… no sé que decir, venid, sentaos – dijo aturdida – ha sido toda una sorpresa.

Le hicimos caso a Michelle y nos sentamos en el sofá, le conté como había sucedido todo pero no todo lo había sucedido entre nosotros desde que ella llegó. Buffy parecía bastante afectada al principio, pero poco a poco fue cogiendo confianza.

CUARTA PARTE

No lo entiendo ¿cómo puede ser así? Tan… humano, si no tiene alma. Y no es sólo ahora que está jugando con Anne, desde que estoy aquí se ha estado comportando así, es tan bueno conmigo que no parece Spike. Él se había preocupado por mi antes pero de una forma egoísta, sólo porque estaba obsesionado conmigo, pero no como ahora. ¿Y el beso? Fue fantástico, removió algo dentro de mi, algo que nunca me había pasado antes con él, me asusté por lo que aquello podía significar, y cuando le puse fin de esa forma tan brusca él no dijo nada, ni protestó ni insistió, ni tampoco ha vuelto a sacar el tema, todo esto es… desconcertante.

– toma – me dijo Michelle ofreciéndome una taza de té. Yo estaba sentada a la mesa y ella se unió a mi, mientras Spike jugaba con Anne en el sofá.

– Gracias. Es bueno saber que aún se toma el té. Giles estaría contento.

– Tu vigilante ¿verdad?

– Spike os mantiene bien informados ¿Se ha convertido en vuestro profesor de historia o algo así?

– Le gusta contarnos historias sobre ti, siempre habla de la Cazadora y sus Scoobies – mi cara debió entristecerse de inmediato al nombrarlos a ellos porque enseguida me preguntó – ¿los echas de menos, verdad? – asentí leventemente mientras bebía un poco de mi té – siento que no puedas estar con tus amigos, pero bueno… quiero que sepas que nos tienes a nosotros para lo que haga falta – me quedé observando a aquella mujer que se suponía era familia mía. La forma en que me habló me recordó a mamá y su mirada era clavada a la de Dawn.

– Gracias otra vez, esto es mucho más facil de llevar con vosotros por aquí.

Pasamos el día allí y hablamos de muchas cosas. Me sentía muy a gusto en aquella casa, con aquella gente. Después de cenar, bueno, de compartir unas capsulas, decidimos regresar al apartamento de Spike. A casa. Era extraño pero es así como la sentía, como mi casa. Durante el camino Spike estuvo muy callado, demasiado, cuando por fin llegamos, no pude contenerme más y preguntar, sabía que estaba preocupado por algo. – ¿Qué te pasa?

– ¿Por qué me tiene que pasar algo? – dijo dejándose caer en el sofá.

– Te conozco – le dije con suavidad sentándome a su lado – sé que hay algo que me estás ocultando y que te preocupa contarme.

– Es sólo que no sé cómo te lo vas a tomar… – fruncí el ceño intentando pensar de que iba todo aquello – es, es sobre el chip – continuó buscando mi mirada – hace un tiempo que dejó de funcionar – suspiró aliviado por haberlo confesado por fin – Ahora es cuando dices que tienes que estacarme ¿no?

– No, no me gustaría ser la acabara de extinguir la especie – sonreí bromeando, claro que no iba a estacarlo. Ya admiraba su comportamiento cuando creía que su chip funcionaba correctamente, ahora… mucho más – ¿Cómo fue?

Él me devolvió la sonrisa – Al principio se disparaba sin motivo, por cualquier cosa. Los chicos estuvieron bastante preocupados por mi, la verdad, pensé que sería mi final, pero de buenas a primera dejó de dispararse y el dolor desapareció, para siempre. Y no te preocupes que no voy por ahí hincando los colmillos en la gente.

– ¿Por qué? ¿Acaso tienes alma? – pregunté, fue lo único que se me ocurrió pensar, porque de otra forma no podía entender que Spike fuera como es ahora.

– No, pet… no la tengo.

– ¿Entonces? ¿Por qué eres así? Quiero decir… ¿por qué parece que eres bueno?

– Me cansé de aparentar ser un big–bad, ese nunca fui yo realmente, además, siendo bueno, como tu dices, puedo permanecer en sus vidas, tengo su confianza y eso es mas importante para mi que el beber un poco de sangre fresca. Y cuando te acostumbras a las capsulas no están tan mal.

– Ellos te quieren como si fueras de la familia, son muy importantes para ti ¿Verdad?

– Son lo único que me quedaba de ti – contestó encogiéndose de hombros.

– ¿Aún… aún me quieres? – le pregunté con bastante miedo. No porque dijera que no sino porque dijera que sí, tenía miedo de cómo podía terminar aquella conversación.

– Nunca he dejado de hacerlo – confesó con decisión clavando su mirada azul en mis ojos.

No supe que decir. Ante aquellas palabras que me parecieron tan sinceras que asustaban actué de la única forma que Spike y yo conseguíamos entendernos. Me giré sobre sí misma y me quedé sentada sobre él, mirándolo a los ojos, esos ojos tan hermosos que no hace mucho lloraban de alegría por volver a verme. Jamás pensé ser tan importante para él, que su amor hacia mi fuera tan real. Hacía que me sintiera especial. Agaché la cabeza y lo besé, quería demostrarle así todo lo que yo estaba sintiendo. Necesitaba dejar salir de mi aquel sentimiento… ¿amor? ¿estaba enamorada de Spike? Me aterraba pensar que así era. Siempre me había atraído, pero esto era mucho más, además mi familia de este tiempo lo apreciaba, demonios, lo apreciaban más que a mi. Todo estaba bien así. Sentía su lengua en mi boca y estaba bien. Sentía como me rodeaba con sus brazos y estaba bien. Lo que sentía por él no estaba mal.

– Te quiero, Spike – murmuré en su boca.

Él me separó, rompiendo el contacto, agarrándome por los brazos – ¿Qué has dicho?

Me miraba incrédulo, parecía que le costaba asimilar mis palabras – estoy enamorada de ti ¿mejor así? – No dijo nada volvió a besarme mientras mis manos comenzaron a curiosear su cuerpo cubierto por aquella especie de segunda piel negra.

Fue recorriéndome la mandíbula con besos hasta llegar a la oreja – Te quiero, Buff… – oí que susurró en mi oído justo antes de mordisquear el lóbulo. No pude evitar que un gemido saliera de mi boca, giré la cabeza volviendo a buscar sus labios. Los necesitaba.

Gemí al sentir como su miembro se endurecía debajo de mi y bajé una de mis manos buscándolo, intentando hallar alguna forma de liberarlo – ¿Cómo demonios se quita esto? – pregunté entre jadeos. Spike rió, me agarró por la cintura y me dejó a su lado. Se puso en pie y se quedó mirándome.

– Observa, luv. Esto te va a encantar. – dijo alzando su ceja partida mientras pulsaba una especie de botón de una pulsera que llevaba en su muñeca izquierda. Inmediatamente el traje que llevaba remitió, como si se encogiera, como si aquella pulsera lo estuviera absorbiendo. Me quedé boquiabierta sin poder creérmelo y no porque Spike estuviera ante mi totalmente desnudo y mostrando su increíble erección.

– ¡Yo también quiero uno de esos! – dije levantándome del sofá con entusiasmo.

Spike se acercó a mi sonriendo, caminando despacio, lo que hacía que sintiera un pellizco en el estómago, como si tuviera mariposas revoloteando dentro él. Entonces me besó bruscamente, pero no se trataba de unos de esos besos ansiosos que en más de una ocasión nos habíamos dado. Es como si pudiera sentir el amor que tenía por mí, como si me estuviera transmitiendo el dolor de esos cuatro siglos que había estado esperándome y la alegría de tenerme por fin a su lado – Puede parecerte alucinante, pet, pero te aseguro que prefiero mil veces hacer esto – me dijo mientras comenzaba a desnudarme, quitándome la camiseta – He esperado tanto este momento, volver a besarte – me dijo mientras depositaba un beso sobre mis labios – volver a sentirte, escucharte decir esas palabras… que aún creo estar soñando y tengo miedo de despertar en cualquier momento.

– Soy real, Spike… un poco vieja – dije volteando los ojos – pero soy real.

– Sí, es cierto… – dijo sonriendo y luego añadió – aunque yo te gano, pet.

Esta vez fui yo la que inició el beso, era mi turno de hacerle saber cuanto lo amaba. Sí, lo amaba y quería demostrárselo. Y entre besos y caricias llegamos al dormitorio, cuando estuvimos allí me tumbé sobre la cama, yo ya estaba completamente desnuda, preparada para él, preparada para sentirlo y para que me hiciera sentir. Había tenido que viajar al futuro para darme cuenta de que podía ser feliz junto a Spike.


QUINTA PARTE

Desperté al sentir un cuerpo caliente sentándose sobre mi a horcajadas. Recordé que se trataba de Buffy y sonreí. Abrí los ojos lentamente y me quedé contemplando a aquella belleza. Era preciosa, y me amaba.

Me quedé mirandola atentamente, sus ojos verdes conseguían provocar un estremecimiento dentro de mi. Se inclinó despacio sin decir ni una sola palabra y dejé que atrapara mis labios con los suyos, lo hizo con delicadeza como si temiera que los mios fueran a romperse en cualquier momento, aunque de sobra debía saber que no era así. Intenté intensificar el beso pero ella se separó apoyando sus manos sobre mi pecho.

– Hey, mira – dijo con una pequeña sonrisa, cogiendo un pequeño vaso de la mesita de noche – he conseguido prepararte el desayuno – Levanté una ceja confuso… aquello no era ningún logro, simplemente tenía que pedir las capsulas – No me mires así – me dijo arrugando los labios – no es nada fácil manejar ese trasto ¿Sabes?

– Entonces supongo que gracias, pet – le dije llevándome las capsulas que estaban en el vaso a la boca.

– Pensé que necesitarías reponer fuerzas – se excusó ella con una sonrisa. Podía ser encantadora cuando se lo proponía.

– Te has levantado muy animada esta mañana ¿eh? – comenté mientras le pasaba las manos por la espalda, sintiendo la tibieza de su piel bajo mis manos, su suavidad.

– ¿Te apetece algo de acción? Me gustaría entrenar un poco – Aquellas palabras eran música para mis oidos. Hacía mucho tiempo que no tenía una buena pelea.

– Siempre te gustó pelear conmigo, confiésalo, Cazadora – le dije procurando que la frase sonara lo más amenazante posible.

– No te lo tengas tan creído… es sólo que pensé que te gustaría un poco de violencia. No parece que haya mucho que matar por aquí.

– ¿Así que lo haces por mi?

– Exacto – dijo con una sonrisa provocativa, quitándose de encima mía. – pero si no te ves en forma… lo dejaremos para más adelante… ¿o es que tienes miedo de que te de una paliza? – Vale, aquello ya era demasiado, tanta provocación no iba a quedar impune. Me puse en pie de un salto y me coloqué en posición de batalla. Ambos estábamos aún desnudos, sería un combate interesante – eso está mejor, big bad.

Fue ella la que hizo el primer movimiento, lanzando su puño sobre mi nariz, lo primero que pesé es que brotaría un hilito de sangre de ella pero Buffy se había contenido, el golpe no había sido para tanto. La agarré por los brazos y la lancé sobre la cama. Fui a saltar sobre ella pero me lo impidió de una patada que me hizo caer al suelo. Cuando me incorporé ella ya estaba preparada para volver al ataque. Realmente no se trataba de una pelea, simplemente estábamos bailando un poco, como a mi me gustaba, aunque ella parecía disfrutarlo tanto como yo. Después de varios golpes, patadas esquivadas y alguna que otra llave, acabamos en la cama, yo tumbado boca arriba y Buffy sobre mí.

– Creo que he ganado – dijo con una sonrisa mientras recuperaba el aliento – si tuviera una estaca solo quedaría de ti un montón de polvo.

– Entonces es una suerte para mí que el único sitio donde se puedan encontrar objetos de madera sea en los museos…

– No puedo creer que vaya a decir esto pero… ¿me llevas al museo? ¿Crees que me darán trabajo allí, como guía de la sección del siglo veinte?

No pude evitar soltar una carcajada por aquel comentario, así como tampoco pude evitar agarrarla por la nuca y acercar su boca a la mía. Todo era perfecto ahora, pero no era justo para ella, quedarse aquí cuando existía una posibilidad de que volviera – Tengo que decirte algo – le dije moviéndome para que ella se quitara de encima mía. Buffy se echó a un lado mientras yo me quedaba sentado en la cama recostando la espalda contra la pared. Pude ver en ella la preocupación que mis palabras le habían causado, estaba callada, esperando a que siguiera hablando – creo que existe una forma de que vuelvas a tu tiempo.

Frunció el ceño un poco, supongo que intentando asimilar lo que acababa de decirle. Rápidamente se puso en pie – ¿Qué?-dijo alterada – ¡Dijiste que no podría volver, nunca!”

– Sé lo que dije, pero…

– ¿Qué estabas esperando para decírmelo? ¿A qué me acostara contigo? – preguntó enfadada, cruzándose de brazos. Me levanté con agilidad y me quedé de pie frente a ella. La agarré por los brazos y la obligué a que fijara la vista en mi.

– Claro que no, simplemente yo no… no quería decirte nada hasta que no fuera seguro, no quería darte falsas esperanzas, eso es todo.

– Pero…

– Escúchame – le dije para interrumpirla, más que enfadada parecía estar dolida, tenía que explicárselo – encontré un par de amuletos entre los restos de los demonios que te trajeron, creo que son los que pueden devolverte a tu época. Lo he estado hablando con Michelle y ella opina lo mismo, falta un tercero, te lo estoy diciendo ahora porque puede que durante la batalla saliera despedido a alguna parte… ¿recuerdas algo de eso? Piensa Buffy. Si encontramos ese medallón que falta podrás regresar.

Me deshice del agarre de Spike y di un paso atrás, no quería su contacto después de lo que me estaba diciendo – ¿Tú… tú no quieres tenerme aquí contigo? ¿Quieres que me vaya? – pregunté mientras él llevaba su mano hasta mi mejilla.

– Claro que quiero tenerte a mi lado, Buffy. Pero este no es tu lugar, no es tu tiempo… debes marcharte. Yo podré soportarlo sabiendo que…

No quería que terminara aquella frase así que lo callé con un beso al que se unieron las lágrimas. Yo amaba a este Spike, ya había asumido que no podría volver, que nunca volvería a ver a los chicos, ellos ya había vivido su vida sin mi y habían sido felices ¿y si al volver yo lo estropeaba todo? Dawn no se marcharía a L.A. con papá, por ejemplo y seguramente no conocería al hombre con el que terminó casándose. Lo tenía claro, mi futuro estaba aquí, con Spike y mi nueva familia… Además, sé cuanto sufriría él si yo me iba ahora, había estado esperándome mucho tiempo, no podía hacerle eso. Sabía de qué medallón me hablaba Spike, yo se lo arranqué a aquel demonio, no fue a parar muy lejos, pero… ¿debía decírselo? Sé lo cabezota que puede llegar a ser, si le digo que quiero quedarme con él aunque pueda irme, no dejará de insistir hasta que me vaya, si él, que no tiene alma, puede hacer eso por mi, pensar solo en mi felicidad, yo también puedo hacerlo, por él. Por nosotros, no me voy a ir. – No sé nada de ningún medallón Spike. Olvídalo, no hay forma de que pueda volver, tú lo dijiste. No regresé así que no lo haré. Soy feliz aquí contigo aunque aún tenga mucho a lo que acostumbrarme.

– Podríamos ir a mirar, yo lo he buscado pero puede que esté por allí y no lo haya visto, en algún sitio tiene que estar ¿no? – y seguía insistiendo. Lo mejor era dar por zanjado este asunto cuanto antes, para que pudiéramos seguir con nuestras vidas aquí.

– Vamos a vestirnos y busquemos ese amuleto, pero si no encontramos nada, olvidaremos todo esto ¿vale? – Él simplemente asintió ante mis palabras.

En una hora estábamos en el descampado del bosque donde aparecí, buscando aquello que yo no quería encontrar – Es una pena que tengas que usar esas gafas de sol – le dije rompiendo el silencio.

– ¿por qué? – frunció el ceño – ¿No me quedan bien?

– No, no, te quedan muy bien, pero… tienes unos ojos muy bonitos, lo son bajo la luz de la luna, seguro que lo serían mucho más ahora.

– ¿Estás ligando conmigo, cazadora? – me preguntó alzando su ceja.

– Piensa lo que quieras… – dije avanzando un poco mientras me llevaba las manos a la espalda de forma coqueta. Seguramente de no haber estado tan preocupado buscando el amuleto habría salido detrás de mi y me habría devorado a besos, y yo me habría dejado, ya lo creo, pero estábamos aquí para otra cosa – voy a buscar por aquella parte.

– Genial, yo miraré por aquí.

Yo tenía una idea de donde podía estar el amuleto así que disimuladamente me fui acercando a la zona, hasta que lo vi, colgando de un arbusto, me agaché y lo cogí. Ese pequeño objeto era mi única oportunidad de volver. Cerré con fuerza mi mano y giré la cabeza buscando a Spike, estaba unos metros más allá concentrado en su búsqueda. Sonreí por un instante. Se me hacía raro poder verlo a la luz de sol. Inspiré profundamente y dejé salir el aire con lentitud, buscaba las fuerzas necesarias para hacer lo que había planeado. Dejé caer el amuleto al suelo, agarré una especie de piedra que había allí cerca y le di un golpe, partiéndolo en varios trozos más pequeños. Excavé un pequeño hueco y enterré lo que quedaba de aquel amuleto allí, cubriéndolo luego con más tierra y colocando la piedra sobre él. Me levanté y me fui a buscar a Spike.

– ¿Has tenido suerte, luv? –preguntó al ver que me acercaba. Sonreí, la verdad es que sí, había tenido mucha suerte al encontrarme con él en este tiempo.

– No, por allí no está. Spike, de verdad, olvidémoslo.

– Pero estás tan cerca de poder volver a casa – suspiró.

– Ya estoy en casa – le dije acariciándole la mejilla – estoy contigo ¿no?

Spike me pasó el pelo por detrás de la oreja y se acercó más a mi, uniendo sus labios con los mios que se entreabrieron invitándolo a entrar. Aquel beso era el comienzo de un nuevo futuro. Ahora lo entiendo, fue por eso por lo que no regresé, por él, porque una vez que estuve aquí no quise dejarlo y ahora, mientras siento su contacto estoy segura de que jamás lo haré.

FIN

No hay comentarios: